7 de diciembre: Ataque a Pearl Harbor

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Los restos retorcidos del destructor USS SHAW ardiendo en el dique seco flotante de Pearl Harbor tras el ataque

El 7 de diciembre de 1941, Japón lanzó un ataque sorpresa contra suelo estadounidense en Pearl Harbor, la base naval de Estados Unidos cerca de Honolulu, Hawai.
Poco antes de las 8 de la mañana de ese domingo, cientos de aviones de combate japoneses descendieron sobre la base, donde consiguieron destruir o dañar casi 20 buques de guerra estadounidenses, entre ellos ocho acorazados, y más de 300 aviones.
Más de 2.400 estadounidenses murieron en el ataque, incluidos civiles, y otras 1.000 personas resultaron heridas. Al día siguiente del asalto, el presidente Franklin D. Roosevelt pidió al Congreso que declarara la guerra a Japón.
La "infamia" de Pearl Harbor empezó con un cúmulo de despropósitos. A las 3:45 de la mañana del 7 de diciembre de 1941, el destructor Ward recibió una alerta de que se había avistado un submarino en el exterior de la bocana del puerto. Pero al comprobarlo, no se detectó ninguna presencia extraña. Unas horas más tarde, otro carguero avisó sobre la presencia de una vela y un periscopio en la zona.
Los proyectiles y las cargas de profundidad lanzadas por del buque de guerra sí hicieron blanco en esta ocasión. Se informó de la operación al comandante del Decimocuarto Distrito Naval a las 6:45, pero la decodificación del mensaje se demoró 23 valiosos minutos que enterraron cualquier pista sobre el ataque inminente.
Fueron dos horas de bombardeo en medio del Pacífico que cambiaron drásticamente el rumbo de la Segunda Guerra Mundial.
El 7 de Diciembre de 1941, una jornada que sería recordada como el «Día de la Infamia», las fuerzas aéreas de la Marina Imperial Japonesa bombardearon la base naval de Pearl Harbor en las Islas Hawaii, propiciando la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
El ataque de Japón que se desarrolló con la aviación procedente portaaviones sobre una prácticamente indefensa y sorprendida Flota del Pacífico, provocó la muerte de miles de militares norteamericanos y causó unas pérdidas tremendas en acorazados y otros buques de combates hundidos en puerto, algo que sin duda despertaría la ira del pueblo estadounidense y por tanto modificaría el rumbo de la contienda, del siglo XX y en general de la Historia.
Estados Unidos desde la Gran Guerra había defendido una firme neutralidad en todos los aspectos tras el fracaso de los representantes del Gobierno de Washington en las Conferencias de Paz de París de 1919, durante las cuales los norteamericanos se sintieron traicionado por los vencedores de la Primera Guerra Mundial debido a la rapiña sobre los vencidos y al peligro de actitudes revanchistas, por lo que desde entonces el país que en aquel entonces lideraba el Presidente Woodrow Wilson optó por una política de aislacionismo y de ser ajeno a cualquier otro conflicto bélico, especialmente si tenía lugar en la Vieja Europa.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial en Europa con la invasión de Polonia en 1939, los Estados Unidos se declararon neutrales al conflicto entre Alemania y el Reino Unido, incluso después de la caída de Francia en 1940 que pese a despertar las alarmas en el propio Presidente Franklin Delano Roosevelt ante el surgimiento de un competidor tan poderoso como el Tercer Reich, no pudo hacer nada porque la inmensa mayoría de la población norteamericana y el Congreso estaban en favor de la paz y la no intervención al sentirse muy influenciados por el Acta de Neutralidad, aunque por lo menos el Gobierno de Washington consiguió durante una votación aprobar la venta de material militar a Gran Bretaña a través de la Ley de Préstamo y Arriendos y la entrega de 49 viejos destructores a la Marina Real Británica.
Las cosas sin embarco empezaron a cambiar en el otoño de 1940, primero cuando el «estado títere» pro-alemán de la Francia de Vichy autorizó al Ejército Japonés acuartelarse sobre las provincias de Vietnam y Tonkín en la Indochina Francesa para abrir un frente bélico al sur de China; pero sobretodo con la firma de una alianza entre el Imperio Japonés, la Alemania Nacionalsocialista y la Italia Fascista que conformaron el Pacto Tripartito, erigiéndose las tres como las potencias del Eje.
A mediados de otoño el Primer Ministro Hideki Tôjô ya tenía muy avanzados los planes para la invasión de los dominios occidentales en Asia y el Océano Pacífico, pese a ciertas voces en contra como la del almirante Isoroku Yamamoto, jefe de la Flota Combinada, quién aunque estaba en contra de hacer la guerra a Estados Unidos y detestaba la alianza con Alemania, aceptó el encargo por ser el marino más competente y el único en haber diseñado un plan maestro para destruir a la Flota Americana del Pacífico bombardeando la base aeronaval de Pearl Harbor en las Islas Hawaii.
