En la imagen; Almirante Giulio Graziani y X Flottiglia MAS. El chico de la foto es Franco Grechi, entre los más jóvenes a unirse a la RSI, (República Social Italiana), con 12 años de edad y adoptado como mascota del Batallón Barbarigo de la Décima MAS. Italia, 1943
La figura de Franco Grechi (1932–2015), uno de los más jóvenes integrantes vinculados a la República Social Italiana (RSI) y especialmente a la Décima Flotilla MAS (Xª MAS). Su historia —a medio camino entre la realidad documentada y la memoria de posguerra— constituye un caso paradigmático para comprender el uso de menores por fuerzas militares italianas entre 1943 y 1945, así como los procesos de reconstrucción memorial llevados a cabo por los veteranos de la RSI tras 1945. A través del análisis de su biografía, las operaciones del Batallón Barbarigo en Nettuno y la trayectoria veterana posterior, se pretende contextualizar la figura de Grechi en el marco de los estudios contemporáneos sobre fascismo tardío, memoria de guerra y mitologías neofascistas.
La República Social Italiana, establecida en septiembre de 1943 tras la ocupación alemana del norte de Italia, generó un conjunto de fuerzas militares y paramilitares cuyo estudio histórico ha sido objeto de renovadas investigaciones en las últimas décadas. Dentro de este marco, la Xª MAS, dirigida por Junio Valerio Borghese, ha adquirido un papel destacado tanto por sus acciones militares como por la intensa producción memorial posterior.
Entre las figuras que circularon en este universo destaca Franco Grechi, quien afirmaba haberse integrado a los doce años como “mascota” del Batallón Barbarigo. Su figura emerge en la historiografía como un ejemplo de la movilización emocional, simbólica y propagandística de jóvenes —y en ocasiones niños— dentro de la RSI.
Según su propio testimonio, Grechi nació en 1932 y se presentó en las oficinas de reclutamiento de la Xª MAS en La Spezia en 1944, manifestando su deseo de servir en las fuerzas que continuaban la lucha junto a Alemania tras el armisticio del 8 de septiembre de 1943. La anécdota de su presunta orfandad —por él mismo reconocida como ficticia— constituye un elemento típico de las narrativas de adhesión juvenil en contextos de guerra civil, donde la legitimación personal se entrelaza con el discurso del sacrificio nacional.
La documentación disponible sobre la edad exacta de los jóvenes vinculados a unidades de la RSI es limitada; sin embargo, la historiografía reconoce que existieron casos de adolescentes empleados como enlaces, auxiliares o “mascotas”, especialmente en unidades de fuerte carga ideológica. La Xª MAS, en proceso de militarización y politización creciente desde finales de 1943, no fue una excepción.
El Batallón Barbarigo, primera unidad de la Xª MAS desplegada en un frente convencional, participó en la defensa del sector alemán en la cabeza de puente de Nettuno–Anzio entre febrero y mayo de 1944. La literatura especializada estima que la unidad sufrió aproximadamente un 50% de bajas, cifra coherente con las condiciones del frente y confirmada por estudios militares sobre la campaña.
La presencia de Grechi en el puesto de mando —según los testimonios disponibles— se explicaría por su edad, que impedía su empleo en combate directo. Su estancia bajo bombardeos, privaciones y retirada hacia Roma refleja las condiciones extremas de aquel frente, ampliamente documentadas en la historiografía de la campaña aliada en Italia.
No obstante, debe subrayarse que la figura del “niño del Barbarigo” adquirió, ya desde la posguerra, un carácter simbólico, utilizado para reforzar la imagen de una Xª MAS heroica y cohesionada, en contraste con la visión historiográfica dominante que subraya el profundo vínculo orgánico de la unidad con la ocupación alemana.
Tras el colapso de la RSI en abril de 1945, Grechi regresó a La Spezia, donde la represión antifascista sobre familias vinculadas a la RSI está documentada en numerosas fuentes locales, especialmente en el contexto de la justicia sumaria y las “depuraciones” informales del inmediato posguerra.
Durante las décadas siguientes, Grechi se convirtió en una figura activa dentro de las asociaciones de veteranos de la RSI y particularmente de la Xª MAS. Su testimonio —marcado por una fuerte dimensión afectiva y de reivindicación moral— debe situarse en el marco más amplio de la memoria neofascista italiana, estudiada por autores como Mimmo Franzinelli, Giovanni De Luna y Nicola Labanca. En esta esfera, narrativas como la suya sirvieron para reforzar una identidad de derrota honorable, sacrificio juvenil y solidaridad de cuerpo.
La frase atribuida al comandante Umberto Bardelli, “Ninguno de ustedes está muerto hasta que no muramos todos”, encaja dentro de esta construcción memorialista, donde el recuerdo colectivo sustituye a la legitimidad histórica y política perdida.
La reconstrucción de la biografía de Grechi exige una distinción metodológica entre:
-Hechos verificables en fuentes militares y administrativas.
