U-156 (tipo IX-C) en el puerto francés de Lorient. En la torre de mando del submarino con gorra blanca está su comandante, el capitán Werner Hartenstein (1908-1943)
Korvettenkapitän Gustav Julius Werner Hartenstein
El día 12 de setiembre de 1942, a las 20:00 horas, el submarino alemán U-156 comandado por el Korvettenkapitän Werner Hartenstein, estaba de patrulla en el Atlántico Sur en la costa africana entre Liberia y la Isla Ascensión, cuando avistó un buque enemigo sin escolta que navegaba en zig-zag.
Se trataba del RMS Laconia convertido en crucero mercante armado en setiembre de 1939, y en la fecha comandado por el Capitán Sharp, el mismo que en extrañas circunstancias, nunca aclaradas, perdió su buque, el RMS Lancastria, en las costas francesas durante la evacuación de las derrotadas tropas británicas en 1940.
¡Fuego!
Asumiendo que era un transporte de tropas por estar armado, de hecho el Laconia era un buque auxiliar de la Royal Navy, a las 22:22 Hartenstein puso al submarino en posición de ataque y lanzó un par de torpedos que hicieron blanco enviando al buque al fondo del mar. El Laconia pudo enviar un mensaje en la frecuencia de auxilio marítimo de 500 Kcs, diciendo:
SSS SSS SSS 0434 SOUTH 1125 WEST LACONIA TORPEDOED
(Durante la Segunda Guerra Mundial, se adoptó utilizar las letras SSS en lugar de SOS cuando se trataba de un ataque submarino, para alertar a los buques socorristas sobre la amenaza de un submarino en la zona.)
Rescate
Mientras verificaba el hundimiento, con la posibilidad de capturar a los oficiales sobrevivientes, Hartenstein observó que había muchos tripulantes flotando en el agua. Emergió y trató de rescatar a algunos oficiales pero se dio con la sorpresa que había varios cientos de personas flotando en el mar.
En el libro de bitácora Hartenstein anotó que había hundido el mercante armado Laconia de la Línea Cunard. Pero en el agua no había sólo tripulantes supervivientes, sino hombres y mujeres que formaban el pasaje del buque, compuesto de 136 tripulantes, 80 mujeres y niños británicos, 286 soldados británicos, 1.800 italianos prisioneros de guerra y 160 soldados polacos que actuaban en calidad de vigilantes de los prisioneros.
Esto fue parte de lo que bombardeó el teniente estadounidense James D. Harden con su B-24, obedeciendo la orden del capitán Robert C. Richardson III,.
Hartenstein inició una operación de rescate y pronto el interior del submarino y la cubierta estaban abarrotados con 200 supervivientes incluyendo cinco mujeres y otras doscientas personas que ocupaban cuatro lanchas salvavidas del buque que hizo amarrar al submarino para ser remolcadas.
Hartenstein envió un mensaje por radio con Hamburgo comunicando la situación diciendo:
VERSENKT VON HARTENSTEIN BRITE LACONIA STOP MARINEQUADRAT FF 7721 310 GRAD LEIDER MIT 1.500 ITALIENISCHEN KRIEGSGEFANGENEN STOP BISHER 90 GEFISCHT STOP 157 CBM STOP 19 AALE, PASSAT 3, ERBITTE BEFEHLE STOP
El Almirante Doenitz ordenó a otros dos submarinos acudir a la escena. A las 06:00 horas del día 13, Hartenstein radió en frecuencias marinas internacionales y en inglés a todos los barcos en los alrededores solicitando asistencia y dando las coordenadas de su posición y comprometiéndose a no atacar, siempre y cuando no fuera atacado por barcos o aviones:
IF ANY SHIP WILL ASSIST THE SHIP-WRECKED LACONIA-CREW I WILL NOT ATTACK PROVIDING I AM NOT BEING ATTACKED BY SHIP OR AIR FORCES STOP I PICKED UP 193 MEN STOP 4,53 SOUTH, 11,26 WEST STOP GERMAN SUBMARINE STOP
El U-156 permaneció en el área durante dos días y medio. Antes del mediodía del 15 de setiembre, se le unió el U-506 al mando de Erich Würdeman y horas después el U-507 al mando de Harro Schacht, además del submarino italiano Cappellini. Los cuatro submarinos, con lanchas a remolque y cientos de supervivientes en cubierta tomaron rumbo a la costa de África para encontrarse con barcos de guerra de la Francia de Vichy que habían zarpado de Dahomey y Senegal.
