Batalla del fuerte Eben-Emael

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Adolf Hitler con un grupo de oficiales paracaidistas premiados del batallón de asalto Koch de la Séptima División Aérea. Los oficiales fueron galardonados con las Cruces de los Caballeros por la captura exitosa del estratégico fuerte belga Eben-Emael en mayo de 1940

En la foto, Fallschirmjäger después de la batalla por el fuerte Eben-Emael. En el medio, vemos a Karl Polzin, del Sturmgruppe "Granit". Justamente Polzin tuvo una muerte trágica y extraña, a manos de un compañero de armas, después de la batalla de Creta


Fort d’Ében-Émael se empezó a construir en 1931 tomando como inspiración la mencionada Línea Maginot, para subsanar la llamada brecha de Limburgo, por donde el Ejército alemán había penetrado durante la Primera Guerra Mundial siguiendo la modificación que Moltke hizo del Plan Schlieffen.
Quedó terminado en 1935. Tenía una planta pentagonal irregular que abarcaba unos 750 metros cuadrados -aunque un segundo tramo se extendía otro tanto-, lo que recordaba un poco a las antiguas fortificaciones Vauban de siglos anteriores. Sin embargo, la mayor parte de esas estructuras estaban bajo tierra, con una red de túneles de cuatro kilómetros -dotada de ventilación antigases- que conectaba los puestos de combate con otras instalaciones: cuarteles, depósitos de munición, planta de energía…
Únicamente afloraba una enorme techumbre de hormigón armado de metro y medio de grosor que resultaba peculiar, pues era completamente llana hasta el punto de que hoy sirve para albergar un bosquecillo y un trigal, pero que entonces era usada por los soldados para jugar partidos de fútbol (por eso no se colocaron minas, gravísimo error como veremos luego). En ella se apoyaban las cúpulas y casamatas de acero y hormigón que alojaban la artillería, los bloques de ametralladoras y varias trincheras y zanjas antitanque.
Aproximadamente 1.200 soldados estaban destinados a Eben-Emael al mando del mayor Jottrand; de ellos, un millar eran artilleros divididos en dos grupos (uno de guardia, otro acuartelado en un pueblo cercano) que se relevaban cada semana. Su nivel no era bueno, ya que se trataba básicamente de reservistas movilizados sobre la marcha, tras la invasión alemana de Polonia. Los 200 restantes eran técnicos diversos (personal de mantenimiento, administrativos, sanitarios, cocineros, etc).
Aún así, el fuerte parecía temible a priori. Contaba con cuatro casamatas replegables y sesenta y cuatro fortines que albergaban seis cañones de 120 mm, dieciséis cañones de 75 mm, doce cañones antitanque de 60 mm, veinticinco ametralladoras y varios cañones antiaéreos acompañados de quince reflectores.
El alcance de esa artillería se situaba entre 11 y 17,5 kilómetros; no se instalaron piezas de mayor calibre porque la neutralidad de la que presumía Bélgica imponía que el territorio germano quedase fuera del alcance de cualquier disparo. Otro error.
La Wehrmacht había concebido el plan de esquivar la Línea Maginot francesa entrando por territorio belga y girando hacia el sur, de manera que la BEF (Fuerza Expedicionaria Británica) y las tropas galas que la apoyaban quedaran aisladas del resto del país y de los belgas, cuyos planes eran retirarse hacia ellos a través de tres puentes. Por tanto, era vital para los alemanes apoderarse de dichos puentes, defendidos sólo por blocaos con ametralladoras que servía una única división de infantería (con una brigada en cada puente) con apoyo artillero de Fort d’Ében-Émael.
Por consiguiente, se decidió encargar la misión al Sturmabteilung Koch(Destacamento de Asalto Koch, llamado así por su comandante, Walter Koch), compuesto por miembros de la 7ª División Aérea y la 22ª División Aerotransportada. La primera (tres regimientos de paracaidistas y uno de infantería) debía tomar puentes, canales y el aeródromo de Waalhaven, cerca de Róterdam, mientras la segunda (dos regimientos de infantería y uno de paracaidistas) tenía como objetivo capturar los aeródromos del entorno de La Haya (Valkenburg, Ockenburg e Ypenburg).
Para asaltar el fuerte se eligió a miembros de ambas, casi todos Fallschirmjäger(paracaidistas) más algunos pilotos de la Luftwaffe, pero se consideró que lanzarse normalmente diseminaría los efectivos y retrasaría el ritmo, así que se optó por un aterrizaje con planeadores, muy silenciosos; se dice que el propio Hitler se mostró entusiasmado con ello, aconsejado por su piloto personal.
Finalmente, ochenta y cinco hombres resultaron elegidos para la misión, para lo cual llevaron a cabo un entrenamiento específico (se construyó una réplica a escala de las instalaciones belgas) y secreto.
Una vez lista, toda la fuerza de ataque, dividida en cuatro grupos (bautizados como Granito, Acero, Hierro y Hormigón), embarcó en medio centenar de planeadores y el 10 de mayo de 1940 aterrizó sobre la zona de operaciones, cada grupo en el sitio asignado para su respectivo cometido. Entraron en combate enseguida, al ser descubierta su llegada, pero aún así la sorpresa (no hubo declaración de guerra previa) les ayudó a tener éxito; sufrieron 22 muertos, 26 heridos y un prisionero.
Entretanto, los once planeadores del grupo Granito, el que debía tomar Eben-Emael al mando del teniente Rudolf Witzig, se posó sobre el techo de la fortaleza, que debía ser conquistada en no más de una hora. Los paracaidistas empezaron a explosionar con cargas huecas -un arma nueva- las torretas de los cañones que pudieran destruir los puentes y frenar el avance germano, a la par que usaban lanzallamas contra los puestos de ametralladoras. Todo salió bien excepto la voladura de las piezas de mayor calibre, que necesitó de más tiempo y ayuda de un bombardeo por parte de Stukas.
El espectáculo debió ser curioso, con los alemanes corriendo de un lado a otro por aquella gran superficie lisa, ora detonando explosivos, ora poniéndose a cubierto de sus propios aviones, mientras los defensores resistían tras los gruesos muros más de lo previsto; ni unos podían entrar ni los otros salir. Ya estaba desmantelada toda la artillería cuando los belgas enviaron fuerzas al lugar para contratacar. Pero fue inútil, ya que, irónicamente, habían conseguido destruir uno de los puentes… lo que no impidió a los alemanes usar el resto y, por contra, sí obstaculizó la llegada de auxilio. Por tanto, fueron repelidos.
Ese contraataque no pudo contar con la ayuda de los defensores del fuerte, ya que los paracaidistas habían destruido las puertas dejándolos encerrados. Los fallschirmjäger los mantuvieron así hasta el amanecer, en que les llegó el relevo con refuerzos; éste logró, cinco horas después, forzar la rendición de la posición.
Los belgas sufrieron sesenta muertos y cuarenta heridos, por seis muertos y diecinueve heridos alemanes. Todos los paracaidistas supervivientes fueron condecorados personalmente por Hitler, algunos con la Cruz de Hierro, como Witzig.
Los otros fuertes también cayeron: Aubin-Neufchâteau, el 20 de mayo, tras agotar sus municiones; Battice dos días después, el 22; y Tancrémont resistió hasta el 29, cuando capituló el gobierno belga. La batalla terminó, pues, con éxito teutón, permitiendo a la Wehrmacht entrar en Bélgica sin más obstáculos.