-Testimonios personales, marcados por la memoria subjetiva.
-El uso político y simbólico del pasado por parte de asociaciones veteranas.
Los historiadores contemporáneos reconocen el valor testimonial de estas fuentes, pero subrayan las limitaciones inherentes a los relatos construidos décadas después de los acontecimientos, especialmente cuando están insertos en comunidades ideológicas cohesionadas.
En este sentido, la historia de Grechi es significativa más allá de su exactitud factual: ilustra cómo actores individuales participaron en la construcción cultural de la RSI como mito, donde la juventud combatiente ocupa un lugar central.
La figura de Franco Grechi constituye un caso de estudio en la intersección entre historia militar, memoria colectiva y mitología política. Su paso por la Xª MAS como “mascota” del Batallón Barbarigo —independientemente de los detalles precisos— representa: La presencia de menores en estructuras militares italianas durante la guerra civil de 1943–1945. El uso posterior de estas historias para articular una identidad veterana basada en el honor, la resistencia y la camaradería. Y la persistencia de narrativas neofascistas en el espacio público italiano de la segunda mitad del siglo XX.
Su muerte en 2015 no solo clausura una vida marcada por la guerra, sino también un ciclo de memoria que contribuyó a mantener viva la tradición simbólica de la Xª MAS dentro de ciertos sectores de la sociedad italiana.
Juventudes Hitlerianas uniformadas (Niños Soldados para Berlín ) La infancia armada: menores en la Segunda Guerra Mundial.
La Segunda Guerra Mundial representó el punto culminante de la movilización total de sociedades enteras, y en ese proceso la frontera entre el mundo adulto y el mundo infantil quedó peligrosamente difuminada. La utilización de menores —como combatientes, enlaces, mensajeros, trabajadores forzados o simples auxiliares— constituyó uno de los aspectos más inquietantes del conflicto, pues puso de manifiesto la capacidad de los Estados modernos para absorber y moldear incluso a los sectores más vulnerables de la población.
En todos los frentes, y bajo ideologías opuestas, la guerra penetró en la infancia con una intensidad sin precedentes. Los regímenes del Eje, marcados por la militarización y la exaltación de la juventud, promovieron la participación activa de adolescentes: desde los jóvenes del Hitlerjugend que combatieron en Berlín en 1945 hasta los voluntarios de la RSI en Italia o los muchachos enviados al frente por el Imperio japonés en las fases finales de la guerra. Pero las democracias y los movimientos de resistencia tampoco quedaron al margen: la URSS utilizó miles de “hijos del regimiento”, adolescentes que actuaban como enlaces o exploradores, mientras que movimientos partisanas de Europa oriental y occidental integraron a menores en tareas de riesgo extremo.
Lejos de ser un fenómeno marginal, la presencia de menores fue consecuencia directa de tres procesos históricos:
-La movilización total, que exigió recursos humanos crecientemente jóvenes a medida que avanzaba la guerra.
-La ideologización profunda de la juventud, especialmente en regímenes totalitarios que buscaban formar “soldados desde la escuela”.
-El colapso social, que dejó a miles de niños huérfanos, desplazados o sin protección familiar, para quienes las estructuras militares ofrecían techo, comida o identidad.
La guerra convirtió a muchos de estos menores en símbolos: héroes de propaganda, víctimas del conflicto o piezas útiles en discursos memoriales posteriores. Sin embargo, más allá de estas narrativas, su experiencia revela una doble tragedia: la pérdida de la infancia y la exposición precoz a la violencia extrema.
Estudiar la participación de menores en la Segunda Guerra Mundial no supone únicamente reconstruir un episodio oscuro del pasado, sino también comprender cómo los conflictos contemporáneos siguen repitiendo patrones similares. La historia de aquellos niños soldados —voluntarios o forzados, exaltados o aterrorizados— nos recuerda que la guerra total no distingue edades, y que su legado perdura más allá de las batallas. Su memoria, dispersa en diarios, fotografías y testimonios tardíos, constituye un recordatorio moral de los límites que nunca deberían cruzarse en tiempos de guerra
FUENTES:
Historia de la Segunda Guerra Mundial
Trabajo de iinvestigación de Álvaro Núñez de Pazos
Fuentes y lecturas; (Todas las obras citadas son estudios académicos reconocidos sobre la RSI, la Xª MAS o la memoria del fascismo.)
-De Felice, Renzo. Mussolini l’alleato. La guerra civile 1943–1945. Einaudi.
-Franzinelli, Mimmo. I tentacoli dell’Ovra; La RSI. Mondadori.
-Labanca, Nicola. Oltremare. Storia dell’espansione coloniale italiana. Il Mulino.
-De Luna, Giovanni. La Repubblica in armi; La Resistenza perfetta. Feltrinelli.
-Rochat, Giorgio. Le guerre italiane 1935–1943. Einaudi.
-Gentile, Emilio. La via italiana al totalitarismo. Laterza.
Pedro Pablo Romero Soriano PS

