Iósif Stalin y una ciudad llamada Tsaritsin

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Stalin, Kalinin y Voroshilov el 26 de junio de 1930, en el Congreso del Partido Comunista de la URSS


Iósif Stalin


Que atracción y significancia encerraba aquella ciudad que sería escenario de la batalla más recordada de la historia. Stalingrado no siempre se llamó así. Hasta 1925 su nombre era Tsaritsin, un vocablo tártaro que significa “ciudad junto al río amarillo” en referencia al Tsaritsa, que desemboca en el Volga a la altura de Stalingrado. La ubicación de esta ciudad junto al Volga y la línea férrea que se extendía desde Moscú hasta el Cáucaso la convertía en importante núcleo comercial y de transporte de la Rusia meridional y había favorecido su desarrollo industrial desde el siglo XIX.
El área en torno a Tsaritsin fue uno de los primeros puntos candentes de la Guerra Civil rusa. Después de que los bolcheviques tomaran el poder, muchos oficiales zaristas huyeron a los asentamientos cosacos de las regiones del Don y Kubán, donde formaron un ejército de voluntarios en la primavera de 1918 para movilizarse contra los nuevos gobernantes. Las fuerzas de ocupación alemanas en Ucrania les prestaron apoyo logístico. En mayo de 1918, Stalin como Comisario del Pueblo para Asuntos Nacionales, recibió el encargo de aumentar el suministro de alimentos procedente del norte del Cáucaso. Debido a los combates, el tren que transportaba a Stalin y sus soldados del Ejército Rojo quedó atascado en Tsaritsin, donde unió sus fuerzas a las del 10º Ejército, formado apresuradamente por partisanos bajo el mando de Kliment Voroshílov. Mientras, el Ejército Blanco, junto con un ejército cosaco aliado bajo la dirección de Ataman Piotr Krasnov, se había ido abriendo camino desde el sur y el oeste hacia la ciudad. Aunque la tarea encomendada a Stalin era de naturaleza civil y él no tenía ninguna experiencia militar, se hizo con las riendas. En una carta a Lenin, exigía que el general Andréi Snesarev, comandante del Ejército Rojo en el distrito militar del Cáucaso norte, que todavía seguía llevando sus charreteras zaristas, fuera fusilado. Lenin cedió a la presión de Stalin.
A mediados de agosto de 1918 Stalin declaró la ciudad bajo asedio y ordenó que la burguesía que la habitaba se pusiera a cavar las trincheras. Los defensores soviéticos se referían a Tsaritsin como un “Verdún Rojo” que jamás se rendiría a los Blancos y a los entrometidos extranjeros que los apoyaban. Un contraataque hizo retroceder a las tropas enemigas más allá del Don, pero para septiembre los soldados de Krasnov habían recuperado su terreno. Una vez más, se produjo un conflicto entre Stalin y un ex comandante zarista al servicio del Ejército Rojo, que también una vez más acabó con la dimisión del comandante. Trotsky, furioso, ordenó a Stalin que volviera a Moscú inmediatamente. Sin embargo, a mediados de octubre, el Ejército Rojo había puesto fin al asalto de los blancos sobre Tsaritsin.
El papel que Stalin desempeñó en la salvación de la ciudad es objeto de disputa. La primera vez después de su muerte, y de nuevo tras la descomposición de la Unión Soviética, los críticos han planteado dudas sobre la sagacidad de Stalin a la vista de las enormes pérdidas. Pero en aquel momento, algunos admiraron la brutalidad del enfoque de Stalin.

Para el final de la guerra civil, Tsaritsin había sido sitiada muchas veces, y sin embargo en la memoria soviética la defensa de la ciudad fue asociada con Stalin incluso antes de que fuera rebautizada de nuevo en 1925. El culto a Stalingrado empezó a florecer en la década de 1930. Tras el éxito de la película “Chapayev”, los hermanos Vasiliev empezaron a trabajar en una película sobre la defensa de Tsaritsin. La filmación sufrió algunos retrasos, y la primera parte no pudo estrenarse en los cines hasta abril de 1942. La película seguía el mismo esquema que “Chapayev”, con Voroshílov detrás de una ametralladora Maxim, repeliendo sin ayuda de nadie un ataque para intimidar a los rojos. Pero esta vez no eran los blancos, sino los alemanes los que estaban en el lado enemigo. El general zarista que presta servicio a los bolcheviques quiere rendir Tsaritsin, pero Stalin se resiste. “Para salir victorioso hay que luchar.” La película culminaba con Stalin pronunciando un discurso ante los trabajadores de Tsaritsin: “Una muerte con honra es mejor que una vida mezquina y esclava. [...]”.
Los sorprendentes paralelismos entre la “Defensa de Tsaritsin” y la defensa de Stalingrado pueden ser mera coincidencia, pero también sugieren que la época de la guerra civil y sus leyendas sirvió de referencia para la Segunda Guerra Mundial. Al igual que en la batalla de Tsaritsin, Stalin prohibió la evacuación de su ciudad homónima, declaró el estado de sitio y llamó al sacrificio a los residentes. 
Perder la ciudad, hubiera significado el corte del transporte de petróleo y recursos vitales desde el sur. Pero más allá de ello, como bien dijo la sobreviviente Valentina Krutova, habitante de la ciudad: “Stalingrado fue enormemente simbólico, después de todo, llevaba el nombre de Stalin y habría sido una pérdida irrecuperable de prestigio si hubiera sido rendida al enemigo.



FUENTES:
https://www.facebook.com/historiasgm/photos/a.105107930962361/497361141737036/

Historia de la Segunda Guerra Mundial

Condensado de: “Stalingrado: la ciudad que derrotó al Tercer Reich” de Jochen Hellbeck 


 














Pedro Pablo Romero Soriano PS

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