Soldados griegos disparando un mortero Brandt mle 27/31 de 81 mm, en la cordillera del Pindus en el norte de Epiro, Grecia, durante la guerra greco-italiana de 1940. El mortero Brandt mle 27/31 fue un arma del Ejército francés durante la Segunda Guerra Mundial. Diseñado por Edgar Brandt, era un perfeccionamiento del mortero británico Stokes. El mortero Brandt fue muy influyente, y numerosos países le concedieron licencias o lo copiaron. Esta arma, junto con el mortero Stokes, sirvió de modelo para la mayoría de las armas ligeras de la Segunda Guerra Mundial. Francia, Rusia, Italia, China y Estados Unidos construyeron armas a partir de este diseño, con pesos, dimensiones y prestaciones similares
La invasión de la Italia Fascista a Grecia fue uno de los acontecimientos más importantes de la Segunda Guerra Mundial. Aquella agresión del Ejército Italiano que partió desde su protectorado en el Reino de Albania contra el Epiro, desató la conocida como Guerra Greco-Italiana que se desenvolverá con un desastre de las armas latinas y por tanto en la amenaza de una intervención de Alemania, extendiendo de este modo la contienda al «Avispero de los Balcanes».
Grecia, pese a estar gobernada por un régimen autoritario y nacionalista encabezado por el primer ministro Ioannis Metaxas, era, sin embargo, un país tradicionalmente del lado de los Aliados. Grecia había liberado parte de su territorio en la Primera Guerra Mundial combatiendo a las fuerzas otomanas, aliadas de los Imperios Centrales. Por lo tanto, era un país tradicionalmente aliado del Imperio británico.
Las relaciones entre los dos países Grecia e Italia, en el periodo de entreguerras no habían sido buenas.
En 1922 ambas naciones se habían enfrentado en el Incidente de Corfú, del que Mussolini salió humillado.
La dependencia del país del Mediterráneo y de la principal potencia de éste, Gran Bretaña, forzaba a Grecia a seguir una política favorable a ésta, a veces en contra de Italia. Las finanzas griegas también se encontraban en gran parte en manos británicas
Como Benito Mussolini daba por hecho que Alemania obtendría la victoria contra el Imperio Británico tras la Batalla de Inglaterra y los continuos bombardeos sobre Londres, urgentemente la Italia Fascista precisaba de un glorioso triunfo con el que pudiera sentarse en la llamada «mesa de los vencedores». Inicialmente se pensó en una avance sobre Egipto para arrebatar a los Aliados el Canal de Suez o en una invasión a Yugoslavia, pero por el momento ambas operaciones resultaban imposibles de cumplir a corto plazo por los siguientes motivos: la primera por las vacilaciones de los propios mandos del Ejército Italiano en África y la segunda porque se necesitaba la ayuda de Alemania (y los germanos no estaban dispuestos a violar la neutralidad de los Balcanes).
Así pues la única opción era Grecia, con la cual precisamente la política internacional italiana liderada por el Ministro de Asuntos Exteriores Galeazzo Ciano se encaminó a provocar para tener la tan ansiada excusa de «casus belli».
Para revertir la situación, en marzo Mussolini lanzó la operación Primavera, una última ofensiva para romper las líneas griegas. Aunque esta también fracasó, la victoria italiana era cuestión de tiempo. La situación era favorable para los italianos, que contaban con enormes recursos militares en la retaguardia, mientras que al bando griego le faltaban armas, munición y equipamiento.
Al final , la mala organización, el clima adverso y una orografía difícil entorpecieron el ataque. Ante la defensa aguerrida de los griegos, Hitler se vio obligado a intervenir para reconducir la situación de su aliado.
Hitler se había cansado de esperar a Mussolini. No podía mantener un frente abierto en los Balcanes porque la prioridad era la operación Barbarroja, la invasión de la Unión Soviética. A principios de abril, el mando militar alemán emprendió la operación contra Grecia. En menos de un mes, las tropas del Eje conquistaron el territorio griego y expulsaron a los británicos.
El desastre italiano en Grecia fue el punto de inflexión para la proyección militar de Mussolini en la Segunda Guerra Mundial, pues Italia pasó a depender aún más de la Alemania de Hitler, que incluso tuvo que actuar en territorio italiano.
Por su parte, Grecia fue ocupada hasta septiembre de 1944, cuando las tropas alemanas abandonaron el país ante la presión aliada.
FUENTES:
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Pedro Pablo Romero Soriano PS