Un Königstiger en el Reichstag

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Relato del SS-Unterscharführer Georg Diers (Tripulación del Königstiger número 314: Conductor, Willi Kenkel; operador de radio/ametralladora, Bodo Hansen; cargador, Alex Sommer; tirador, Wolf-Diether Kothe, comandante, Georg Diers).

25 de abril: La batalla por Neukölln ha comenzado. Los soviéticos han intentado varias veces avanzar con el apoyo de sus blindados por la Hertzbergstraße y la Zwiestädter Straße, pero en todas y en cada una de las ocasiones les hemos frenado. Sin embargo, nosotros también hemos sufrido pérdidas. Un Königstiger se convirtió en el blanco de todo un grupo de blindados soviéticos. A pesar de destruir a un buen número de ellos, los proyectiles enemigos lograron inmovilizar al carro de combate alemán, y alcanzarle en una torreta, provocando que empezarse a arder. La tripulación pudo escapar, pero el comandante fue herido cuando salía de su blindado por metralla, perdiendo un ojo. Sus compañeros le evacuaron hasta la retaguardia, donde fue dejado a un lado de la carretera mientras no dejaba de emanar sangre. Más tarde, fue trasladado a un hospital militar. Con el apoyo de tropas de la "Nordland", lanzamos un contraataque a través de la Berliner Straße, donde las tropas del Ejército Rojo habían roto nuestras defensas. Destruimos 3 tanques mientras la infantería avanzaba. Cuando la resistencia enemiga finalizó, hacia el final de la tarde, se nos fue dada la orden de regresar a la Hertieplatz, donde recibiría nuevas órdenes por parte de mi nuevo oficial al mando, un berlinés.

26 de abril: Durante la noche, Neukölln fue sede de un severo bombardeo por parte de los "Órganos de Stalin", donde nuestro blindado fue atacado. Yo mismo fui herido en un brazo. Cambiamos de posición, nos trasladamos a la Hermannplatz. Tenemos órdenes de replegarnos hacia el norte, hasta la Potsdamer Platz. En el camino, tenemos que destruir dos blindados para continuar con la retirada. A pesar de tener el Königstiger dañado, logramos replegarnos hasta la plaza. Después de un agotador trayecto, dejo a mi tripulación sola, reamunicionándose, para ir por mi cuenta a un puesto de socorro cerca del Anhalter Bahnhof. Allí, se me son tratadas las heridas, y sin más dilación, vuelvo a mi tanque para pasar la noche.

27 de abril: Pronto en la mañana, cruzamos la Potsdamer Platz para recolocarnos en la U Stadtmitte, y desde allí, nos movemos hasta la Lindenstraße, por donde continuamos hasta la Belle-Alliance-Platz.

28 de abril: El Ejército Rojo ataca la Luisenstädtische Kirche, al este, entre Sebastianstraße y la Alte Jacobstraße, sin éxito.

29 de abril: Nos dirigimos hacia la Potsdamer Platz. Posicionamos el Königstiger a la izquierda del blindado del SS-Oberscharführer Turk. Los ivanes atacaron la posición con gran fiereza durante horas. Turk y yo podemos frenar un ataque acorazado soviético, mientras las ametralladoras de nuestros tanques frenan a la infantería. Junto a mi tripulación, destruimos a un IS-122 y a varios T-34. Los bolcheviques no vuelven a atacar.

30 de abril: Nos es ordenado que nos traslademos al Reichstag, mientras Turk continúa con la defensa de la Potsdamer Platz. El área que rodea al edificio está repleta de cráteres, entre los que podemos divisar los cascos quemados de numerosos T-34. Nos posicionamos en una esquina del Reichstag, donde preparo a la tripulación en caso de un posible ataque. Poco más tarde del mediodía, los soviéticos atacan. Disparando con todo lo que teníamos, conseguimos frenar el avance, añadiendo unos cuantos tanques más a la cuenta.

1 de mayo: Continuamos defendiendo aquella zona, que comprende, además del Reichstag y sus inmediaciones, la Puerta de Brandemburgo y la carretera hacia la Siegessäule. Para proteger a los heridos en la Casa de la Ópera Kroll, lanzamos un pequeño contraataque, junto a un grupo de infantes, para hacer retroceder a los soldados soviéticos de la zona. Sin embargo, el Ejército Rojo ataca la zona con gran violencia, y consigue aproximarse de gran manera hacia el Reichstag. Sin casi munición, nos retiramos hacia el Ministerio del Aire para ser re-amunicionados. Allí, fui informado de que debía tomar parte en un intento de romper el cerco junto a otros 5 tanques. Avanzamos hacia la Friedrichstraße, y allí, pudimos observar, asombrados, la gran cantidad de soldados que había, en camiones, semiorugas o incluso a pie. Rodamos hacia el norte, hacia el Weidendammer Brücke. Un grupo de soldados de las Waffen-SS se me acercaron y me pidieron montarse en la trasera del Königstiger, cosa que permití. Una vez cruzado el puente, cruzamos hacia la izquierda, hacia la Ziegelstraße, donde fuimos emboscados. Un fuego infernal de armas pequeñas y granadas masacró a nuestros pasajeros, mientras mi conductor aceleraba al máximo para escapar de aquella trampa. Un poco más tarde, nos encontramos con un joven SS-Untersturmführer en una calle, y le dejamos que se encaramase a la torreta. Acto seguido, nos comunicó a gritos cómo salir de allí y dirigirnos a una zona tranquila. Mientras tanto, mi operador de radio comunicaba nuestra situación. Cansados y tristes, se nos fue trasmitida la orden de destruir nuestro blindado. Con las lágrimas en los ojos, cumplimos la orden, y destruimos el Königstiger que nunca nos había fallado. La guerra había terminado para mí y para mi tripulación. No tenía sentido continuar luchando, arriesgando nuestras vidas, cuando apenas quedaban horas para la capitulación.

El Ejército Rojo en el Reichstag


FUENTE:

https://www.facebook.com/historiasgm/photos/a.105107930962361/560973608709122/

Historia de la Segunda Guerra Mundial
































Pedro Pablo Romero Soriano PS

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