Panzer-Division Gespenster

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Tripulación de tanque del Panzer-Regiment 15/11. Panzer-Division "Gespenster División" cargando proyectiles en su tanque, un Panzerkampfwagen III. Presuntamente en el distrito de Moscú, invierno de 1941/1942

Las armas y los vehículos requerían lubricantes especiales para operar a bajas temperaturas.
Las minas no eran fiables en invierno debido a la nieve profunda que podía amortiguar la mecha o formar un puente de hielo sobre el detonador.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Wehrmacht careció de los suministros necesarios, como armas y uniformes de invierno, debido a los numerosos retrasos en los movimientos del ejército alemán.
Al mismo tiempo, los planes de Hitler para la Operación Barbarroja de hecho fracasaron antes del inicio del severo clima invernal: estaba tan seguro de una victoria rápida que no se preparó ni siquiera para la posibilidad de una guerra invernal en Rusia.
De hecho, su ejército oriental sufrió más de 734.000 bajas (alrededor del 23% de su fuerza media de 3.200.000) durante los primeros cinco meses de la invasión antes de que comenzara el invierno.
El 27 de noviembre de 1941, Eduard Wagner, el Intendente General del Ejército alemán, informó que "estamos al final de nuestros recursos tanto en personal como en material.
Estamos a punto de enfrentarnos a los peligros del invierno profundo". También es de destacar el hecho de que el invierno inusualmente temprano de 1941 interrumpió la temporada de rasputitsa, mejorando la logística a principios de noviembre, con un clima todavía levemente frío.
Después de la Segunda Guerra Mundial se ha discutido acerca de la influencia del invierno de 1941 en la derrota de los alemanes durante la batalla de Moscú.
Los datos indican que el invierno de 1941 no fue inusual dentro de la tendencia general de la década de los años 40.
Sin embargo, estas fluctuaciones contrastan significativamente con las condiciones climáticas a las que estuvieron expuestos los alemanes durante la Primera Guerra Mundial (Frente Oriental 1914-1917), y en las estancias en Moscú de los agregados militares de Alemania durante la década de los años 30.
Ahora bien, reducir el papel de la entonces Rusia soviética en la Segunda Guerra Mundial a "la inestimable ayuda del invierno ruso y sus millones de cadáveres" parece una simplificación un tanto frívola.
Cualquier persona medianamente informada, sobrepasa ampliamente tal catalogación, sabe que en la lucha contra el nazismo la participación del Ejército rojo fue decisiva para alcanzar la victoria.
Entre 27 y 37 millones de rusos murieron como consecuencia de los combates. Y no lo fueron por el frío del invierno, como se podría deducir, sino por la acción de las armas.
El frío invernal (el "general invierno" como se le llamó desde la fracasada invasión napoleónica) fue un aliado estratégico del ejército ruso junto con el extensísimo territorio de retaguardia.
La victoria soviética sobre las tropas alemanas se cimentó preferentemente en las batallas de Leningrado, Moscú, Stalingrado y Kursk hasta el embate final con la toma de Berlín. Y en gran parte también por la acertada dirección estratégica del mariscal Zhúkov que había empezado su carrera militar como simple soldado.
Pero el factor decisivo, como nos enseña el historiador norteamericano Richard Overy en su libro Porqué ganaron los aliados, fue la moral de combate de todo un pueblo. "Ninguna otra sociedad se movilizó tanto ni compartió tantos sacrificios durante la Segunda Guerra Mundial".



FUENTE:
https://www.facebook.com/photo/?fbid=257116839753817&set=a.131347705664065

(Vientos de Guerra: Segunda Guerra Mundial)








































Pedro Pablo Romero Soriano PS

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