El pie de trinchera es una problema médico causado por la exposición prolongada de los pies a condiciones ambientales de frío, humedad y falta de higiene. Es uno de los muchos síndromes de inmersión del pie
Los pies afectados se adormecen, se ven afectados por eritrosis (se vuelven rojos) o cianosis (se vuelven azules) como resultado de un riego sanguíneo inadecuado. Posteriormente puede aparecer un olor desagradable, relacionado por estadios iniciales de necrosis. El empeoramiento del cuadro lleva a una hinchazón de los pies, formación de ampollas por la fuga capilar y úlceras abiertas, que pueden ser colonizadas por hongos (úlcera tropical).
Si el proceso continúa sin ser tratado, suele terminar con gangrena, que precisará de un tratamiento más agresivo como la amputación del miembro afecto. Por otra parte, si es tratado adecuadamente puede tener una recuperación normal y completa, aunque se caracteriza por un gran dolor a corto plazo cuando el pie recupera la sensibilidad. También deja como secuela una mayor susceptibilidad en el futuro a sufrir el mismo proceso, al igual que otras lesiones relacionadas con el frío.
El pie de trinchera se provoca cuando los pies están húmedos y fríos, y suele mediar un calzado demasiado apretado. A diferencia de las lesiones por congelación (frostbite), el pie de trinchera no precisa de temperaturas cercanas al punto de congelación, pudiendo ocurrir con temperaturas de unos 16º Celsius.
El pie de trinchera se divide en 3 estadios En primer lugar el pie sufre vasoconstricción, debido al frío y humedad dentro del calzado, ocasionando una falta de oxígeno en los tejidos. El pie se vuelve frío y blando al tacto, sufre ligera hinchazón, descoloridos y adormecidos. Si el pie es recalentado en este estadio, el tejido dañado se vuelve rojo por la vasodilatación y se sufre cierta hipersensiblidad, las molestias solo duran unos días o incluso unas horas.
En un segundo estadio las células resultan dañadas por la falta de riego. Cuando los vasos se abren los tejidos se hinchan por el exceso de líquido. En este momento un síntoma característico es el hormigueo constante. Cuando se recalienta en este estadio aparecen las ampollas que dejan paso a heridas con el lecho necrótico. En este estadio ya puede aparecer la gangrena. La recuperación puede durar entre 2 y 6 semanas, y serán necesarios analgésicos fuertes para tratar el dolor.
En un tercer estadio, que puede durar semanas o meses, la hinchazón cede y el pie parece volver a la normalidad. Durante esta fase el individuo refiere un incremento en la transpiración, mayor sensibilidad al frío, así como grados variables de dolor y pinchazos. El tratamiento cuando llega a este estadio es difícil, el recalentamiento dará paso a ampollas y úlceras, el tejido necrótico será mayor, la gangrena es frecuente. En los casos que se traten eficazmente la recuperación puede durar más de 6 meses durante los cuales el dolor será casi insoportable.
La prevención es la clave en el tratamiento de este problema. Es importante limitar la exposición al frío, tanto para prevenir como para tratar el problema. Es imperativo mantener el pie seco dentro del calzado.
Cuando es inevitable la exposición al frío y a la humedad el pie debe ser secado y elevado siempre que sea posible, deben cambiarse los calcetines y los zapatos por otros secos.
Cuando el problema aparece el tratamiento debe ser instaurado lo antes posible. Este tratamiento no es muy diferente al de las heridas por congelación, que consiste en: Limpiar y secar cuidadosamente el pie. Evita materiales sintéticos como vinilos o goma que no transpiran. Vestir tela o piel que pueda absorber la humedad. Utilizar calcetines limpios y secos diariamente. Utilizar talco para mantener la humedad a raya. Si aparecen los primeros síntomas aplicar calor durante 5 minutos. No utilizar los calcetines mientras se descansa.
Si aparecen heridas el pie es muy susceptible a la infección. El pie debe ser inspeccionado cuidadosamente diariamente, especialmente entre los dedos, buscando signos de infección. Es posible utilizar agentes secantes para controlar la humedad. El cloruro de aluminio se usa ampliamente en los trópicos.
FUENTES:
https://www.facebook.com/photo?fbid=10225954691206652&set=pcb.1574407706361626
Apocalipsis: la Segunda Guerra Mundial™