Carga Banzai

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La carga Banzai fue una táctica japonesa que consistía en un ataque frontal -a menudo suicida- en oleadas, usada durante la Segunda Guerra Mundial en todos los frentes del Pacífico y realizado como último recurso ante la imposibilidad de lograr la victoria, en lugar de rendirse al enemigo, que para la cultura militar japonesa significaba la mayor deshonra.

La expresión japonesa completa es “¡¡¡Tenno Heika Banzai!!!” traducido como “¡¡¡Larga vida al Emperador!!!” o “¡¡¡Diez mil años de vida al Emperador!!!”. Esta arenga era lanzada antes de empezar cualquier ataque contra el enemigo para infundir valor. Era pronunciada por el oficial más antiguo, siendo repetida tres veces por las tropas, aunque no significaba necesariamente que la carga fuese suicida.
El origen del término Banzai es polémico, pues si bien se le atribuye a la cultura japonesa medieval, el origen de la palabra y de su concepto de honor sería chino, y de hecho, durante la rebelión de los Boxers en el año 1900, estos usaron un grito de guerra similar en chino que decía: “¡¡¡Wansui!!!”, polémica que aun continúa entre historiadores chinos y japoneses.
Durante la guerra ruso-japonesa en 1904, conflicto que terminó con una contundente victoria nipona, y durante la batalla de Port Arthur, hubo regimientos japoneses que cargaron hasta la muerte contra las defensas rusas pero no utilizaron ningún grito o arenga.
Las cargas japonesas al grito de Banzai comenzaron en la segunda guerra sino-japonesa, pero las primeras cargas suicidas se produjeron durante la batalla de Guadalcanal, en agosto de 1942 y se fue repitiendo en todos y cada uno de los escenarios y batallas donde los japoneses sabían que no alcanzarían la victoria, prefiriendo morir de manera -para ellos- honrosa.
Al principio en Guadalcanal, los Marines no estaban acostumbrados a este tipo de combate y los japoneses llegaron varias veces a las mismas trincheras estadounidenses incluso a la lucha cuerpo a cuerpo, con gran pérdida de vidas. Los infantes de marina subsanaron eso instalando más alambres de púas y posicionando mejor sus nidos de ametralladoras.
En la defensa del campo Handerson fue donde el sargento John “Manila” Basilone, de la compañía Dog, 1er Batallón, 7º Regimiento de Marines, a cargo de dos posiciones de ametralladoras pesadas y con sólo dos hombres que quedaban en condiciones de luchar, mantuvo la posición y desbarató uno tras otro los continuos ataques Banzai japoneses. Al terminar el combate, ante las alambradas estadounidenses yacía muerto casi todo un regimiento japonés. Fue condecorado con la Medalla de Honor.
Veamos más ejemplos: durante el desembarco de Makín en noviembre de 1943, todo lo que quedaba del regimiento que defendía la isla cargó en masa contra los estadounidenses, no quedando ni un solo nipón con vida.
En la campaña de las Islas Aleutianas, durante la batalla de Attu en mayo de 1943 (hablamos de ella hace unos días), el coronel Yasuyo Yamasahki ordenó una carga banzai ladera abajo de una montaña, superando las primeras defensas estadounidenses y llegando hasta el hospital donde fueron acribillados. De los casi mil hombres, solo sobrevivieron veintiséis.
La mayor carga Banzai que se vivió durante la Segunda Guerra Mundial ocurrió durante la campaña de las Islas Marianas, específicamente durante la batalla de Saipán en junio de 1944. El general Yoshitsugo Saito, al saberse ya derrotado y viendo que que la isla serviría como base para los bombarderos pesados estadounidenses, ordenó formar a todos sus hombres, incluidos los heridos y al grito de ¡¡¡BANZAI!!! se lanzó contra las líneas americanas. Los nipones fueron barridos y se calcula que sobre el campo de batalla quedaron más de tres mil muertos.



Durante la batalla de Iwo Jima, los estadounidenses se sorprendieron de que los japoneses no hicieron ninguna carga Banzai y la explicación fue que el general Tadamichi Kuribayashi, comandante de las fuerzas japonesas, las prohibió al estimar que le causarían más bajas al enemigo combatiendo defensivamente y hasta la muerte.
Durante la invasión soviética de Manchuria en agosto de 1945, varios de los regimientos japoneses terminaron aniquilados cargando contra las fuerzas soviéticas.
Viendo la inminencia de la derrota, el gobierno japonés promulgó una ley, la Chioku Gyokusai, “Cien Millones de Fragmentos de Jade”, que ordenaba a que, en caso de invasión, que toda la población japonesa debía sacrificarse ante el invasor hasta la muerte. Muchas fuentes indican que esa posibilidad influyó mucho en el lanzamiento de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.



Autor: Fortis 7 para Fortis Leader - The Pacific & Asia


FUENTES: https://www.facebook.com/fortisleaderpacific/photos/a.115526410728720/319953236952702

Fortis Leader - The Pacific & Asia

Referencias:


 


















Pedro Pablo Romero Soriano PS

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