Prisionero en la URSS

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La batalla de Moscú 2 de octubre de 1941- 7 de enero de 1942

Un soldado alemán levanta los brazos en señal de rendición ante un soldado soviético que tiene su rifle apuntando a el durante la Batalla de Moscú. Cerca de Moscú, Rusia en la Unión Soviética, 1 de diciembre de 1941. Debido a la resistencia tanto en el lado norte como en el sur de Moscú, el 1 de diciembre, la Wehrmacht intentó una ofensiva directa desde el oeste a lo largo de la carretera Minsk-Moscú cerca de la ciudad de Naro-Fominsk. Esta ofensiva tenía un apoyo limitado de tanques y estaba dirigida contra extensas defensas soviéticas. Después de encontrar resistencia determinada de la 1.ª División de Fusileros Motorizados de la Guardia Soviética y contraataques de flanco organizados por el 33er Ejército, la ofensiva alemana se estancó y fue rechazada cuatro días más tarde por la contraofensiva soviética (Glantz, capítulo 6, sub-ch. "A las puertas", págs. 80ff.). Coloreado por Marina Amiral


Si bien puede ser una instantánea propagandística, no deja de ser, para mí, asombrosa. Un soldado soviético apunta a un soldado alemán que levanta sus manos en señal de rendición.
Si bien rendirse en la guerra entre alemanes y soviéticos no era la mejor opción, a veces las ganas de vivir, la situación del momento o el desenlace del combate, hacían que muchos depusieran sus armas.
A este prisionero, le queda un largo camino hacia el campo de cautiverio, gulag o, en el mejor de los casos, en algún centro del NKVD para prisioneros encargados de reconstruir alguna ciudad destruida, como lo fue en Stalingrado.
Pero ojo! Que se quedaran a reconstruir la ciudad no era garantía de supervivencia. Aunque trabajar tenía mejores beneficios como por ejemplo, la comida; mayor trabajo, más comida.
La ración diaria de un prisionero consistía en 400 gramos de pan (a partir de 1943, hasta 600-700 gramos), 100 gramos de pescado, 100 gramos de grano molido, 500 gramos de verduras y patatas, 20 gramos de azúcar, 30 gramos de sal. Para generales y prisioneros enfermos había ración aumentada. Claro que solo son números. En la realidad, en tiempo de guerra, rara vez se repartía la ración íntegra.
Los prisioneros de Stalingrado, recurrieron al canibalismo, debido a que los soviéticos no contaban con la logística para alimentar a tantos prisioneros o por desidia, hubo de ambas cuestiones.
"El hambre –comentó el doctor Hans Dibold- cambiaba la psicología y el carácter visiblemente en los patrones de comportamiento e invisiblemente en los pensamientos de los hombres. Tanto los soldados alemanes como los rumanos recurrieron al canibalismo para mantenerse con vida. Se hirvieron finas tajadas de los cuerpos congelados. El producto final era ofrecido como «carne de camello»
Aquellos que la comían eran rápidamente reconocibles, porque su complexión adquiría un tinte rojo, en vez de la palidez verde grisácea de la mayoría. Los gustos de los caníbales se fueron refinando. Comenzaron a surgir rumores acerca de grupos de caníbales que ayudaban a morir a los camaradas moribundos, pues sus cuerpos aun no se congelaban y sabían mejor. Sólo a punta de pistola pudieron los rusos forzar a los prisioneros a desistir de esa barbarie..."
("Soldier's Odyssey on the Eastern Front").
Según datos oficiales, en el cautiverio alemán fallecieron el 58 % de los rusos capturados, mientras que solo el 14,9 % de los alemanes murieron en los campos rusos.
Siempre digo, que los prisioneros alemanes la pasaron mejor que los prisioneros soviéticos, de eso no hay duda, pero, no quiere decir que los teutones estaban en el paraíso, como pudieron ver.

