10 de febrero de 1943: Batalla de Krasny Bor

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Dos estudiantes madrileños de la División Azul en el Frente Oriental.
Ignacio del Castillo (izquierda) estudia arquitectura. Su compañero Juan Hellmuth tiene un padre alemán, pero ha sido ciudadano español desde que era un niño.
La División Azul, designada oficialmente como División Española de Voluntarios por el Ejército español y como 250ª División de Infantería en el Ejército alemán, fue una unidad de voluntarios y reclutas españoles que sirvieron (1941-1944) en el Ejército alemán en el Frente Oriental

Un joven soldado español de la División Azul, sonríe a la cámara en el Frente Oriental, cerca de Leningrado, fecha desconocida

Divisionarios españoles reciben atención médica y alimentos durante una parada en una estación de tren alemana

Un oficial soviético guía a sus soldados en un ataque en el Frente de Leningrado en enero de 1943

Voluntarios españoles de la División Azul forman filas en una estación de tren alemana antes de partir al Frente Oriental

Miembros de la División Azul con uniforme alemán y enarbolando una bandera española

Unidades españolas de la División Azul son trasladadas a un sector del Frente Oriental en 1943

12 de marzo de 1942, ceremonia de entrega de la Ritterkreuz (Cruz de Caballero) al Teniente General Agustín Muñoz Grandes, comandante de la 250ª División de Infantería (mejor conocida como la División Azul). El oficial que aparece otorgando la medalla es el General der Kavallerie Georg Lindemann, comandante del 18º Ejército alemán, adscrito al Grupo de Ejércitos Norte. La foto fue tomada por el Kriegsberichter Hausen

6ª Cía. II Bón / Regimiento 262º (Pimentel) de la División 250ª de la Wehrmacht, o la más conocida División Española de Voluntarios o División Azul, trasladando un PaK 36 alemán. Marzo de 1943, últimas posiciones defensivas a las afueras de Krasny Bor, antes de la repatriación de los supervivientes de la DEV (Agosto).
Esta foto fue restaurada, es del archivo del Cabo 1° D. Veremundo Melchor (Izquierda en la foto)



En febrero de 1943, el asedio alemán de Leningrado que había comenzado en septiembre de 1941 tenía casi 18 meses. Aunque los intentos de avance soviéticos hasta ahora no habían tenido éxito, la victoria del Ejército Rojo en la Batalla de Stalingrado (23 de agosto de 1942-2 de febrero de 1943) le dio a la Stavka una nueva esperanza. Con las fuerzas alemanas en el frente de Leningrado sustancialmente debilitadas por tener que enviar tropas al sur para reemplazar las pérdidas, y con numerosas unidades del Ejército Rojo liberadas por la victoria, el alto mando soviético decidió aprovechar la situación. El 10 de febrero de 1943, lanzó la Operación Polyarnaya Zvezda (Estrella Polar) con el objetivo de atacar a las fuerzas alemanas que asediaban Leningrado y las más al sur en Demiansk. Un objetivo clave de la operación soviética era abrir la carretera principal Leningrado-Moscú que atravesaba precisamente Krasny Bor.
En los arrabales de Leningrado los españoles guarnecían un frente muy extendido, ocupando el centro del dispositivo defensivo español los batallones I, II y III del Regimiento 262° de la División Azul, reforzado por el Batallón de Reserva Móvil 250, apodado la “Tía Bernarda”, el Grupo de Antitanques 250 y una batería alemana de cañones Flak de 88.