Al norte de la isla de Oahu, en el archipiélago de Hawái, dos soldados de guardia en la nueva estación de radar de Opama vieron aparecer en su monitor una ingente cantidad de señales lumínicas. Aquellos puntos desvelaban la primera oleada de la ofensiva de la Kido Butai, la Fuerza Móvil japonesa, sobre la base estadounidense en el Pacífico. Sin embargo, el teniente Kermit Tyler, oficial al que se reportó la anómala incidencia ,era su segunda jornada de servicio en el centro de seguimiento aéreo de Fort Shafter, no pensó en un movimiento bélico, sino en el grupo de bombarderos que debían llegar ese mismo día de California.
A las 7:55, y tras cruzar toda la isla al grito de "¡tora!, ¡tora!, ¡tora!" la famosa expresión que utilizó Fuchida Mitsuo, el jefe de la Kido Butai, para confirmar que se había logrado el factor sorpresa, los bombarderos japoneses atacaron en picado los hangares, los aviones y las rampas para hidroaviones de la base aeroval de la isla de Ford, en el corazón de Pearl Harbor. En el medio del inesperado caos, el capitán de corbeta Logan Ramsey, oficial de operaciones la 2ª Ala de Patrulla, ordenó a la sala de radio que emitiera en abierto el siguiente mensaje: "Ataque aéreo sobre Pearl Harbor. Esto no es un simulacro".
El resto de la Historia ya la conocemos...En Estados Unidos a las 14:26 horas de Washington D.C., la radio transmitía el partido de béisbol entre los equipos Dodger y Gigants de Nueva York, cuando de repente un locutor interrumpió la programación para anunciar una la siguiente noticia: «Excusadme amigos. Me dicen que en este momento los japoneses están bombardeando Pearl Harbor.
Incluso desde Alemania, el Ministro de Asuntos Exteriores Joachim Von Ribbentrop telefoneó emocionado a Italia para despertar al Ministro de Asuntos Exteriores Galeazzo Ciano y comunicarle de que había sido destruida la Flota Americana del Pacífico.
Al día siguiente del ataque a Pearl Harbor que sería recordado como el «Día de la Infamia», el 8 de Diciembre de 1941, el Presidente Franklin Delano Roosevelt habló desde la tribuna del Congreso para leer la declaración de guerra a Japón con las siguientes palabras: Ayer, 7 de Diciembre de 1941, los Estados Unidos de América fueron repentina y deliberadamente atacados por fuerzas navales y aéreas del Imperio de Japón. Es evidente que la planificación del ataque comenzó hace ya muchas semanas. Durante todo ese tiempo el gobierno japonés ha tratado deliberadamente de engañar a los Estados Unidos con falsas declaraciones y expresiones de esperanza sobre el mantenimiento de la paz.
El ataque ayer a las Islas de Hawaii ha causado graves daños a las fuerzas armadas norteamericanas; lamento comunicarles que se han perdido las vidas de más de 2.000 ciudadanos norteamericanos.
Por eso, aunque nos cueste mucho superar esta premeditada invasión, el pueblo americano, utilizando justificadamente su poderío, conseguirá al final la victoria absoluta. Debido a este ataque ruin y no provocado de Japón, solicito al Congreso que declare el Estado de Guerra.
Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial habiendo encajado una catastrófica derrota militar con la destrucción de gran parte de la Flota Americana del Pacífico. Aunque milagrosamente se salvaron los tres portaaviones USS Enterprise, USS Lexington y USS Saratoga que por mera causalidad no se encontraban en Pearl Harbor, así como la base de submarinos y los depósitos de combustible que permanecieron intactos al no lanzarse la tercera oleada prevista por el vicealmirante Chuichi Nagumo, el resultado fue desalentador porque se perdió a casi la totalidad de la escuadra de acorazados, a más de la mitad de la aviación y a otro tipo de embarcaciones, sin contar los daños sobre las instalaciones y las bajas entre el personal naval. Como consecuencia de este desastre sin paliativos, la Marina Imperial Japonesa adquiriría de forma instantánea el dominio absoluto del Océano Pacífico y por tanto una impunidad absoluta que permitió al Imperio Japonés expandirse sobre un vasto espacio sobre el Sudeste Asiático y Oceanía.
Quizá al final todo se reduzca a la creencia estadounidense que se sintetiza de forma explícita en otra legendaria frase del almirante Husband E. Kimmel: "Nunca pensé que estos enanos amarillos hijos de p.... pudieran ejecutar un ataque como este, tan lejos de Japón".