Al día siguiente, los cuatro submarinos con banderas con una cruz roja montada sobre la cubierta de los cañones, fueron avistados por un avión bombardero estadounidense B-24 procedente de la isla Ascensión. Hartenstein le envió señales al piloto solicitándole ayuda. El teniente James D. Harden dio vuelta y notificó a su base sobre la situación. El oficial superior de guardia en Ascensión en esos momentos, Capitán Robert C. Richardson III, ordenó al teniente Harden hundir los submarinos, a pesar de los supervivientes a bordo y los que eran remolcados.
Harden regresó al lugar donde navegaban los submarinos y atacó con bombas y cargas de profundidad. Una de las bombas cayó directamente en una de las lanchas remolcadas detrás del U-156. Bajo ataque, Hartenstein no tuvo otra opción que soltar las amarras de remolque y ordenó a los supervivientes que estaba en cubierta a saltar al agua. El submarino se sumergió y escapó. Con esa cobarde acción del capitán Richardson, muchos otros supervivientes del Laconia murieron.
Los supervivientes que lograron mantenerse a flote, quedaron a su suerte flotando durante semanas, muriendo la mayoría por inanición y en medio de una dolorosa agonía por insolación. Hubo casos confesos de que la cucharada de agua que se podían permitir, les era negada a los moribundos para poder salvar a los más fuertes. Otros que bebieron agua de mar y orines murieron más rápido todavía. Sin embargo algunos lograron salvarse para dar testimonio de lo que ocurrió durante esos días a partir del 12 de setiembre de 1942.
El infortunado capitán Sharp se hundió con su barco, y se llevó el secreto de lo sucedido, tanto en el RMS Laconia como en 1940 cuando se hundió el RMS Lancastria con más de 6.000 personas a bordo.
Testimonios
Por el testimonio de los supervivientes civiles, se supo que los prisioneros italianos fueron sometidos a un trato inhumano por parte de los soldados polacos que los vigilaban. Estos hechos sin embargo fueron silenciados en Londres por orden de Winston Churchill y por tanto nada se supo de lo que ocurrió sino hasta años después de terminada la guerra. De igual forma, las órdenes emitidas por el Capitán Robert C. Richardson III al teniente Harden fueron silenciadas por decisión política de Estados Unidos.
Orden Laconia
Hasta antes del incidente del Laconia, los submarinos alemanes ayudaban a los supervivientes encontrados en el mar, con agua, alimentos e instrucciones para que pudieran llegar a tierra. Pero a partir de ese momento, debido a que los submarinos fueron atacados a pesar de llevar la cruz roja en sus cubiertas y de haber reportado por radio y con señales luminosas la situación del submarino al enemigo, el Almirante Doenitz ordenó la prohibición de todas las operaciones de rescate de supervivientes, los cuales debían ser abandonados a su suerte.
Juicios de Núremberg
La Orden Laconia, fue utilizada años después en los Juicios de Nuremberg, como argumento para condenar al Almirante Dönitz por crímenes de guerra, a pesar que los submarinos estadounidenses, en el Pacífico, operaban siguiendo órdenes similares, abandonando a miles de náufragos a su suerte. Finalmente Doenitz fue condenado a 11 años 6 meses en la prisión de Spandau.
Destino del U-156
Werner Hartenstein y los tripulantes del U-156 encontraron la muerte al ser atacados, seis meses después, el 8 de marzo de 1943, cuando se encontraba de patrulla en las cercanías de Barbados. Un avión le lanzó cargas de profundidad hundiendo al submarino con toda la tripulación.
Era el 12 de septiembre de 1942. El Laconia, un transatlántico británico que había sido requisado por la guerra, viajaba cargado de pasaje, carga y prisioneros de guerra italianos (unas 2.300 personas en total) a toda máquina hacia Gran Bretaña (unos 15 nudos).