A las 6:45 am del 10 de febrero, un bombardeo masivo de artillería soviética de dos horas atacó las defensas españolas, destruyendo muchas de las trincheras y búnkeres y allanando el camino para los tanques del Ejército Rojo y los soldados de infantería que se pusieron en marcha a las 8:45 am. El ataque fue encomendado al 55° Ejército Soviético llevando el peso la 63ª División de Fusileros de la Guardia apoyada en sus flancos por la 42ª y 72ª Divisiones de Fusileros más una masa abrumadora de carros de combate.
El bombardeo fragmentó la línea defensiva principal del Regimiento 262º y el ataque de tanques-infantería enemiga atravesó la línea en múltiples ubicaciones, focos aislados de soldados españoles resistían obstinadamente en posiciones de "erizo" (defensa integral), incluido uno principal en el centro llamado el Bastión y otro bloqueando el terraplén del ferrocarril (una importante vía de acceso). A pesar de ser frenado por la tenaz resistencia de los españoles, las puntas de lanza soviéticas entraron en Krasny Bor al mediodía, involucrando a las tropas de apoyo españolas que luchaban en una última acción de retención para evitar que los soviéticos invadan rápidamente la ciudad.
Mientras tanto, el alto mando alemán utilizó el tiempo que los españoles habían sostenido con buenos resultados, enviando refuerzos al sector de Krasny Bor y atacando las concentraciones de tropas soviéticas con ataques aéreos y de artillería. El progreso soviético se vio obstaculizado aún más cuando el Regimiento 269° de la División Azul a la izquierda del coronel Sagrado lanzó un contraataque a través del río Izhora hacia el flanco expuesto de los soviéticos. El coronel Sagrado lideró este contraataque para luego retroceder y hacerse fuertes en los bosques que rodeaban Krasny Bor y desde allí frenar definitivamente a los soviéticos.

Al final de aquel día, 10 de febrero, la apisonadora soviética se había quedado sin fuerza. Aunque había empujado la línea del frente hacia el borde sur de Krasny Bor, gracias a la valiente defensa del Regimiento 262°, el Ejército Rojo sufrió 10.000 bajas y el ataque no alcanzó el gran avance que los planificadores soviéticos habían planeado. La Operación Polyarnaya Zvezda no logró romper el asedio alemán de Leningrado, y solo se levantaría un año después, en enero de 1944.




Las bajas de la División Azul Española para la Batalla de Krasny Bor ascendieron a 4.000 muertos, heridos o capturados/desaparecidos, alrededor del 75% de todos los soldados españoles que participaron en la batalla. De estas bajas, 2.200 fueron sufridas por el Regimiento 262° de Sagrado. Si la División Azul, el Regimiento 262° del coronel Sagrado, no hubiese resistido el brutal bombardeo y el ataque de los carros e infantería soviética todo el frente norte se habría derrumbado y muchas divisiones alemanas habrían quedado copadas por el Ejército Rojo.


A las 6:45 horas del 10 de Febrero de 1943, más de 1.000 piezas de artillería del Ejército Rojo emplazadas en las inmediaciones de Kolpino, abrieron fuego contra el sector del Frente Oriental sostenido por los voluntarios españoles de la División Azul. Así fue como durante casi dos horas hasta casi las 8:30 de la mañana, cientos de cañones, obuses pesados, morteros y camiones lanzacohetes Katyusha dejaron caer más de 36.000 proyectiles y granadas que trituraron alambradas, hicieron añicos los caballos de frisia, sepultaron numerosos cuerpos bajo la tierra removida y convirtieron el entorno nevado en un paisaje lunar de cráteres.


Un héroe mítico. Manuel Ruiz de Huidobro Alzurena nació 1910 en un pueblo de Palencia y realizó su servicio militar en 1932. Al estallar la Guerra Civil se unió como voluntario a una de las Banderas de Falange y combatió con tan excepcional como para ganar la Medalla Militar Individual y ascender a través de la escala de provisionales hasta el rango de capitán. Se unió a la División Azul en abril de 1942 y su comportamiento en la batalla de Krasny Bor, al frente de su Compañía, la 3ª/262º fue el de un titán. Encontró la muerte en la batalla, pero también la gloria eterna, al ser premiado con la Cruz Laureada de San Fernando. Con aspecto de "profesor despistado", sin embargo fue uno de los soldados más valientes de España en el siglo XX. Gracias a Dios, ya tiene una biografía que nos cuenta con detalle su vida: una lectura imprescindible si uno desea saber de la talla de los héroes divisionarios.
(Fuente Carlos Caballero)