Los restos retorcidos del destructor USS SHAW ardiendo en el dique seco flotante de Pearl Harbor tras el ataque

El acorazado USS West Virginia es visto en llamas tras el ataque sorpresa japonés a Pearl Harbor

El USS California se hunde en el fango de Pearl Harbor

Los acorazados USS West Virginia y USS Tennessee ardiendo tras el ataque japonés a Pearl Harbor

Marineros intentan salvar un hidroavión Catalina en llamas en la base naval de Ford Island

Marineros entre aviones destrozados en la Estación Aeronaval de Ford Island mientras observan la explosión del USS Shaw al fondo, durante el ataque sorpresa japonés a Pearl Harbor

USS Pennsylvania, detrás de los restos del USS Downes y USS Cassin

El acorazado USS Arizona echa humo al caer al mar durante el ataque sorpresa japonés a Pearl Harbor

El acorazado USS Arizona echa humo al caer al mar durante el ataque sorpresa japonés a Pearl Harbor

The USS Shaw explodes during the Japanese attack on Pearl Harbor on December 7, 1941

El USS Maryland, un acorazado amarrado a bordo del USS Oklahoma, que volcó, resultó ligeramente dañado en el ataque japonés a Pearl Harbor

Una pequeña embarcación rescata a un marinero del USS West Virginia (BB-48), de 31.800 toneladas, que arde en primer plano. El humo que sale del centro del buque muestra dónde se produjeron los mayores daños. Obsérvense los dos hombres en la superestructura. El USS Tennessee (BB-43) está a bordo

Imagen: el USS Arizona herido de muerte, el ícono de Pearl Harbor

Cuando en 1937 Japón invadió a China, Estados Unidos se opuso vehementemente a la agresión y respondió con embargos comerciales y sanciones económicas.
Muy resumido: el embargo petrolero que Estados Unidos organizó con los británicos y holandeses, supuso la pérdida del 90% del petróleo que importaba. Sin petróleo, las fuerzas armadas de Japón no podrían funcionar y todos los esfuerzos de guerra llegarían a su fin. Las negociaciones se venían llevando a cabo durante meses entre Washington y Tokio, sin ninguna resolución, Estados Unidos requirió al Imperio que retire sus tropas de China e Indochina y Japón decidió atacar.
El 1 de diciembre de 1941, el Emperador Showa se reunió con su consejo privado. "Ahora está claro que los reclamos de Japón no pueden lograrse por medios diplomáticos", dijo Tojo. Su gabinete votó unánimemente a favor de la guerra e Hirohito otorgó “su bendición”.
Se ordenó a la flota japonesa que atacara Pearl Harbor el 7 de diciembre, a menos que recibiera una cancelación de último minuto debido a un cambio repentino en la actitud de los Estados Unidos.

¿Por qué atacar Pearl Harbor?

Japón era consciente de que no podía contra los Estados Unidos. Pero como la guerra era inevitable, la única oportunidad del Imperio era la sorpresa y lograr destruir a la armada de los Estados Unidos lo más rápido posible.
Japón quería trasladarse a las Indias Orientales Holandesas y la Malasia Británica para conquistar territorios que pudieran proporcionar los imprescindibles recursos naturales que necesitaban, como el petróleo y el caucho. Al destruir una gran parte de la flota estadounidense, esperaban conquistar Filipinas y Malasia. Así, mientras los Estados Unidos todavía se estaban recuperando del golpe, se lanzaron ataques simultáneos en estos lugares.
Japón tenía la esperanza de que Estados Unidos aceptara la derrota y que el Imperio pudiera expandirse por todo el Pacífico, Australia incluida.
Roosevelt esperaba un ataque de los japoneses, pero la mayoría de los estudiosos han rechazado las teorías de conspiración que afirman que sabía que iban a atacar Pearl Harbor. El gobierno esperaba que Japón atacara objetivos estadounidenses en Wake, Midway, Filipinas o a Tailandia o las Indias Orientales Holandesas, pero nunca Oahu, ya que la hipótesis hawaiana era de sabotaje, no de un ataque aeronaval.

"Tora! Tora! Tora!"

En la mañana del domingo 7 de diciembre, a las 6:10 AM, se lanzó la primera oleada de aviones japoneses. A las 6:45 AM, el USS Ward detectó y abrió fuego contra un submarino japonés frente a la costa de Hawai. A las 6:53 AM. A las 7:02 AM, una estación de radar en Oahu detectó aviones no identificados que se dirigían hacia la isla. Sin embargo, los sistemas de radar tenían menos de un mes y el teniente que recibió la advertencia pensó que era una falsa alarma. A las 7:40 AM, la primera oleada de aviones japoneses había llegado a Oahu, habiendo evadido los sistemas de alerta temprana estadounidenses. Poco después, el capitán de fragata Mitsuo Fuchida ordenó el ataque.

