El descalabro con que el Ejército alemán terminó en Rusia el año 1941 y comenzó el 1942, además de casi el millón de hombres que el frente se había tragado a lo largo de los seis meses de campaña, provocó la furia de Hitler, que decantó sacrificando a una legión de oficiales superiores, algunos de los cuales como Hoepner y Sponeck fueron humillados públicamente, además de ser despojados de sus mandos. Entre los sacrificados podemos mencionar al Mariscal de Campo von Brauchitsch, Comandante en Jefe del Heer; los Mariscales de Campo von Rundstedt y von Bock, Jefes de los Grupos de Ejército Sur y Centro, respectivamente y el General Heiz Guderian, el reputado hombre de los Panzer. Les siguió el Jefe del Grupo de Ejércitos Norte, el Mariscal de Campo von Leeb, relevado de su mando el 18 de Enero de 1942. Un día antes, el Mariscal de Campo von Reichenau, que había sustituido a Rundstedt, murió de una embolia, provocada por lo que hoy llamaríamos un estado de stress agudo. El General Udet, héroe de la Luftwaffe, se suicidó el 17 de Noviembre de 1941, por motivos nunca del todo aclarados. Treinta y cinco Generales de Cuerpo de Ejército y de División fueron reemplazados en el transcurso de la retirada del invierno 41-42. Además de esto, según declararía von Manstein a sus interrogadores después de la guerra, acerca de que fue de los jefes culpables de haber perdido batallas o de haberse rebelado contra las órdenes del Führer, de 17 Mariscales, diez fueron enviados de vuelta a Alemania, tres fusilados a raíz de los sucesos del 20 de Julio de 1944 y solo uno mantuvo su mando hasta el final. De 36 Generalobersten, 18 fueron enviados a Alemania, cinco serían fusilados o degradados y solo tres consiguieron mantener sus funciones durante toda la guerra.
FUENTE:
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(Joaquín Pérez)
Pedro Pablo Romero Soriano PS
