Dos antiguos miembros de la Volkssturm que se rindieron a la 53ª División de Infantería (galesa) en Bocholt, el 28 de marzo de 1945.
Presionado por el avance de los ejércitos enemigos en ambos frentes, Adolf Hitler jugó su carta final en la Segunda Guerra Mundial movilizando a todos los hombres civiles alemanes entre dieciséis y sesenta, adoctrinados para una defensa apocalíptica final del Reich. Fotografía tomada por el sargento Walker.
© IWM (BU 2810) / interpretación artística 2019.
(Color de Julius Jääskeläinen)
La milicia Volkssturm en una ceremonia de juramento en Danzig hoy Gdańsk, Polonia (Alemania anexó la mayor parte del oeste de Polonia y Danzig). Dos milicianos armados con lanzagranadas antitanque Panzerschreck, y el de la izquierda con una ametralladora MG-42.
1944
1944
El Volkssturm, creado tanto para elevar la moral nacional como para reforzar las defensas caídas, ha sido visto como un factor insignificante en la guerra.
David Yelton contrarresta esa visión con nuevas ideas sobre por qué el alto mando alemán buscó este medio para prolongar una guerra perdida, y por lo que tantos civiles optaron por luchar hasta el final.
Volkssturm – Mann. En la Fotografía observamos a un miembro de la reciente formada Volkssturm o Tropa del Pueblo creada por Josef Goebbels para contrarrestar la Ofensiva Aliada.
Diciembre de 1944.
Número. de Archivo: Bild 146-1987-058-34
El Ejército alemán, a partir del invierno de 1941-42, como consecuencia de la acumulación de bajas en todos los frentes, empezó a sufrir una escasez de efectivos que se fue haciendo cada vez más crónica. Debido a la situación en el Frente del Este y a la descomposición del Frente Oeste en verano de 1944, y por tanto, a la proximidad del enemigo a las fronteras alemanas, las autoridades tomaron medidas de emergencia. Hitler llamó a todos los hombres entre dieciséis y sesenta años para que se alistaran en el Volkssturm (Ejército del Pueblo) en septiembre de 1944. Estos hombres eran el último recurso para defender Alemania y contribuir a la victoria.
Los hombres que trabajaban en la industria de armamentos y que cumplían horarios de setenta y dos horas semanales, sólo asistirían a la instrucción los domingos.
Según los datos estadísticos, con estos reclutas se podía contar con una fuerza militar adicional de 5 millones de hombres. Martin Bormann era el responsable de todos ellos.
No solamente se enroló a los hombres, sino incluso a las mujeres, siendo ésta otra promesa traicionada por Hitler, de acuerdo a sus discursos de los años treinta en el sentido de que las mujeres no eran soldados y de que no serían empleadas por las fuerzas armadas.
En consecuencia, el valor militar de tales unidades era escaso. En Alemania, a diferencia de Inglaterra, el gobierno no tuvo la previsión de organizar las reservas desde el comienzo del conflicto, y cuando lo hizo, era demasiado tarde y la guerra estaba ya prácticamente perdida.
El armamento para equipar al Volkssturm se obtuvo de las armas provenientes del desarme de los italianos, de armas capturadas en diferentes frentes, armas de caza y deportivas y de la producción de fusiles y subfusiles muy simples que fueron fabricadas por la empresa de Carl Walther y por artesanos de toda Alemania.
Estos soldados, pobremente armados, no fueron rival para las tropas Aliadas. Muchas veces, estas unidades cuando se enfrentaron directamente a las tropas enemigas abandonaban el combate y acabaron entregándose, o se disolvieron y escaparon en cualquier dirección. Sin embargo no faltaron los casos de heroísmo y de resistencia a ultranza por parte de grupos de niños y ancianos mal entrenados y peor equipados.
Los Volkssturmers fueron enviados a luchar al frente del Este, ante la amenaza del inminente cruce de las fronteras de Alemania por parte del Ejército Rojo. Muchos de estos voluntarios lucharon careciendo de entrenamiento y equipamiento militar adecuado, falleciendo en grandes cantidades. El Volkssturm fue disuelto junto con el Ejército regular al final d
Se optó por el batallón como unidad estándar de organización debido sobre todo a la falta de suficientes suministros y armas para la creación de unidades mayores.
Los batallones Volkssturm recibían su propia denominación organizativa relacionada con su procedencia. Dicho nombre constaba de dos partes: el número de Distrito al que correspondía, más el número de batallón, éste, correlativo con el de los demás batallones del Reich.
Los nuevos combatientes eran equipados con armas de “2ª o 3ª mano” las cuales habían pasado previamente por controles de calidad. También les era entregado material capturado en los diferentes países conquistados por Alemania desde el inicio.
El armamento sólo fue suministrado adecuadamente a los primeros batallones formados, los más tardíos carecían incluso de armas o se les entregaban escopetas de caza. A veces, los milicianos desarmados sin posibilidades efectivas de combatir eran enviados a sus casas por los dirigentes del partido.
Un batallón Volkssturm contaba en sus filas entre 360 y 640 hombres disponiendo de un armamento (teórico):
-6 morteros ligeros.
-6 panzerschreck.
-27 panzerfaust.
-Rifles carabina VG 1-5 Volkssturm-Gewerh o Versuchs-Gerat 1-5.
-También usaron el VK98, el VG1, VG2, VG3 y VG4.
-Volkspistolen (pistolas diseñadas para el Volkssturm).
