Landser

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El Landser típico no representaba el último escalón de las fuerzas armadas, aunque en las últimas fases de la guerra los alemanes explotasen todo recluta potencial.


“Caminábamos, caminábamos y no parábamos de caminar” – Theodor Schnitzler – Operación Barbarossa – 1941

Soldados alemanes avanzando durante la Operación Barbarossa – 1941 – poco tiempo después de esta foto entrarían de vuelta en combate




ADIESTRAMIENTO DURO, CAPACIDAD RESOLUTIVA.

Sin embargo, todo lo antes citado habría servido de poco sin el riguroso adiestramiento de la Wehrmacht.
Para el aspirante a la infantería, la instrucción duraba 16 semanas de instrucción básica -a finales del conflicto se redujo a 8-.
Uno de los lemas más conocidos del Ejército alemán era “el sudor ahorra sangre”.

Para ello se instruía a los reclutas en condiciones de agotamiento físico y mental; se trataba de “instruir en la dureza”.

Brutal en muchos aspectos, la instrucción tenía un fin más allá que la distinguía del simple sadismo.
Los sargentos responsables de la instrucción hacían comprender a sus “polluelos” que si no eran capaces de soportar el frío y un constante peligro, no sobrevivirían.
Pero aquellas duras privaciones no cesaban al final de la instrucción; los oficiales seguían imponiendo arduos ejercicios a sus tropas en el terreno. En ciertas ocasiones, la instrucción iba un paso más allá.
Una compañía de 150 hombres estuvo sometida durante tres semanas a un combate con fuego real de Panzerfaust, sufrió 25 bajas, cuatro de ellas mortales
Una instrucción así salvaría vidas en el combate. Tras resistir tan duras pruebas, nadie se extraña del espíritu de camaradería desarrollado por los Landser.
No en vano, las compañías alemanas adoptaban caracteres propios de una gran familia. El oficial al mando era el padre.
El suboficial más veterano, el Spiess, era conocido como “la madre”.
En el Ejército alemán, al contrario que en otros ejércitos, el suboficial tenía la misión de velar por la moral, no por la disciplina en la unidad.

A menudo era él quien transmitía las quejas de la tropa a sus superiores, para promover así el bienestar de la compañía.

Soldado del Heer en Yugoslavia, 1941

Obviamente, la disciplina era fundamental, pero los problemas disciplinarios eran tan escasos como los hombres honestos en el congreso, al menos hasta los últimos meses de la guerra

Si los comisarios soviéticos trataban a sus subordinados como ganado, los alemanes sabían que la eficacia en combate radicaba en tratar bien a los soldados.

Obergefreiter alemán con un mauser K98 y lo que parece una granada de palo Stielhandgranate

Después de la Batalla de Mariupol cerca del Mar de Azov, el otoño de 1943.
Los 31.133 soldados alemanes del 6º Ejército lucharon aquí contra 136.500 soldados soviéticos, 7 tanques alemanes contra 165 tanques soviéticos.
Las caras de estos soldados alemanes del 29º Cuerpo son una muestra de la feroz  batalla

Largas y agotadoras marchas seguidas de tediosos períodos de espera, rotos por breves momentos de gran tensión en los combates

Bundesarchiv Bild 101I-009-0869-12A, Russland, Zwei deutsche Infanteristen

Un Pioner ( Ingeniero) alemán con un arma poco común del arsenal Erfurt, Karabiner 98a modelo 1917 /20, pertenece a los últimos modelos que se usaron en la Gran Guerra y también en la Segunda Guerra Mundial, originalmente fue creada para unidades de Caballería y apoyo y en la guerra lo usaron tropas de apoyo, e ingenieros en menor escala en la fotografía el Pioner introduce una carga en un búnker

“No minimicen a la infantería, también los infantes tienen un motor que los mueve e impulsa: su corazón”

Soldado alemán que usa una carabina M1 capturada

Soldados de infantería alemana durante los combates invernales en el Frente Oriental

Retrato de un suboficial del 23 Regimiento de Artillería (Artillería-Regimiento 23) Wehrmacht Heinrich (Heinz) Hitler (Heinrich (Heinz) Hitler, 1920-1942) en el Frente Oriental

