"Hasta finales de marzo no me acabé de creer que Hitler estuviera decidido a librar una guerra mortal contra Rusia ni imaginé lo cerca que estaba. Los informes de nuestros servicios de inteligencia revelaban con todo detalle los grandes movimientos de tropas alemanas hacia los países balcánicos y en el interior de los mismos durante los tres primeros meses de 1941. Nuestros agentes se movían con mucha libertad por esos países casi neutrales y pudieron mantenernos adecuadamente informados sobre la amplia presencia de fuerzas militares que se desplazaban en tren y por carretera hacia el sudeste. Pero eso no suponía necesariamente la invasión de Rusia. Podía explicarse fácilmente por los intereses alemanes, por la política en Rumanía y Bulgaria, por sus proyectos para Grecia y por sus acuerdos con Yugoslavia y Hungría. La información sobre el inmenso movimiento de tropas que se estaba produciendo a través de Alemania en dirección al frente principal de Rusia, que iba desde Rumanía hasta el Báltico, era mucho más difícil de obtener. Que en ese momento, antes de aclarar el panorama en los Balcanes, Alemania fuera a iniciar otra gran guerra contra Rusia me parecía demasiado bonito para ser verdad.
No conocíamos el tenor de las conversaciones que Molotov, Hitler y Ribbentrop habían mantenido en Berlín en noviembre de 1940, ni las negociaciones y pactos subsiguientes. Los alemanes no parecían dispuestos a disminuir la intensidad de sus ataques al otro lado del Canal de la Mancha. Seguían golpeando Inglaterra con intensidad. La forma en que se había pasado por alto la concentración de tropas alemanas en Rumanía y Bulgaria, aparentemente con el beneplácito del Gobierno soviético, las pruebas que teníamos del envío de ingentes cantidades de suministros de gran valor desde Rusia a Alemania y el evidente interés común de ambos países por invadir y dividir el Imperio británico en el este, llevaban a pensar que Hitler y Stalin negociarían a nuestra costa y no que iban a enfrentarse en una guerra el uno contra el otro. Hoy sabemos que esa negociación estaba dentro de los amplios límites del objetivo de Stalin.
Nuestro Comité de Inteligencia Conjunta compartía estas impresiones. El 7 de abril indicó que había una serie de informes circulando en Europa sobre un plan alemán de ataque a Rusia. Aunque, según decía, Alemania tenía muchas tropas disponibles en el este preparadas para enfrentarse a Rusia en algún momento, no era probable que quisiera abrir otro gran frente todavía. Según el comité, su principal objetivo en 1941 seguía siendo la derrota del Reino Unido.
El 23 de mayo, este comité de los tres servicios comunicó que los rumores de un ataque inminente a Rusia habían amainado y que los informes apuntaban a la firma de un nuevo acuerdo entre los dos países, lo que consideraba verosímil, ya que la economía alemana necesitaba fortalecerse para hacer frente a las necesidades de una guerra larga. Alemania podía obtener la ayuda necesaria de Rusia por la fuerza o a través de un acuerdo. Los servicios de inteligencia creyeron que Alemania escogería esto último, aunque la amenaza del uso de la fuerza ayudara a conseguirlo. Se estaba forjando esa amenaza. Existían pruebas de la construcción de carreteras y apartaderos de ferrocarril en la Polonia alemana, de la preparación de aeródromos y de grandes concentraciones de tropas, que incluían unidades tanto terrestres como aéreas procedentes de los Balcanes".
FUENTES:
https://www.facebook.com/historiasgm/photos/a.105107930962361/500053621467788/
Historia de la Segunda Guerra Mundial
Extracto de “La Segunda Guerra Mundial, La Gran Alianza” de Winston Churchill
Pedro Pablo Romero Soriano PS