En la imagen; Adalbert «Adi» Schnee fue uno de los comandantes de submarinos más destacados de Alemania. Durante la guerra, comandó los submarinos U-6, U-60, U-121, U-201 y, finalmente, el U-2511
En doce patrullas hundió veintiún buques mercantes, con un total de 90.847 TRB de transporte aliado, lo que le situó entre los submarinistas más eficaces del conflicto.
Sus éxitos le valieron la Cruz de Caballero con Hojas de Roble, y la Alemania de la guerra lo consideró un héroe naval... ¡algo que se puede ver claramente en esta fotografía de la época que se ha conservado!
A pesar de operar en una de las ramas más peligrosas del servicio, Schnee sobrevivió a la guerra.
Adalbert “Adi” Schnee (1913-1982) fue uno de los comandantes de submarino más destacados de la Kriegsmarine y uno de los pocos oficiales de la U-Bootwaffe que logró sobrevivir a un servicio caracterizado por una tasa de mortalidad excepcionalmente alta. Su trayectoria, que abarca desde sus inicios en la Reichsmarine hasta su participación simbólica en los últimos días de la guerra a bordo de un submarino tipo XXI, ofrece una perspectiva privilegiada para analizar tanto la evolución de la guerra submarina alemana como las probabilidades reales de supervivencia de los marinos que operaban en los U-Boote.
Schnee ingresó en la marina alemana en 1934, integrándose en un cuerpo que aún vivía bajo las restricciones del Tratado de Versalles pero que, bajo el régimen nacionalsocialista, avanzaba con rapidez hacia la recuperación de su programa submarino. Desde temprano destacó por su profesionalidad, disciplina técnica y capacidad de mando, cualidades que lo condujeron a la fuerza submarina reactivada oficialmente en 1935.
Sus primeros comandos —el U-6, el U-60 y el U-121— fueron submarinos costeros, de tamaño reducido y destinados en gran parte al entrenamiento y a misiones secundarias. Sin embargo, estos años iniciales fueron fundamentales para cimentar su reputación como un oficial meticuloso, prudente y capaz de mantener un clima de cohesión y confianza en su tripulación, un aspecto esencial en un arma donde la eficacia dependía tanto de la competencia técnica como del liderazgo personal en condiciones extremas.
El ascenso definitivo de Schnee llegó con el mando del U-201, un submarino tipo VIIC, el modelo más representativo y versátil de la flota alemana. En esta unidad, entre 1941 y 1943, llevó a cabo seis patrullas que lo consolidaron como uno de los comandantes más eficaces del Atlántico. Su estilo de mando se caracterizaba por una combinación de prudencia y agresividad calculada: Schnee evitaba los ataques excesivamente arriesgados, confiaba en la precisión del periscopio, mantenía un estricto control sobre el silencio acústico y evaluaba con detalle el equilibrio entre beneficio táctico y posible exposición al enemigo.
A diferencia de comandantes como Günther Prien u Otto Kretschmer, conocidos por audacias espectaculares, Schnee operaba con una lógica más técnica que impulsiva, basada en el cálculo y la disciplina operativa. Los resultados fueron notables: con el U-201 hundió diecinueve buques mercantes y alcanzó un total de veintiuno a lo largo de su carrera, equivalentes a 90 847 TRB. Estos éxitos le valieron la Cruz de Caballero en 1941 y la concesión de las Hojas de Roble en 1942, distinciones reservadas a la élite submarinista del Tercer Reich.
Sin embargo, mientras Schnee acumulaba éxitos, la situación estratégica de la U-Bootwaffe se deterioraba. Desde finales de 1942 y sobre todo en 1943, los Aliados lograron una combinación devastadora de avances tecnológicos y organizativos: radar centimétrico, escoltas con mayor autonomía, portaviones de escolta, patrullas aéreas permanentes, la coordinación antisubmarina del Grupo de Apoyo y la ruptura de códigos Enigma.
