En un fin de semana de primavera pero con tiempo invernal, convivimos con otros compañeros de armas, de aventuras y desventuras en este encuentro de hermandad.
Dormimos en el campamento, comimos un excelente rancho y participamos de unas escaramuzas modestas pero intensas con todos los participantes, que al fin y al cabo no eran enemigos si no todo lo contrario, amigos y camaradas.
Aunque las inclemencias meteorológicas no lo pusieron fácil, con un frío luterano que helaba las ideas, no es menos cierto que el evento dió mucho de sí y se consolida año a año, un gran fin de semana en Montalbanejo.
Pedro Pablo Romero Soriano PS