El uniforme era otra variopinta parte del equipo de un Volkssturm.
En la mayor parte de los casos, la única muestra visible de uniforme regular era la banda (brazalete) que los nuevos soldados debían portar en su brazo izquierdo con la inscripción “Deutscher Volkssturm” u otra semejante en la que rezaba la inscripción “Deutscher Volkssturm Wehrmacht”, frecuentemente sobre sus ropas personales, ya que aunque se había previsto que con posterioridad fueran entregados uniformes grises del NSDAP y el mismo modelo de casco usado por las tropas de montaña, éstos fueron escasamente proporcionados a los milicianos, que usaban su ropa de civil, monos o ropa de trabajo de los diferentes oficios de los que provenían los reclutas, uniformes anticuados de la Gran Guerra o uniformes fruto de donaciones particulares.
La uniformidad dependía mucho de la zona geográfica y del Gau al que perteneciera el Volkssturm.
Ilustración de un antiguo SS-Oberscharführer y miembro del Volkssturm de 1945 utilizando su antiguo uniforme de las Allgemeine-SS, con un casco de acero de la Luftschutz y la obligatoria ‘Deutsche Volkssturm Wehrmacht’ (cinta de brazo) armado con una MP-40, un Panzerfaust y una granada de palo modelo 1943. Obra del artista Paul Hannon
A pesar de la precaria configuración del uniforme, generalmente los ejércitos enemigos, tanto soviéticos como aliados occidentales, reconocían y trataban a los Volkssturm como a soldados de la Wehrmacht.
En los primeros días del Volkssturm, las campañas de propaganda creadas por Goebbels, consiguieron convencer a muchos mediante impactantes eslóganes de que la derrota podía ser evitada, e incluso de la posibilidad de invertir el curso de los acontecimientos. Seguir la “sagrada llamada del Führer” o “Creer, Luchar y Ganar” y otros muchos lemas mostrados en películas cinematográficas perseguían elevar la moral de los integrantes de la milicia y por tanto sus deseos de combatir por la victoria.
Salvo excepciones, la moral de estas nuevas tropas nunca fue en general muy alta, y sólo aquellos que no tenían un conocimiento realista de los acontecimientos bélicos, creían que la victoria era aún posible. La mayoría pensaban que eran enviados a combatir como un esfuerzo desesperado e inútil.
Muchos milicianos desertaron cuando tuvieron ocasión, regresaron a sus casas arriesgándose a enfrentarse a un tribunal militar y al pelotón de ejecución.
A menudo, sólo los reclutas de avanzada edad que habían servido en el Ejército durante la Primera Guerra Mundial, mostraron un auténtico sentido militar de disciplina, así como los jóvenes voluntarios de las Hitlerjugend (Juventudes Hitlerianas), que atesoraron el mayor número de condecoraciones y acciones meritorias, de las cuales las más conocidas son las que se llevaron a cabo en la batalla final por Berlín contra las tropas acorazadas soviéticas.
En la Batalla de Berlín, el Volkssturm sufrió numerosísimas bajas, muchas veces a manos de las mismas tropas alemanas, ya que sin experiencia de combate se cruzaban en la línea de fuego de sus propios compañeros, atacándose en medio de la confusión.
Berlín era defendida por el 9º Ejército (90.000 hombres), los soldados del Volkssturm se asentaron principalmente en el norte de la ciudad y al sur. Fue en esas zonas donde se realizaron los mayores ataques soviéticos y en donde el Volkssturm resistía casa por casa.
Volkssturm. Tomando confianza con el Panzerfaust 1945
El instructor usa una feldbluse M43, gorra Feldmütze M43 y el hombre con el Panzerfaust 30 al hombro lleva el Stalhelm (Casco) M38 "Gladiator" con la Insignia frontal de la Luftschutz
GALERÍA FOTOGRÁFICA
FUENTES y Bibliografía:
https://www.taringa.net/+info/el-volkssturm-completo-segunda-guerra-mundial_12zfvlhttps://www.taringa.net/+militares_en_t/volkssturm-durante-la-segunda-guerra-mundial_u2v7d
Klaus Mammach: Der Volkssturm. Das letzte Aufgebot 1944/45. Pahl-Rugenstein, Köln 1981, ISBN 3-7609-0642-7.
Alastair Noble: The People’s Levy. The Volkssturm and Popular Mobilisation in Eastern Germany 1944–45. In: Journal of Strategic Studies. 24, 2001, S. 165–187.
David K. Yelton: „Ein Volk steht auf.“ The German Volkssturm and Nazi Strategy, 1944–45. In: Journal of Military History. 64, 2000, S. 1061–1083.
Franz W. Seidler: „Deutscher Volkssturm“. Das letzte Aufgebot 1944/45. 2. Auflage. Herbig, München 1991, ISBN 3-7766-1608-3.
David K. Yelton: Hitler’s Volkssturm. The Nazi Militia and the Fall of Germany 1944–1945. Univ. of Kansas Press, Lawrence, Kans. 2002, ISBN 0-7006-1192-4.
David K. Yelton: The SS, NSDAP, and the Question of Volkssturm Expansion. In: Alan E. Steinweis, Daniel E. Rogers (Hrsg.): The Impact of Nazism. New Perspectives on the Third Reich and its Legacy. Univ. of Nebraska Press, Lincoln 2003, ISBN 0-8032-4299-9, S. 167–181.
Pedro Pablo Romero Soriano PS