Max Pfeffer

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Retrato del General Max Pfeffer portando la cruz de caballero. (FGF Colourised)

Comandante de la 297ª División de Infantería de la Wehrmacht, unidad a la que le correspondería jugar un importante papel en la "Operación Azul", la ofensiva de verano de 1942 en el Frente Oriental, que culminaría con el cerco del grueso de las fuerzas alemanas en Stalingrado. Pfeffer y un puñado de sus hombres quedarían prisioneros del Ejército soviético a partir del 31 de enero de 1943.
A mediados del mes de septiembre las fuerzas del VI Ejército lograban avanzar en una dura lucha casa por casa, edificio por edificio, pero resultaba evidente que de esa forma la conquista completa de la ciudad demoraría todavía mucho tiempo; semanas o quizá meses, lo que resultaba particularmente peligroso en momentos en que se acercaba el invierno. Como ha resumido Manfred Kehrig, "la toma de Stalingrado no se consiguió por tres razones: faltaban las necesarias fuerzas de infantería, faltaba suficiente munición a la artillería y por último faltaba la instrucción para la lucha en la ciudad.
Fundamentalmente a esta última carencia son atribuibles las elevadas pérdidas". De ahí que los mandos insistieron en el envío de refuerzos, sobre todo de unidades de infantería, las que se encontraban diezmadas y agotadas, pero el problema es que en esos momentos las fuerzas armadas alemanas, estiradas al máximo de sus posibilidades, prácticamente carecían de reservas. La otra alternativa propuesta era interrumpir los ataques y retirarse a posiciones de invierno. Pero Hitler tenía otra opinión. Aunque a esas alturas Stalingrado, destruida hasta sus cimientos y hecha una ruina, había dejado de existir como centro industrial y nudo de comunicaciones, el 6 de octubre ordenaba que la tarea más importante para el Grupo de Ejército B debía ser la conquista completa de la ciudad. Ella tendría que transformarse en el cuartel de invierno para las sufridas fuerzas del VI Ejército de Paulus.
A medidas que las unidades alemanas se habían ido internando en los pobres terrenos de la estepa, se había ido haciendo más difícil el abastecimiento en el terreno. En efecto escaseaban desde e forraje para los 100.000 caballos que aseguraban en buena parte la movilidad del VI Ejército, hasta las papas, carnes y verduras, fundamentales para la alimentación de la tropa.

Carta del 1 de octubre de 1942
Querida Mamá: Los combates en la ciudad avanzan lentamente. Tras su término deberemos volver avanzar. Los rusos se atrincheran profundamente en todas las posiciones por lo que nos esperan combates muy duros, de los que todos sabemos que tendremos que salir triunfantes. Las cosas no pueden seguir así. Además sabemos que desde el punto de vista del aprovisionamiento nos espera un invierno muy difícil. El mando tendrá que instalarse en la estepa bajo tierra, de lo cual ya hemos tenido algunas primicias.
Debido a que por las tardes se pone frío, todos nos enterramos en nuestra trinchera cubierta de juncos mirando por la ventana provisoria y con la puerta cerrada. Por todas las grietas aparecen moscas azules que vienen desde los cadáveres de los caballos. Estas terminarían por desaparecer, pero preguntar si tendremos suficiente aprovisionamiento de carbón, es una pregunta tonta porque por aquí no hay árboles que se puedan quemar.
Hoy he recibido la noticia que mi mejor comandante de batallón ha sucumbido a sus heridas. El había sido herido en la espalda hace algunos meses por unas esquirlas que él mismo se sacó retrocediendo para curarse. Inmediatamente después quiso volver al frente. Le ordené que esperara a recuperarse bien. Cuando se enteró de que un par de días después volveríamos a atacar, se puso disimuladamente al frente de su batallón y lo condujo durante tres días con gran furia, cruzando el río y conquistando luego una altura dominante delante de la ciudad donde una granada de un tanque le cortó las dos piernas. Le alcance a conseguir la cruz de caballero. El 3 de septiembre ya había muerto. Un mozo fresco y seductor, siempre de buen ánimo y que tenía solo 27 años. Un valiente como él resulta imposible de reemplazar. Lo han sido siempre y serán cada vez más escasos.
Cordiales saludos: Tu fiel Max.



FUENTE:
https://www.facebook.com/photo/?fbid=545192581227514&set=g.4051594701624543

Facundo Colourised

Notas sacadas del libro Cartas de Stalingrado Alemania y Rusia frente a frente :1914-1943 - Epistolario del general Max Pfeffer / Enrique Brahm García.























Pedro Pablo Romero Soriano PS

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