En este contexto, las probabilidades de supervivencia de los submarinistas alemanes cayeron de manera drástica. De los aproximadamente 39.000 marinos que sirvieron en U-Boote durante la guerra, alrededor de 28.000 murieron, lo que representa una tasa de mortalidad del 72 al 75 %. Ninguna otra rama de las fuerzas armadas alemanas sufrió un porcentaje de pérdidas tan elevado. Tras 1943, la esperanza de supervivencia para quienes realizaban patrullas regulares en el Atlántico Norte era inferior al 20 %, y numerosos submarinos fueron hundidos en sus primeras misiones, a menudo sin tiempo siquiera para que las tripulaciones alcanzaran niveles suficientes de experiencia.
En este escenario catastrófico, la supervivencia de Schnee resulta aún más notable. Varias circunstancias confluyeron para hacerla posible. La primera fue el momento en el que desarrolló la mayor parte de su carrera ofensiva: sus patrullas más arriesgadas y fructíferas tuvieron lugar antes del colapso operativo de 1943, cuando la tasa de pérdidas era elevada, pero no aún desesperada. Su estilo de mando también fue determinante. Schnee era agresivo cuando debía serlo, pero evitaba riesgos innecesarios, se retiraba a tiempo y priorizaba el sigilo y la conservación del submarino por encima del triunfo espectacular. Sus informes posteriores indican que rara vez cometió errores de juicio y que sabía imponer disciplina sin recurrir a la tiranía, lo que generaba unidades cohesionadas y eficientes incluso bajo presión. Además, su traslado al tipo XXI en 1945 lo alejó del frente en el momento en que las pérdidas eran absolutas. El U-2511, considerado prototipo de la nueva generación de submarinos de alta velocidad en inmersión, salió al mar en una patrulla simbólica que apenas tuvo contacto con el enemigo.
Schnee afirmó que consiguió acercarse a un crucero británico en condiciones de disparo, pero respetó la orden de cese de hostilidades, un gesto que reforzó su imagen de oficial profesional incluso en la derrota. Por último, un elemento ineludible es la suerte. La guerra submarina estuvo marcada por innumerables contingencias: fallos mecánicos, encuentros inesperados, ataques aéreos repentinos y decisiones basadas en información incompleta. Muchos comandantes experimentados perecieron en circunstancias que escapaban por completo a su control. Schnee, como otros sobrevivientes notables, nunca negó el papel del azar como factor decisivo.
La figura de Adalbert Schnee constituye, en suma, un ejemplo sobresaliente para comprender la realidad contradictoria de la U-Bootwaffe. Representó la cúspide profesional del arma submarina alemana: un comandante eficiente, altamente decorado y respetado por sus subordinados. Sin embargo, perteneció a una fuerza que, pese a tener momentos de gran eficacia táctica, fue prácticamente aniquilada por la supremacía tecnológica y organizativa aliada. Su vida es tanto la historia de un “as” naval como la de un superviviente excepcional de un servicio donde tres de cada cuatro hombres no regresaron. En este contraste reside el valor historiográfico de su trayectoria: Schnee encarna tanto la brillantez operativa inicial de la guerra submarina alemana como la tragedia humana que supuso su progresiva derrota, permitiendo comprender desde una perspectiva individual el colapso de una de las ramas militares más letales de toda la Segunda Guerra Mundial.
FUENTES:
Apocalipsis: Segunda Guerra Mundial
Fuentes y lecturas;
-Blair, Clay. La guerra submarina alemana. Tomo I: El cazador cazado; Tomo II: El ocaso del lobo. Editorial Inédita / Crítica.
-Herwig, Holger H. Lobos grises. U-Boote en la Segunda Guerra Mundial. Editorial Salvat.
-Gannon, Michael. Operación Drumbeat. Los submarinos alemanes en la costa americana. Inédita.
-Padfield, Peter. La guerra de los submarinos alemanes. Editorial Juventud.
Pedro Pablo Romero Soriano PS
