El ascenso de Adolf Hitler al poder, 30 de enero de 1933

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Si bien este acontecimiento no se enmarca en el periodo de la Segunda Guerra Mundial, si se encuentra estrechamente relacionado a los sucesos que devendrían en el estallido del segundo conflicto a escala global.


Cuando en la mañana del 29 de enero de 1933, Hitler hizo su entrada en la oficina del futuro vicecanciller y comisario del Reich para Prusia que se encontraba dentro del edificio del Ministerio del Interior del Reich, exigió a Franz von Papen (ex canciller desde noviembre de 1932) la formación de un gobierno dirigido por él, la disolución del Reichstag mediante un decreto de emergencia del presidente del Reich (Hindenburg) y la convocatoria de nuevas elecciones. Su objetivo era, conseguir el respaldo de dos tercios del Reichstag, mediante una campaña electoral con el valor añadido de ser canciller del Reich nombrado por Hindenburg; esa mayoría le permitiría promulgar una ley de plenos poderes que le asegurara todo el poder dictatorial.

Papen admitió las exigencias de Hitler porque disponía de muy poco tiempo, ya que la víctima de sus intrigas, el todavía canciller Kurt von Schleicher (canciller desde el 3 de diciembre de 1932), seguía contando con el apoyo del Ejército del Reich. Papen temía a Schleicher porque ya se había reunido después de mediodía con Alfred Hungenberg (presidente del DVNP), Franz Seldte (fundador del partido Der Stahlhelm que se unió al DVNP) y Theodor Duesterberg para atraérselos a su bando. Mientras Schleicher engatusaba al presidente del DNVP (Partido Popular Nacional Alemán) con la promesa de que obtendría los puestos de Ministerio de Economía y Agricultura tanto en Prusia como en el gobierno nacional, Duesterberg y Seldte se oponían con vehemencia a que Hitler se convirtiese en Canciller, y eran partidarios de un nuevo periodo presidencial dirigido por Papen.

También Schleicher creía que era inminente la constitución de ese gobierno, y no el nombramiento de Hitler, porque, por su parte, la tarde de aquel 29 de enero de 1933 hizo llegar una oferta de cooperación a Hitler por medio del Jefe del Alto Mando del Ejército, el barón de Hammerstein-Equord. El objetivo debería ser impedir, que el poco apreciado Papen se convirtiese en canciller, y en su lugar se elevase en el cargo a Hitler. Hitler engañó a su interlocutor dando a entender que las negociaciones en curso todavía no habían dado lugar a ninguna decisión y fingiendo ser receptivo a la propuesta.

En la vivienda de Goebbels, donde se encontraban Hitler y Goering, llegó el enviado de Shleicher, Alvensleben (miembro del NSDAP), quien se reunió primero con el dueño de casa. Alvensleben comunicó a Goebbels ciertas insinuaciones, que pretendían intimidar a Papen, y según las cuales el Ejército del Reich intervendría contra un gabinete que no le gustase. Aquella información transmitida por Goebbels a Hitler, le causó una reacción de pánico. Dando por seguro un golpe de estado, Hitler puso en estado de alarma a las SA de la capital del Reich mientras Goering informaba a Papen y Otto Meissner (Jefe de la Oficina del Presidente del Reich).

A partir de ese momento, se precipitaron los acontencimientos, puesto que Hindenburg, que ya estaba al tanto, creyó que Schleicher ida a dar, en efecto, un golpe de estado, había que adelantarse a la jugada. A última hora de la tarde del 29 de enero, Hindenburg dio su bendición a la lista del gabinete que había presentado Papen, donde aparecían Hitler, Papen, Duesterberg, Seldte, Von Neurath, Blomberg entre otros. 

En la mañana del 30 de enero de 1933, Blomberg que había llegado procedente de Ginebra, tomó juramento como ministro del Ejército del Reich. Apremiado por evitar el presunto golpe de estado, Hindenburg pasó por alto las regulaciones de la Constitución según las cuales este acto sólo podía tener lugar después del nombramiento del canciller. A la misma hora, Papen había citado a los futuros ministros en su casa, les había informado sobre las intenciones de Schleicher, y puesto que ya no quedaba tiempo, empleando un tono dramático, les había reclamado unidad.

Cuando llegaron Hitler y Goering, surgió una discusión sobre la cuestión de las nuevas elecciones. Algunos de los nuevos ministros manifestaron algunas dudas, teniendo en cuenta la participación de sus respectivos partidos. Mientras seguían las discusiones y discrepancias en el despacho de Meissner, en el edificio presidencial, parecía que el asunto tomaba un color gris. Sólo se quebró la resistencia de algunos cuando Meissner, después de hablar con Hindenburg, entró en su despacho y dijo a los allí reunidos. “Señores, la jura de cargos ante el presidente del Reich ha sido fijada para las once. Son las 11 y 15. No pueden hacer esperar mucho tiempo al presidente del Reich.”

Pocos minutos después, el nuevo canciller del Reich, Hitler juraba el cargo sobre la Constitución de Weimar, una constitución que tendría las horas contadas a partir de entonces.



FUENTES:

Historia de la Segunda Guerra Mundial 

"Hitler-Una Biografía Política" de Ralf Georg Reuth

















Pedro Pablo Romero Soriano PS 

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