Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial el Scho-ka-kola comenzó a distribuirse entre los pilotos de la Luftwaffe y entre ellos se conocía como Fliegerschokolade (chocolate de los aviadores). De todos es conocido el aporte energético del chocolate, pero si en la elaboración se incluyen el café y la nuez de cola el resultado final es un producto estimulante, que aumenta la capacidad de concentración y disminuye la sensación de hambre y fatiga… ideal para que los pilotos alemanes se mantuviesen despiertos y alerta en vuelos nocturnos y prolongados. Por lo menos, más natural que el Pervitin y la Metedrina, metanfetaminas, similares al speed, que tomaban las fuerzas terrestres alemanas y la RAF (Fuerzas Aéreas Británicas) respectivamente.
A fecha de hoy todavía se sigue comercializando este chocolate, en el mismo formato y con alguna pequeña modificación en la elaboración, y se ha añadido una nueva variedad en caja azul y blanca, el chocolate con leche.