El día que los alemanes ocuparon Bujaruelo

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La foto corresponde al día que los alemanes estuvieron en Bujaruelo, un minúsculo enclave pirenaico próximo al Parque Nacional de Ordesa, en la provincia de Huesca, en el mes de junio de 1943

Sabían queridos amigos que tropas de Alemania llegaron a ocupar territorio español, aragonés para más señas. ¿No?. Yo tampoco. Conocí tal hecho tras la lectura del libro «100 Historias Secretas de la Segunda Guerra Mundial» de Jesús Hernández, quien a su vez, reproducía una información al respecto publicada en el diario Heraldo de Aragón en el año 2002. Y como aficionado a todo lo relacionado con la Segunda Guerra Mundial que es uno, dicha historia me parece lo suficientemente interesante como para reproducirla por aquí. El periódico "Heraldo de Aragón" tuvo acceso a un documento histórico inédito que prueba cómo las tropas alemanas ocuparon Bujaruelo (en la foto que ilustra este post), un minúsculo enclave pirenaico próximo al Parque Nacional de Ordesa, en el mes de junio de 1943.

«Una patrulla alemana de vigilancia de frontera entró en España y llegó hasta las casas de Bujaruelo y, con el pretexto de buscar a unos franceses huidos, verificó un minucioso registro en todas las casas del poblado. Todo esto fue presenciado por los carabineros del puesto de la localidad sin que opusieran la más mínima resistencia a tal atropello», advertía el escueto documento confidencial de las autoridades españolas.

Los alemanes estaban buscando a dos miembros de la Resistencia francesa que trataban de escapar del país galo conducidos por un español, Miguel Pintado, que se dedicaba a llevar a escondidas cartas de la Resistencia al lado español, por lo que era conocido como «el Cartero de Bujaruelo». La familia de Pintado regentó el mesón San Nicolás de Bujaruelo desde 1928 a 1953 y él era pastor de vacas, actividades que le permitieron entablar amistad con vecinos franceses de Gavarnie y Gedre. Un día, esos amigos le pidieron ayuda para enviar cartas de la Resistencia con información secreta. Su padre no lo veía con buenos ojos, pero el pastor oscense no podía negarse. La amistad podía más que el peligro al que se exponía. A lado del mesón de San Nicolás estaba un cuartel de carabineros, avanzadilla de otro que había en Torla, a la entrada del Parque Nacional de Ordesa. Según Miguel Flores, nieto de Pintado, «los carabineros sabían lo que hacía mi abuelo porque muchas veces se refugiaban en el mesón sus amigos de la Resistencia o los escondía en las cuevas de Bujaruelo».

Miguel Pintado podía cruzar la frontera francesa con la excusa de llevar sus vacas a pastar desde el 26 de julio hasta noviembre, en virtud del Tratado de la Passerie, firmado en 1389 y que todavía sigue vigente y se practica. Su misión era llegar hasta Gavarnie y recoger el correo o a los oficiales franceses para trasladados hasta Sabiñánigo. Según su nieto, nunca «llegó a mirar las cartas. A veces las echaba en Torla y otras las llevaba a Sabiñánigo, si tenía que acompañar a alguien allí». En la capital serrablesa el contacto era el cónsul francés, Robert Lamit, gerente de la empresa Pechiney y colaboracionista con las redes de espionaje aliado en Aragón, como su compatriota, el jefe de la Aduana francesa de Canfranc, Albert Le Lay. Ambos eran muy amigos y precisamente un coche enviado por Lamit al pueblo viejo de Canfranc fue el que sirvió a Le Lay para huir de la Gestapo el 23 de septiembre de 1943 rumbo a Zaragoza-Madrid -Sevilla -Gibraltar-Argelia.