Vuelta a casa

La madre de un prisionero agradece a Konrad Adenauer a su regreso de Moscú el 14 de septiembre de 1955


Adenauer regresó a Colonia después de negociar la liberación de los últimos 10.000 prisioneros de guerra, en 1955.
Adenauer había logrado concluir las negociaciones para la liberación a Alemania, a fines de ese año, de 15.000 civiles alemanes y prisioneros de guerra. Konrad Adenauer negoció personalmente todo el asunto con el gobierno soviético, lo que resultó en un gran aumento de popularidad para él y en imágenes como esta.
El evento en que se tomó esta famosa foto es parte de lo que se conoce como “Die Heimkehr der Zehntausend” (El retorno de los 10.000), ya que fueron los últimos prisioneros de guerra alemanes en la Unión Soviética en ser liberados. El regreso de los prisioneros de guerra alemanes fue parte de una campaña soviética para establecer relaciones diplomáticas con la Alemania occidental, que era muy impopular en el Bloque Oriental y en la propia Unión Soviética.
Aproximadamente tres millones de prisioneros de guerra alemanes fueron capturados por la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de ellos durante los grandes avances del Ejército Rojo en el último año de la guerra. Los prisioneros de guerra se emplearon como trabajo forzoso en la economía soviética en tiempos de guerra y en la reconstrucción de posguerra.
En 1950 casi todos habían sido liberados. En 1956, el último POW alemán que sobrevivió regresó a casa de la URSS. Según los registros soviéticos, 381.067 alemanes Wehrmacht POW murieron en los campamentos de la NKVD (356.700 ciudadanos alemanes y 24.367 de otras naciones).
El historiador alemán Rüdiger Overmars sostiene que parece totalmente plausible, aunque no comprobable, que un millón haya muerto bajo la custodia soviética. Él cree que entre los reportados como desaparecidos había hombres que murieron como prisioneros de guerra.

La foto del año

Una niña alemana conoce a su padre, un soldado de la Segunda Guerra Mundial, por primera vez desde que tenía 1 año cuando se fue. (Esta famosa fotografía de Helmuth Pirath fue la ganadora en 1956 del World Press Photo of the year).
La fotografía se llama "Spätheimkehrer" (Repatriados tardíos, en español), y retrata el encuentro de una niña con su padre de regreso del cautiverio soviético en 1955.
Tras las negociaciones del canciller Konrad Adenauer en Moscú, se logró la repatriación de los últimos 10.000 alemanes cautivos tras el Telón de Acero.

Estos prisioneros de guerra alemanes regresaron a sus hogares a través del Grenzdurchgangslager Friedland, un campo de tránsito para refugiados, residentes, soldados y personas desplazadas (establecido desde septiembre/1945 en Niedersachsen).

 Esta famosa fotografía de Helmuth Pirath fue la ganadora en 1956 del World Press Photo of the year.

1959. "Un pequeño gato de un campamento de Stalingrado llegó a Alemania.
A pesar del alambre de púas, el hambre y el frío, los retornados nunca olvidaron amar a los animales. 
Friedrich Rath, de Colonia, se llevó a este pequeño gato a la frontera con Alemania"