El 10 de mayo de 1940, 78 paracaidistas de la 7ª Flieger alemana (más tarde, la 1ª División Fallschirmjäger) aterrizaron en la fortaleza Eben Emael con 230 planeadores DFS, armados con explosivos especiales para atacar la fortaleza y sus armas. La mayoría de las defensas del fuerte estaban poco atendidas y fueron completamente tomadas por sorpresa. Gran parte del armamento defensivo del fuerte fue destruido en pocos minutos.
Los atacantes no pudieron penetrar dentro de las galerías subterráneas, pero las tropas de defensa no pudieron desalojarlos de las áreas superiores del fuerte. La fortaleza se rindió un día después, cuando los paracaidistas fueron reforzados por el 151º Regimiento de Infantería alemán. Usualmente cerca de 1.200 soldados estaban autorizados para estar en el fuerte a diario, solo 650 se encontraban ese día, con 233 soldados adicionales a seis kilómetros de distancia al momento del asalto alemán.
Los alemanes habían planeado la captura del fuerte con mucha antelación. En sus ejercicios, habían practicado el asalto usando una maqueta a gran escala de los exteriores del fuerte en la Checoslovaquia ocupada. Utilizaron las fortificaciones fronterizas recientemente construidas y capturadas que se adaptaron lo más posible a los diseños occidentales.
El mismo Adolf Hitler concibió un plan para apoderarse del fuerte Eben Emael colocando hombres sobre él mediante el uso de planeadores y así superar el problema de concentrar una gran disposición de paracaidistas en un objetivo muy reducido. Igualmente utilizando las nuevas ultra secretas bombas de «carga hueca» para penetrar las cúpulas.
El buen espionaje y la planificación superior, combinados con la falta de preparación del lado belga, ayudaron a hacer que la ejecución del plan secreto de Hitler fuera un éxito rápido y abrumador. La captura de Eben Emael implicó el uso por primera ocasión de planeadores para el ataque inicial y el primer uso de dispositivos de carga hueca en la guerra.
Los planeadores, dirigidos por el primer teniente Rudolf Witzig, aterrizaron en el techo de la fortaleza y, en total silencio, sorprendieron a los defensores. Pudieron usar las cargas huecas para destruir o deshabilitar las cúpulas de las armas. También utilizaron un lanzallamas contra ametralladoras. Los belgas destruyeron uno de los puentes clave, impidiendo que fuera usado por los alemanes, pero también impidiendo que una fuerza de alivio ayude a la fortaleza.
Los alemanes perdieron solo a seis de los ingenieros que prepararon el asalto y tuvieron 21 heridos, manteniendo a todos los defensores inmovilizados hasta la llegada del ejército atacante principal. Después del extraordinario éxito en la captura del fuerte, Hitler personalmente condecoró a todos los participantes del asalto.

La batalla del fuerte Eben-Emael enfrentó a fuerzas belgas contra alemanas y se libró entre los días 10 y 11 de mayo de 1940, cae el inexpugnable fuerte de Eben Emael lo que permitió a las fuerzas de tierra completar la invasión de Bélgica

Los soldados belgas se rinden a los paracaidistas alemanes después de la batalla de Fort Eben-Emael, Lieja, Bélgica. La toma del fuerte fue considerada un gran logro para los alemanes, ya que se consideraba la fortaleza más invencible del mundo. Fue conquistada en pocas horas

Eben Emael, considerada la fortaleza más fuerte del mundo, fue el eje de la principal línea de defensa belga y dominó todas las comunicaciones terrestres alrededor del Canal de Alberto. Fue un asalto sensacional y su derrota asestó un duro golpe del cual el Ejército belga no se recupera.

GALERÍA FOTOGRÁFICA














FUENTES:
Fuente http://batallashistoricas.com/c-segunda-guerra.../eben-emael

 































Pedro Pablo Romero Soriano PS

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