Lanzagranadas M7

0

En la fotografía coloreada, el sargento Roy Springfield, natural de Chattanooga, Tennessee, aparece pertrechado de granadas de mano y sostiene un lanzagranadas M7 de fusil junto con una carabina M1A1, en una pausa durante los combates en la Línea Siegfried al norte de Baum en Alemania. 23 de febrero de 1945

Cuando Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial a fines de 1941, toda la infantería recibió la granada de mano de fragmentación Mk 2. Debido a su naturaleza de lanzamiento a mano, tenía un alcance de solo 32 metros y no podía usarse contra objetivos blindados. Para mantener su peso bajo, tenía que tener una pequeña carga, con un radio de fatalidad de solo 5,5 metros. Para rangos más largos, los accesorios de granadas de fusil estaban disponibles para el M1903 Springfield (lanzagranadas M1) y M1917 Enfield (lanzagranadas M2). Estos fusiles ya habían sido casi reemplazados en el servicio de primera línea por el nuevo fusil, el M1 Garand, en 1943. Para rectificar esto, el Departamento de Artillería del Ejército de los EE.UU. diseñó un nuevo accesorio lanzador para el M1 Garand, designado como M7, que podría disparar granadas mucho más pesadas hasta 230 metros. Las granadas de fragmentación compatibles con el M7 tenían un radio de letalidad de 10 metros, entrando en producción y servicio en 1943.

El lanzagranadas M7 era un dispositivo en forma de tubo con una longitud total (incluido el soporte de montaje) de 19 cm. Un extremo encajaba en el cañón del fusil M1 Garand que encerraba la boca del cañón y se mantenía en su lugar con la lengüeta de la bayoneta del fusil. El otro extremo era cilíndrico con un pequeño clip que mantenía la granada en su lugar por fricción. Para lanzar una granada, un cartucho de fogueo especial de alta potencia hecho específicamente para el propósito (el cartucho de granada Springfield M3 .30-06) se colocaba en la recámara del fusil. Usando marcas grabadas en el dispositivo para determinar el rango deseado, la granada de fusil se deslizaba sobre el lanzador. Cuando se disparaban, los gases en expansión resultantes propulsaban la granada a una distancia considerable dependiendo del tipo de granada, del ángulo vertical en el que se sostenía el fusil y qué tan lejos estaba colocada la granada sobre el lanzador. Dado que el dispositivo desactivaba la función semiautomática del fusil para evitar daños al arma por disparar granadas, el fusil no se podía disparar normalmente cuando el lanzador M7 estaba en su lugar. Las granadas de fragmentación, antitanque y de humo y las de señales estaban disponibles junto con un adaptador para permitir el uso de granadas de mano. Se entregaron de uno a tres lanzagranadas M7 a cada escuadrón de fusileros, según el período.


FUENTE:

https://www.facebook.com/historiasgm/photos/a.105107930962361/581935743279575/

Historia de la Segunda Guerra Mundial

































 


Pedro Pablo Romero Soriano PS

Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios