Rostros de la guerra

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Soldados alemanes de la 19ª División Panzer con una ametralladora MG34, en Dimitrijewka, Frente Oriental, julio de 1942. El soldado más cerca de la cámara es un obergrefeiter ó cabo primero, tiene la cinta de la Cruz de Hierro de Segunda Clase, y la Insignia de Asalto de Infantería



Mucho se ha hablado sobre la guerra, sobre su esencia ligada a una intención –tal vez primitiva– de dominar, sobre los desmoralizantes efectos que imprime en una sociedad y el monumental costo financiero, ético, psicológico y vivencial que implica. Hoy imaginamos, con relativa fidelidad y gracias a ciertos reportajes, filmes, y crónicas, que el participar en una guerra puede ser, comprensiblemente, un evento devastador para la naturaleza humana.
La guerra es una experiencia intensa, que deja huellas indelebles en quienes la viven. Participar en una guerra cambia la existencia de cualquiera. El modo de ver la vida, la manera en la que se afrontan los problemas y cómo se piensa.
¿De qué forma el convivir diario con la tragedia y la muerte se marca en un rostro humano?.

 

La guerra es una experiencia intensa, que deja huellas indelebles en quienes la viven. Participar en una guerra cambia la existencia de cualquiera. El modo de ver la vida, la manera en la que se afrontan los problemas y cómo se piensa


Un soldado alemán con casco de acero e insignia de asalto de infantería en plata, fumando un cigarrillo. Noviembre de 1942, batalla de Stalingrado. Fuente: Bundesarchiv (Archivos Federales Alemanes) - Fotógrafo: Gehrmann, Friedrich.
Coloreada FGF Colourised

El capitán alemán Friedrich Konrad Winkler. Fue un soldado profesional con 12 años de servicio a sus espaldas, lo que se denomina en alemán como “Zwölfender”.
Fue ascendido a Oberleutnant el 1 de Noviembre 1941 y más tarde ascendido a Hauptmann el 1 de diciembre 1942.
Había sido transferido a la 305ª División de Infantería a mediados de 1942 desde su unidad previa, el Infanterie-Regiment 56º.
Inicialmente sirvió en la Stabskompanie del Infanterie-Regiment 577º (desde el 15 de Octubre Grenadier-Regiment 577º) pero más tarde tomó el mando de la 6 compañía en el regimiento, durante los duros combates para tomar la fábrica de cañones de Barrikady en el norte de Stalingrado.
El Grenadier-Regiment 577º fue destruido en enero 1943 en Stalingrado, durante el cerco soviético. Fue capturado en Stalingrado en febrero y murió poco después en cautiverio soviético en el campo de prisioneros de Beketovka, con sólo 34 años

Soldados de la Wehrmacht mostrando un visible agotamiento en sus rostros luego de sostener intensos combates en las calles de Rostov, 1942. Luego de recibir la cruz de hierro de segunda clase se solía ostentarla ese mismo día, después era común llevar solo la cinta, cosida en el segundo ojal

El rostro de Eugen Stepanovich Kobytev tras vivir cuatro años de guerra (1941-1945)
Nacido en Altái en 1910, Kobytev ejerció el profesorado en Krasnoyarsk y se graduó en el Instituto Estatal de Arte de Kiev. Con el inicio de Barbarroja se alistó a un regimiento de artillería.
Dos fotografías de Evgeny Stepanovich Kobytev, un soldado soviético, tomadas con 4 años de diferencia. La primera imagen, a la izquierda, fue tomada el día que fue a pelear en la guerra, a los 30 años en junio de 1941, y la fotografía de la derecha fue tomada cuando regresó de la guerra en 1945


Retrato del sargento tanquista estadounidense John Parks durante la Batalla de las Ardenas, diciembre de 1944.
En esta foto se observa el cansancio prolongado por horas de combate en la cara del sargento John H. Parks, de la 4ª División Acorazada. El protagonista, de tan solo 25 años, desapareció en combate en Flatzbourhof, Luxemburgo el 23 de diciembre de 1944, unos días después de ser tomada la foto