El día en cuestión, Miguel Pintado, acompañaba a un oficial francés y a otro amigo de Miguel Pintado podía cruzar la frontera francesa con la excusa de llevar sus vacas a pastar desde el 26 de julio hasta noviembre, en virtud del Tratado de la Passerie, firmado en 1389 y que todavía sigue vigente y se practica. Su misión era llegar hasta Gavarnie y recoger el correo o a los oficiales franceses para trasladados hasta Sabiñánigo. Según su nieto, nunca «llegó a mirar las cartas. A veces las echaba en Torla y otras las llevaba a Sabiñánigo, si tenía que acompañar a alguien allí». En la capital serrablesa el contacto era el cónsul francés, Robert Lamit, gerente de la empresa Pechiney y colaboracionista con las redes de espionaje aliado en Aragón, como su compatriota, el jefe de la Resistencia desde Gavarnie y Gedre a Sabiñánigo cuando, al ir a pasar la frontera, vieron que les seguía una patrulla de alemanes, por lo que aceleraron el paso hasta llegar a San Nicolás. Cruzada la muga, Pintado pensaba que el peligro había pasado y se encontraban a salvo, pero no fue así. Los alemanes cruzaron la frontera. «Mi abuelo se dio cuenta y al llegar al mesón le dijo a mi bisabuela que venían persiguiéndoles. Se marchó rápidamente hacia Torla. Los alemanes registraron Bujaruelo de arriba abajo, aunque de manera educada y sin que los carabineros del pueblo opusieran ninguna resistencia. Mi bisabuela les sirvió un café en la terraza del mesón, que se tomaron juntos alemanes y carabineros», contaba su nieto.

Esos miembros de la Resistencia de Gavarnie fueron los que en septiembre de 1944 acudieron a comer a Bujaruelo con Miguel Pintado para celebrar la liberación de Francia. «Ellos han sido clientes fijos del hotel y me han contado muchas más cosas de mi abuelo. En mi familia sólo lo sabía mi tío, aunque los abuelos de Torla deben conocer la historia y no dicen nada», reconocía el nieto, quien también contó que su abuelo solía ir con una perra llamada Canela que un día de 1944 no volvió a Bujaruelo. Se enteró que los nazis, que sospechaban de él, la mataron. «Fue la única víctima de la II Guerra Mundial aquí».

En la fecha de producirse el incidente, un grupo de media docena de carabineros vigilaba el paso fronterizo montañoso de Bujaruelo, en el que apenas existe un mesón que data del siglo XII y una iglesia derruida en honor a San Nicolás. A su vez, las tropas alemanas de la Brigada de Montaña de Baviera, se distribuyeron a lo largo del lado francés de la frontera a finales de 1942, cuando el Tercer Reich ocupó definitivamente Francia (hasta entonces estos pasos fronterizos habían quedado en la zona libre del gobierno de Vichy, siendo vigilados por gendarmes franceses).

No obstante, los alemanes, salvo en Canfranc (por su peculiaridad como estación internacional de jurisdicción hispano-francesa), no penetraron en territorio español. Por ejemplo, en El Portalet se instalaron en el Hotel Baresse, justo en el lado francés de la frontera. De hecho, fueron desalojados de allí por un grupo de guerrilleros españoles integrados en la Resistencia francesa. Ocurrió en agosto de 1944 y los miembros de la Brigada X de guerrilleros, capitaneados por el canfranero Ricardo Sánchez, lograron arrestar a 50 alemanes que estaban en el puesto fronterizo. Por eso, el episodio es más sangrante ya que, a pesar de que España no participaba en el conflicto mundial, los alemanes no tuvieron ningún remilgo en cruzar la frontera y ocupar un pequeño poblado pirenaico altoaragonés, acción que el régimen franquista se encargaría de mantener oculto.


FUENTES:

«100 Historias Secretas de la Segunda Guerra Mundial» de Jesús Hernández

http://www.serrablo.org/revista/126/el_cartero_de_bujaruelo

http://www.foroporlamemoria.info/documentos/nazis_bujaruelo.htm

https://elrincondeschlosser.blogspot.com/2017/08/el-dia-que-los-alemanes-ocuparon.html

















 




Pedro Pablo Romero Soriano PS

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