El 10 de febrero de 1943, alrededor de 5.000 voluntarios de la División Azul hicieron frente en Krasny Bor al potente Ejército soviético integrado por más de 45.000 hombres y apoyado por el fuego de la artillería y los blindados. Krasny Bor fue el combate más duro que tuvieron que librar los voluntarios españoles en el Frente Oriental y por el que pagaron un alto coste en bajas. Armados con fusiles ligeros, vestidos con uniformes hechos jirones y enfrentados a unas duras condiciones climáticas, a miles de kilómetros de su hogar, estos hombres luchaban en una guerra que nada tenía que ver con ellos. Integrados en la 250ª División de Infantería de la Wehrmacht, los divisionarios, como también se los conoce, resistieron la ofensiva de los ochenta blindados y de la infantería del Ejército Rojo que los soviéticos enviaron a Krasny Bor

Concluido el bombardeo preliminar sobre Krasny Bor, más de 45.000 soldados del LV Ejército Soviético de la primera oleada cargaron hacia delante acompañados por 80 tanques de los modelos T-34, KV-1 y T-26. A pesar de que aquella fuerza era abrumadoramente superior a los españoles, los rusos cometieron una serie de errores fatales: en primer lugar avanzaron en formación de hileras cerradas exponiéndose fácilmente al tiro del enemigo, en segundo lugar la artillería rusa había dejado vastos espacios de «tierra de nadie» convertidos en un cenagal debido a que las explosiones derritieron el barro con la nieve e hicieron impracticable el paso de los carros, y en tercer lugar la mayor parte de las tropas habían ingerido grandes cantidades de vodka antes de la batalla y por tanto estaban borrachas o padecían de resaca.
Inmediatamente después de la victoria en la Batalla de Krasny Bor por parte de las fuerzas del Eje y especialmente de los voluntarios españoles, en la Unión Soviética reinó cierta confusión acerca del destino de la División Azul. Aunque inicialmente la prensa rusa y en general la de los Aliados Occidentales, así como la Radio BBC del Reino Unido, afirmaron que la unidad hispana había resultado completamente destruida durante la «Operación Estrella Polar», algo que fue desmentido desde las propias autoridades de España el 13 de Febrero. A pesar de todo y del incuestionable triunfo de las armas españolas, el enfrentamiento causó una profunda conmoción en la Península Ibérica por el gran número de bajas cosechadas en poco menos de veinticuatro horas, un récord raramente batido por el Ejército Español en las contiendas del siglo XX.




La Unión Soviética sufrió más de 20.000 bajas entre 11.000 muertos y 9.000 heridos o desaparecidos. El Eje sufrió 3.645 bajas (3.641 españoles y 4 portugueses) entre 2.800 muertos, 845 heridos, 300 desaparecidos.
La victoria de la División Azul en la Batalla de Krasny Bor demostró la calidad de los mandos y soldados hispanos pese a proceder de una nación neutral como lo era España en la Segunda Guerra Mundial. Gracias al sacrificio de estos voluntarios, se consiguió hacer fracasar la «Operación Estrella Polar» desencadenada por el Ejército Rojo y sobre todo evitar una ruptura del Frente Oriental después de haber dejado el XVIII Ejército alemán desprotegido de manera negligente aquel sector, por lo que se evitó un desastre colosal y un colapso del Grupo de Ejércitos Norte para las potencias del Eje. No obstante y si por algo destacaron los combatientes ibéricos en un lugar tan distante de Rusia, fue por resistir en unas condiciones terribles y de inferioridad numérica y material a un enemigo inmensamente superior, escribiendo una de las páginas más brillantes y heroicas de la Historia Militar Española.

FUENTES:
https://www.facebook.com/cronicampsgm/photos/a.100906571299955/776694473721158/

Crónica Militar y Política de la Segunda Guerra Mundial

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Pál Maléter

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A pie y sin dinero. Diario de un soldado.





















Pedro Pablo Romero Soriano PS

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