La Compañía “B” de John H. Parks salió de Mittersheim (Mosela-Lorraine) a las 8:30 am del 20 de diciembre de 1944 y avanzó todo el día y hasta bien entrada la noche. La marcha se detuvo después de 180 km de recorrido. La compañía pasó el día siguiente realizando el mantenimiento de los vehículos mientras en el cuartel general se formulaba un plan de ataque. La 4ª División Blindada realizaba una misión formidable: abrirse paso hasta las fuerzas estadounidenses rodeadas en Bastogne, Bélgica. El 22 de diciembre, la compañía de John condujo 20 km. hacia el norte y se quedó en reserva mientras otros elementos de la 4ª División comenzaban el avance hacia Bastogne.
Estacionados en un campo, los tanques permanecieron inactivos mientras los copos de nieve se arremolinaban sobre ellos. La temperatura rondaba el punto de congelación mientras la nieve continuaba cayendo. John y su tripulación de cuatro hombres pasaron la noche en su tanque, un Sherman M4 de 75 mm. Antes del amanecer del 23 de diciembre, las tripulaciones de los tanques encendieron sus motores y se abrieron paso a través de la nieve a lo largo de la carretera principal a Bastogne. Tenían órdenes de capturar un pueblo de Luxemburgo llamado Bigonville.
El pelotón de reconocimiento de la Compañía “B” del 37° Batallón de Tanques abrió el camino en jeeps y semiorugas. John y sus compañeros lo siguieron. Tenían sólo siete tanques y un cañón de asalto. Las semiorugas de infantería blindada los seguían. El hielo cubría el camino debajo de la nieve, y las orugas del tanque no se fijaban bien en la superficie resbaladiza. La columna giró hacia una carretera secundaria y se deslizó a través de la frontera hacia Luxemburgo y el pueblo de Perlé, que había caído en manos estadounidenses el día anterior. La ruta más directa a Bigonville discurría por un terreno elevado y abierto. El pelotón de reconocimiento evitó esa ruta y siguió una ruta más protegida que atravesaba un gran bosque. Después de pasar por Perlé, la columna descendió muy lentamente a un valle. Los tanques patinaban fuera de control sobre el hielo. El conductor de John, Russell Holland, colocó una oruga en el arcén de tierra de la carretera para obtener una mejor tracción. La columna llegó al fondo del valle y luego avanzó colina arriba.
La radio del comandante de la compañía crepitó. "¡Enemigo en Azul!" dijo la voz en el otro extremo. Un avión de observación había avistado alemanes al otro lado del bosque en un cruce llamado Flatzbourhof (designado Fase Línea Azul). La compañía de John se adentró en el bosque. La nieve en la carretera mostraba huellas frescas de un tanque alemán. Él y los demás pronto estarían peleando más que con las condiciones climáticas. La niebla de la mañana se había desvanecido y el día brillaba azul y brillante. Cada comandante de tanque se puso de pie, con las mandíbulas apretadas, los ojos como flechas. El camino debajo de ellos, como tantos caminos anteriores, prometía conducir a algún lugar que querrían olvidar.
El comandante de la compañía fue el primero en salir del bosque. Sacó su tanque de la carretera e inspeccionó el terreno por delante. Flatzbourhof constaba de una cafetería, dos granjas sucias, un aserradero y una casa anexa, y una pequeña estación de ferrocarril. El capitán también observó un bloque de abetos del tamaño de un campo de fútbol. El rodal de coníferas ocupaba el punto más alto del terreno. El capitán pronto vislumbró figuras de apariencia fantasmal corriendo con camuflaje blanco, el enemigo estaba cerca.
Jimmie Leach, el comandante de la compañía desplegó sus tanques. Envió el tanque de John a la izquierda de la carretera seguido por los tanques del Sargento Primero Bernard K. Sowers, Sargento Primero John J. Fitzpatrick y Sargento Emil DelVecchio. Y a la derecha, Leach envió al Sherman del primer teniente Robert M. Cook y al sargento primero Max V. Morphew. Los tanques maniobraron a través de campos cubiertos de nieve. Los ojos alemanes los habían visto hacía mucho tiempo, y pronto estos hicieron fuego con armas pequeñas. Las balas esculpían en el casco del tanque de John. Gran parte de los disparos procedía del bloque de abetos. John y su tripulación siguieron adelante. Holland, el conductor rodeó un área pantanosa y avanzó hacia los abetos, pero un terraplén del ferrocarril bloqueaba el camino. No pudieron escalarlo, pero John Parks divisó una solución. Le indicó al conductor que siguiera un camino rural angosto que pasaba sobre el terraplén en un cruce nivelado.
El tanque cruzó pesadamente el cruce y entró en un pastizal. Nadie siguió a John por el terraplén. Los otros tanques se colocaron junto a él y dieron fuego de cobertura mientras John avanzaba solo. Filas de abetos se erguían en filas apretadas y, entre ellos, paracaidistas alemanes se agachaban y disparaban contra el tanque de John Parks. Su tripulación Herman Coffy y Edward Clark, respondieron con proyectiles de alto explosivo. Los disparos enemigos resonaron en la torreta. El tanque de John se acercó más y más a los árboles y de pronto el sargento cayó repentinamente, yendo a parar en el asiento de la torreta y contra la espalda de Coffy. “¿Que pasa contigo?” pensó Coffy. Se volvió y vio un gran agujero sobre el ojo derecho de John. El sargento tenía una mirada en blanco, sus ojos más abiertos que estando en vida. John Parks había muerto.
Coffy reaccionó sin pánico ni pena y se quitó de encima el cuerpo sin vida de su comandante. La sangre y la carnicería se habían vuelto demasiado comunes para provocar emociones, y en el campo de batalla no había tiempo para ello. Coffy tomó el mando del tanque. El conductor puso el vehículo en reversa y retrocedió. En el borde del campo, cerca del cruce del ferrocarril, el tanque se estremeció. Fuego y acero al rojo vivo atravesaron el compartimento de la tripulación. Coffy tuvo la reacción para saltar por la escotilla de la torreta, y Holland saltó por la escotilla del conductor. Ambos hombres esquivaron por poco las balas alemanas. Edward Clark nunca pudo salir.