Sus forzadas calderas escupían un humo negro que se veía a millas de distancia, y que atrajo la peor compañía de todas, un submarino.
Concretamente, el U-156, un tipo IX C, comandado por Werner Hartenstein, un héroe de guerra alemán.
Por el periscopio reconocieron al Laconia, y se prepararon para atacarlo, pues el barco al pertenecer ahora a la armada y estar artillado, se consideraba un blanco legítimo.
Dispararon dos torpedos desde proa, que impactaron de lleno en el transatlántico sentenciando el navío.
El radiotelegrafista del Laconia transmite el siguiente mensaje:
"S.S.S...S.S.S... Laconia torpedeado" se sustituyó la O en el S.O.S. para indicar la presencia de Submarinos.
Conforme los primeros náufragos caen al agua y se arrían los botes, la tripulación del submarino ve a los prisioneros italianos, y decide, contra toda cautela, emerger y ayudar a socorrer a los náufragos.
¿Habría hecho lo mismo si no hubiese prisioneros aliados a bordo? Nunca lo sabremos, el caso es que ayudó a todos cuantos pudo, fuesen quienes fuesen.
Llenó la cubierta hasta los topes y remolcó los botes salvavidas.
Desgraciadamente casi la totalidad de prisioneros italianos perecieron encerrados.
La noche del 12 al 13 llega un telegrama al cuartel general de los submarinos, en Francia:
"Hartenstein ha hundido al inglés Laconia en 7721. Desgraciadamente, transportaba 1.500 prisioneros de guerra italianos. Ha sacado del agua, hasta ahora, noventa. Solicita instrucciones."
El almirante Dönitz manda inmediatamente a los submarinos cercanos:
"Schacht, Grupo Elsbär, Würdemann, Wilamowitz, reúnanse inmediatamente Hartenstein en 7721 para ayudarle a salvar los náufragos. ¡Rápido!. No comprometan en ningún caso la seguridad de sus buques. Los submarinos deben estar dispuestos para sumergirse en todo momento. Los submarinos, incluso el de Hartenstein, no embarcarán más que un número de náufragos que no pueda comprometer su capacidad de maniobra en inmersión"
Los alemanes contactaron con el Almirantazgo francés para que envíen buques rápidos al encuentro de los cargados submarinos, así mismo, Hartenstein mandó por radio repetidamente el mensaje:
"No atacaré a ninguno de los navíos que acudan en socorro de los náufragos del Laconia, a condición de que yo mismo no sea atacado por buques ni aviones. Submarino alemán"
Varios días después, el 16, un Liberator localiza los submarinos, ya reunidos con las embarcaciones de rescate francesas, y tras varios vuelos rasantes, viendo la bandera de la cruz roja, se aleja.
Su piloto, James Harden comunica a su base en la isla Ascensión la situación. El oficial de servicio, capitán Robert Richardson, le contesta: "Sink sub" (hunda el submarino). Después de media hora, el Liberator, en vuelo rasante a 800 m sobre el submarino, deja caer sus bombas en medio de las embarcaciones de salvamento: una de ellas tocada directamente zozobra. Docenas de británicos e italianos desaparecen bajo el agua. Dos bombas más con explosión retardada estallan bajo el submarino, cuyo comandante monta en cólera. Así, da orden de desembarcar a los náufragos y abandonarlos en el mar. El U-156 salió bien parado del bombardeo aéreo, pero con daños menores.
Al día siguiente, el incidente se repite con otro submarino con náufragos a bordo en la zona, aún a la vista de la insignia de la Cruz Roja; ello determinará la futura actitud de los submarinos alemanes de abandonar a los náufragos de los futuros ataques.
Con respecto a los náufragos del Laconia, de los 811 hombres que el paquebote transportaba, fueron salvados 800. De los 1.800 italianos perecieron 1.400.