La primera oleada atacó aeródromos y defensas antiaéreas en el lado oeste de la isla, mientras que la segunda ola, casi una hora después, se concentró en el lado este de la base naval.
En el puerto, los barcos anclados eran objetivos perfectos para los bombarderos japoneses. La mayor parte del daño a los acorazados ocurrió en los primeros treinta minutos del asalto. El Arizona fue completamente destruido y el Oklahoma se hundió. El California, Nevada y West Virginia se hundieron en aguas poco profundas. Sin embargo, como ya hemos visto, los tres portaaviones de la flota del Pacífico estaban empeñados en otras tareas y los japoneses no destruyeron las importantes instalaciones de almacenamiento de petróleo en la isla. Todos menos dos de los acorazados volvieron a estar en servicio durante la guerra y, como resultado, la estrategia naval estadounidense en el Pacífico cambió para depender de los portaaviones sobre los acorazados.
La flota japonesa de 67 barcos estaba ubicada a unas 200 millas al norte de Oahu. Lanzaron bombarderos en picado, torpederos y aviones de combate. En el ataque participaron 353 aviones japoneses, 29 de los cuales fueron derribados. De esos 67 barcos sólo uno sobrevivió hasta el final de la guerra.
En total, murieron 2.404 militares y civiles estadounidenses. 1.177 de esas bajas estaban a bordo de un barco: el USS Arizona, donde una bomba perforante golpeó y prendió más de un millón de libras de pólvora dentro del barco. También murieron 68 civiles.
El ataque solo enfureció a los estadounidenses y los involucró completamente en la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos declaró la guerra a Japón de inmediato y no se retiró del Pacífico. Como broche de oro, Adolf le declaró la guerra a Estados Unidos poco después, lo que llevó a Estados Unidos al escenario europeo.




En el raid a Pearl Harbor, los japoneses perdieron 29 aviones y 5 submarinos enanos. De los atacantes, 129 hombres murieron, y uno sólo fue hecho prisionero: el alférez Kazuo Sakamaki, uno de los diez marinos (cinco oficiales y cinco suboficiales ) seleccionados para atacar Pearl Harbor en cinco submarinos enanos de la clase Ko-hyoteki. De los diez, nueve murieron.
Después de varios intentos de ingresar a Pearl Harbor, Sakamaki intentó hundir sin éxito su submarino inutilizado, que había quedado atrapado en un arrecife frente a la playa de Waimanalo, al suroeste de Oahu. Sakamaki fue encontrado por un soldado estadounidense y fue puesto bajo custodia militar.
Fue el primer prisionero de guerra japonés capturado por los estadounidenses y aquí lo vemos con una linda sonrisa de whisky.
Muy mal no le fue luego de la guerra. Cuando terminó la "fiesta" organizada por Tojo y sus amigos, Sakamaki trabajó en Toyota Motor Corporation, convirtiéndose en presidente de su subsidiaria brasileña en 1969.
Aparte de escribir sus memorias, Sakamaki se negó a hablar sobre la guerra hasta 1991, cuando asistió a una conferencia histórica en el Museo Nacional de la Guerra del Pacífico en Fredericksburg, Texas (lugar de nacimiento de Nimitz). Según los informes, lloró en la conferencia cuando se reunió con su submarino (que estaba en exhibición en el museo) por primera vez en 50 años.
Al volver de Brasil, pasó el resto de su vida en Japón hasta su muerte en 1999 a la edad de 81 años
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Autor: Fortis Leader para Fortis Leader - The Pacific & Asia




FUENTES:

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Historia de la Segunda Guerra Mundial

Fuentes:
Pearl Harbor: Una Guía Fascinante del Ataque Militar de Captivating History 2020
Pearl Harbor: A Novel of December 8th de Newt Gingrich 2007
Editores de S.A.R.P.E., Crónica Política y Militar de la Segunda Guerra Mundial, «Alba de fuego en Pearl Harbor», S.A.R.P.E. (1978)
Derrick Wright, Pacific Victory, «A New Sun Rising», Sutton (2005)
Jacques Pirenne, Historia Universal, «Japón ataca a Estados Unidos e Inglaterra», (1961)

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Fortis Leader - The Pacific & Asia

Trabajo de colorización de Facundo Filipe FGF Colourised
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Pedro Pablo Romero Soriano PS

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