En 1941, el fabricante alemán Arado intentó satisfacer un requerimiento de la Kriegsmarine (marina alemana) que solicitaba un sencillo pequeño hidroavión de reconocimiento que pudiese almacenarse en una bodega de submarino de 7,50m de largo y apenas 3 de ancho, y armarse y desarmarse en un tiempo récord de no más de 5 minutos, para minimizar el tiempo con el submarino emergido en la superficie y así dejarle menos expuesto y vulnerable a ser localizado y atacado.
El resultado fue el Ar-231, un monoplaza de ala parasol (sujeta por montantes encima del fuselaje, como algunos aparatos del período de entreguerras) muy sencillo, con alas y flotadores plegables, y un motor de muy baja potencia (160cv).
Su principal característica eran sus alas: estaban divididas en tres secciones- la central y las exteriores, y estas últimas, al abrirse, quedaban a distintos niveles respecto a la sección central.
Tal vez fuese este extraño detalle el que hizo del Ar-231 un aparato muy inestable y difícil de pilotar, tanto sobre el agua como en vuelo, incluso con buen tiempo.
Al final el proyecto fue cancelado en 1943 a favor del helicóptero FA-330 sin que el Ar-231 apenas hubiese entrado en servicio.
Los japoneses intentaron algo muy parecido con el mucho más grande, potente, capaz y completo Aichi M6A1 Seiran, a bordo de los gigantescos submarinos japoneses serie I-400.
FUENTE:
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Crónicas de la Segunda Guerra Mundial y Conflictos Anexos (1931-1945)
Gustavo Roberto Ojeda
Pedro Pablo Romero Soriano PS