El comandante de submarinos, el almirante Karl Dönitz, felicita a la tripulación de un submarino alemán tras su regreso después de realizar misiones exitosas. La fotografía fué tomada entre el 10 ó el 20 de mayo de 1942
El 12 de septiembre de 1942 el barco británico Laconia fue hundido en la costa de África occidental por el submarino U Boat 156 al mando del Korvettenkapitän Werner Hartenstein. El Laconia transportaba 1.800 prisioneros de guerra italianos, 80 civiles y 428 soldados británicos y polacos. Tras el desastre, viendo la situación, Hartenstein inició su trabajo cumpliendo con el deber de socorro y desplegando una bandera de la Cruz Roja. A pesar de ello, un bombardero americano B-24 atacó ampliando el desastre. La propaganda británica desplegó la idea de que los submarinos alemanes atacaban sin contemplaciones. La "Orden Laconia" tampoco se cumplió del todo pues los alemanes siguieron socorriendo a pesar de la "letra" de dicha orden. El Jefe de Submarinos, Karl Dönitz, fue procesado en Nürnberg, el testimonio del Almirante Nimitz aclaró muchas cosas. Los muertos quedaron en el Atlántico
Orden Laconia
Este es el documento conocido como la Orden Laconia, que se utilizó en los Juicios de Nuremberg para condenar al Almirante Dönitz por crímenes de guerra.
La orden 56 fue emitida después del incidente del Laconia, en el cual el comandante del submarino U-156 trató de rescatar a más de 2.000 hombres, entre los que se encontraban mujeres y niños y pidió ayuda a cualquier barco en los alrededores para salvar a los supervivientes. Las respuesta fue un ataque aéreo ordenado por la aviación de Estados Unidos desde la Isla Ascensión. Debe recordarse que bajo este mismo tipo de órdenes operaban en el Pacífico los submarinos estadounidenses. Se presenta además de la traducción al castellano, el original en alemán.
A b s c h r i f t.
Hauptquartier, den 7.10.43.
Ordenung No. 56
Der Oberste Befehlshaber
B.d.U
1) Se da por terminado todo intento de salvar supervivientes de buques hundidos, así como rescatar hombres nadando y ponerlos en botes salvavidas, poner a flote botes salvavidas volcados, entregar comida o agua. Ese tipo de rescate contradice el principal objetivo de la guerra que es destruir los barcos enemigos y sus tripulaciones.
2) Las órdenes de rescatar a los comandantes e ingenieros jefe se mantiene en efecto.
3) Se deberá rescatar a supervivientes, únicamente si su interrogatorio es importante para el submarino.
4) Mantenerse firmes. No olvidar que el enemigo no se preocupa por las mujeres y los niños cuando bombardea las ciudades alemanas.
DÖNITZ
GROßADMIRAL.
A b s c h r i f t.
Hauptquartier, den 7.10.43.
Ordenung No. 56
Der Oberste Befehlshaber
B.d.U
1) JEGLICHE RETTUNGSVERSUCHE VON ORDER ANGEHÖRIGEN VERSENKTER SCHIFFE, ALSO AUCH DAS AUFFISCHEN SCHWIMMENDER UND ANBORDGABE AUF RETTUNGS- BOOTE, AUFRICHTEN GEKENTERTER RETTUNGSBOOTE, ABGABE VON NAHRUNGSMITTELN UND WASSER HABEN ZU UNTERBLEIBEN. RETTUNG WIDERSPRICHT DEN PRIMITIVSTEN FORDERUNGEN DER KRIEGSFÜHRUNG NACH VERNICHTUNG FEINDLICHER SCHIFFE UND DEREN BESATZUNGEN.
2) DIE BEFEHLE ÜBER DAS MITBRINGEN VON KAPITÄNEN UND CHEFINGENIEUREN BLEIBEN BESTEHEN.
3) SCHIFFBRÜCHIGE NUR DANN RETTEN, WENN IHRE AUSSAGEN FÜR DAS BOOT VON WICHTIGKEIT SIND.
4) BLEIBT HART. DENKT DARAN, DAS DER GEGNER BEI SEINEN BOMBENANGRIFFEN AUF DEUTSCHE STÄDTE KEINE RÜCKSICHT AUF FRAUEN UND KINDER NIMMT!
DÖNITZ
GROßADMIRAL.
FUENTES:
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Crónicas de la Segunda Guerra Mundial y Conflictos Anexos (1931-1945)
Gustavo Roberto Ojeda
Pedro Pablo Romero Soriano PS