El 21 de abril de 2014, el presidente ruso, Vladimir Putin, firmó un decreto para la rehabilitación de los tártaros de Crimea que sufrieron represalias estalinistas a petición del presidente de la República rusa de Tatarstán, Rustam Minnijánov
Panfleto de propaganda (en ruso) animando a campesinos de Rusia para trasladarse a Crimea. 1951
A los tártaros, los rusos los acusaron de colaborar con el enemigo (franceses e ingleses) en la segunda guerra de Crimea, y de simpatizar con los alemanes cuando invadieron Crimea durante la Segunda Guerra Mundial. CORDON
Los tártaros, descendientes de los mongoles, se asentaron hace siglos en Crimea y fueron deportados en masa por orden de Stalin
Tártaros deportados
Reconquistada Crimea, Stalin decidiría que trato había que dispensarles. El dictador soviético fiel a su estilo autorizó a Béria a deportar toda la nación de los tártaros de Crimea hacia Uzbekistán y Kazajistán principalmente. Todos y cada uno de sus habitantes habrían de pagar por las acciones de una minoría que se atrevió a prestar algún apoyo durante la invasión alemana.
El 18 de mayo de 1944 comenzó el espanto. Metieron a treinta familias en cada vagón de tren. Sin comida ni bebida, a oscuras, sin apenas oxígeno. Solo en los convoyes que viajaban a Kirguizia murieron 26 000 personas. Al llegar a su destino los esperaba el frío, el hambre y el hacinamiento. Tener en cuenta que al partir al exilio, las pertenencias de estos pobladores como sus gallinas, cobertizos, hectáreas de cereales en fin, todos sus bienes fueron requisados.
Najiye Batalova tenía 6 años cuando su familia fue deportada. Trabajó toda su vida como periodista e historiadora del nefasto hecho. En total, dice, murieron alrededor del 46% de los exiliados por las duras condiciones en que se encontraron. Muchos sobrevivientes sufrieron el trabajo esclavo en los campos de algodón de Uzbekistán.
Otra mujer Sedeka Memetova quien tenía ocho años cuando Stalin la deportó junto con su familia, lo recuerda bien. Imposible olvidar aquel viaje en tren con otras 29 familias tártaras hacinadas en su mismo vagón de ganado oscuro y pestilente. Sus cuatro hermanos murieron allí.
Sedeka logró llegar viva a Uzbekistán, el destino de aquel tren de la muerte. También logró sobrevivir a las infinitas penurias que allí la esperaban: el hambre, la sed, el frío, las enfermedades que se llevaron por delante a la mitad de los suyos. Cuarenta y tres años más tarde, en 1987, decidió regresar a la tierra de la que los rusos la habían expulsado.
Al final esta deportación en masa era parte de la inmisericorde y brutal manera de gobernar de Iósif Stalin, anhelaba rusificar sus dominios y para lograrlo aniquiló a pueblos que acababan de padecer la dominación alemana, como los calmucos, ingushes, chechenos, balkares y a los tártaros de Crimea. Hoy en día la palabra “Sürgün”, que significa “exilio”, es el término con el que los tártaros de Crimea denominan y recuerdan aquella pesadilla en su historia.
También los calmucos situados detrás de Stalingrado hasta el Mar Caspio, sufrieron el látigo del Vozhd.
FUENTE:
https://www.facebook.com/photo/?fbid=558991678998013&set=gm.1407721599696905
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Apocalipsis: la Segunda Guerra Mundial™
Pál Maléter
Fuente: "Hitler vs Stalin: Una Guerra de Exterminio" de Laurence Rees
Pedro Pablo Romero Soriano PS