LOS ÚLTIMOS 10.000

El 07/06/1955 el canciller Konrad Adenauer recibía en Bonn de forma inesperada la invitación de los nuevos líderes soviéticos Nikita Kruschev y Nikolai Bulganin. El motivo: el establecimiento de relaciones diplomáticas y, en general, tratar asuntos “que afectan a toda Alemania”.
Institutos de opinión indicaban que la mayoría de los alemanes eran partidarios de que aceptara. Adenauer vacilaba y el 30/06/1955 señaló su disposición a negociar.
El 08/09/1955 emprendió su viaje. El momento era oportuno. La muerte de Stalin en 1953 había propiciado unos años de deshielo político. Y curiosamente fue allí, en Moscú, donde Adenauer cosechó su mayor éxito al negociar la vuelta a casa de los últimos prisioneros de guerra.
La mayoría de ellos habían sido juzgados en arbitrarios y masivos procesos estalinistas y ya tenían que haber sido liberados. Es cierto que algunos eran criminales y fueron condenados a cadena perpetua a su vuelta a Alemania.
Dentro de esos “últimos 10.000” había además un gran número de civiles en campos de internamiento soviéticos. Curiosamente, era este un tema que en ningún momento había sido considerado como aspecto central de la visita en la que más que negociaciones hubo un duro pulso político.
Sin embargo, Adenauer hizo saber que sin avances en la cuestión de la reunificación y la vuelta de prisioneros y deportados no habría relaciones diplomáticas.
Después de un cálido recibimiento las discusiones se tornaron agrias. Bulganin afirmaba que los prisioneros alemanes eran todos criminales, asesinos de mujeres y niños. Por su parte, Adenauer criticaba los asesinatos y violaciones masivas del Ejército Rojo.
Kruschev y el ministro de Exteriores, Viacheslav Molotov, estaban furiosos. Hasta que Adenauer, aludiendo al pacto Hitler-Stalin negociado por Molotov, preguntó: “Quién ha firmado el pacto con Hitler, usted o yo?”.
Las 2 partes se disponían a poner termino a las reuniones sin acuerdo. No obstante, Adenauer se mantuvo firme: rezó arrodillado durante horas en la única iglesia católica de Moscú y se negó a partir.
El día 12, junto con el diputado socialdemócrata Carlo Schmidt, uno de los padres de la Ley Fundamental, volvió a pedir la liberación. Durante horas apelaron a la generosidad del pueblo ruso; el que más sufrió durante la conflagración con un terrorífico saldo de 20 millones de muertos.
Gracias a Schmidt, gran conocedor de la literatura rusa, el ambiente volvió a relajarse. Los liberados deben su vuelta a los esfuerzos tanto de Schmidt como Adenauer.
El regreso a Alemania fue triunfal. Nunca Adenauer había sido tan celebrado. En las elecciones federales de 1957 su partido, la democracia cristiana, obtuvo la mayoría absoluta.
Al aterrizar en el aeropuerto Colonia/Bonn (hoy aeropuerto Konrad Adenauer) el 14/09/1955 se produjo la escena que caracterizaría su mandato.
Una mujer mayor –una madre desesperada– se le acercó, le tomó las manos y se arrodilló. El canciller de 79 años intentó incorporarla pero ella le besó las manos y desapareció.
Adenauer pudo haber manipulado la situación política a su favor. No lo hizo. Fue popular, jamás populista. Un patriota, nunca un nacionalista.
Fiel a sus principios sin ser ideológico. Alemania, en su hora más difícil, contó con el hombre indicado para la reconstrucción.

















































Sobrevivientes de Stalingrado liberados de su cautiverio


Reinhard Kunze

Liberado el último prisionero de guerra alemán de la Segunda Guerra Mundial. El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, anunció que en un acto de buena voluntad, el gobierno de Moscú estaba dispuesto a dejar a un lado su "orgullo nacional" y mostrar su "generosidad y buena voluntad" por dejarlo ir a casa. Cuando fue capturado por las tropas soviéticas durante la batalla de Berlín, era un joven de sólo 14 años en enero de 1945, y estuvo preso durante los últimos 69 años en varios campos de trabajos forzados.
Aproximadamente tres millones de prisioneros de guerra alemanes fueron capturados por la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de ellos durante los grandes avances del Ejército Rojo en el último año de la guerra. Los prisioneros de guerra fueron empleados como mano de obra forzada en la economía de guerra soviética y la reconstrucción de la posguerra.
En 1950, casi todos habían sido puestos en libertad. Oficialmente, los últimos sobrevivientes prisioneros de guerra alemanes regresaron a casa después de la URSS en 1956, pero ahora está claro que no era del todo cierto.







FUENTES:

https://www.facebook.com/La2daGuerraMundial2/photos/a.104858351106596/265607841698312/
https://elrincondeschlosser.blogspot.com/2017/02/la-derrota-del-eje-prisioneros.html
https://elrincondeschlosser.blogspot.com/2018/09/rheinwiesenlager-los-campos-de.html
https://elrincondeschlosser.blogspot.com/2017/03/reinhard-kunze-el-ultimo-prisionero-de.html











Es recio mantener la neutralidad política e ideológica por el bien moral e histórico y ceñirse solamente a los hechos.





























Pedro Pablo Romero Soriano PS

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