Rostros de Guerra
Retrato de un miembro de la 1ª División Panzer SS Leibstandarte Adolf Hitler, tripulación del tanque Panzerkampfwagen VI Ausf. H1 "Tiger" después de un día de intensos combates durante la Batalla de Kursk, (La tensión y agotamiento de la batalla es muy evidente en los ojos cansados de este tripulante). Julio de 1943.
Fotografía de Max Büschel. (FGF Colourised)






La fatiga de combate como una enfermedad probablemente tan antigua como la guerra ya Heródoto comentaba que en la batalla de Maratón (490 AC) un soldado quedo ciego tras ver la batalla, pero esta como enfermedad no fue detectada y definida hasta fecha tan cercana como 1871 por el médico militar Jacob Da Costa en los soldados durante la Guerra Civil Americana lo que por esos días se conocía como “corazón de soldado” que consistía en una sensación de ahogo, opresión cardiaca y palpitaciones todo lo que hoy se considera stress postraumático y que durante siglos se definieron como cobardía.
Durante los conflictos del siglo XX donde millones de hombres se encontraron al borde de la muerte debido a las modernas tecnologías de combate y gracias a las nuevas herramientas de la psiquiatría esta fue reconocida durante la primera guerra mundial como o neurosis de guerra también conocida por la tropas como “shell shock” dado que era muy común en las tropas que sobrevivían el fuego de artillería en las trincheras al punto que al final de la guerra cientos de miles de hombres eran víctimas de lo que hoy se conoce como TEPT (Trastorno de Estrés Post Traumático) producto de sobrevivir un suceso traumático con violencia real, lesiones y amenaza de muerte.



FUENTES:
https://www.facebook.com/photo/?fbid=537100351774478&set=a.418790153605499

Historia de la Segunda Guerra Mundial





























Pedro Pablo Romero Soriano PS

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