Heinrich Hitler era sobrino de A. Hitler y sirvió como un señalero. Fue capturado el 10.01.1942 durante la retirada del Ejército alemán cerca de Moscú y murió en la prisión de Butyrskaya en Moscú en febrero de 1942.
Heinrich Hitler (14 de marzo de 1920 – 21 de febrero de 1942), conocido como Heinz Hitler, era hijo de Alois Hitler, Jr. y su segunda esposa, Hedwig Heidemann, y sobrino de Adolf Hitler. Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, se unió a la Wehrmacht y sirvió en el Frente Oriental, donde fue capturado y murió en prisión en 1942.
Heinz asistió a una academia militar de élite, los Institutos Políticos Nacionales de Educación (Napola) en Ballenstedt / Sajonia-Anhalt. Aspirando a ser un oficial, Heinz se unió a la Wehrmacht como suboficial de señales con el Regimiento de Artillería Potsdamer 23 en 1941, y participó en la invasión de la Unión Soviética, la Operación Barbarroja. El 10 de enero de 1942, se le ordenó que recogiera equipo de radio de un puesto del ejército. Fue capturado por las fuerzas soviéticas y torturado hasta la muerte en la prisión militar de Butyrka en Moscú, a la edad de 21 años.




Una de las razones por la que Alemania resistió prácticamente sola contra Estados Unidos, la Unión Soviética y el Imperio Británico durante tanto tiempo fue por la calidad de sus soldados.
Tácticamente y doctrinalmente eran superiores al resto y tenían una capacidad de superación mental a los desastres que no tenía comparación entre los ejércitos aliados. En los momentos más críticos de la guerra, demostraron también tener una capacidad de resistencia asombrosa, sobre todo en la contra- ofensiva soviética de 1941, Stalingrado y en Ardenas en 1944.
A lo largo de la guerra, a esas virtudes fueron acumulando la experiencia bélica de las victorias o derrotas que asimilaron, e incluso en pleno 1945 vendieron caro el pase a Alemania en el Frente Oriental a los soviéticos y el acceso al Rin a los americanos.
Quizás lo más esencial era la capacidad del soldado alemán de enfrentar al enemigo sin apoyo aéreo o de tanques, cuando fuera necesario, así como la disciplina y respeto a los oficiales. Por eso los alemanes despreciaban a los americanos: en varios diarios personales hicieron constancia de que “el soldado americano era débil, no hacía movimiento alguno hasta tener un apoyo masivo de aviación y de tanques.
Carece de iniciativa y de compromiso en situaciones donde los tanques no los apoyen”. En los registros soviéticos por su parte, hay informes donde los soldados alemanes declaraban que “los oficiales alemanes son exigentes con nosotros pero justos. Son respetuosos de la tropa, se preocupan de la misma y confiamos en que nos llevarán a la victoria”.
El Ejército alemán, solo fue superado por el Ejército alemán de la Primera Guerra Mundial, más preparado todavía (en proporción a la Guerra de ese entonces) y la Grande Armée de Napoleón, como uno de los ejércitos más fuertes en los últimos siglos en Europa.




FUENTES y Bibliografía:
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Peter Conrady: »Wir lagen vor Stalingrad«. Oder: Nichts gelernt aus der Geschichte? Die Landser-Hefte der 50er und 60er Jahre. In: Peter Conrady (Hrsg.): Faschismus in Texten und Medien: Gestern, Heute, Morgen? Athena, Oberhausen 2004, ISBN 978-3-89896-189-9, S. 119–134.
Hendrik Buhl: Landser-Hefte. In: Torben Fischer, Matthias N. Lorenz (Hrsg.): Lexikon der „Vergangenheitsbewältigung“ in Deutschland: Debatten- und Diskursgeschichte des Nationalsozialismus nach 1945. transcript Verlag 2007, ISBN 978-3-89942-773-8, S. 115–117 (Eingeschränkte Online-Version (Google Books))
Klaus F. Geiger: Kriegsromanhefte in der BRD. Inhalte und Funktionen. Untersuchungen des Ludwig-Uhland-Instituts der Universität Tübingen, Bd. 35. Tübinger Vereinigung für Volkskunde, Tübingen 1974, ISBN 3-925340-08-4.
Klaus F. Geiger: Jugendliche lesen „Landser“-Hefte. Hinweise auf Lektürefunktionen und -wirkungen. In: Gunter Grimm (Hrsg.): Literatur und Leser. Reclam, Stuttgart 1975, ISBN 3-15-010250-2, S. 324–341, 425–427.
Habbo Knoch: Der späte Sieg des Landsers – Populäre Kriegserinnerungen der fünfziger Jahre als visuelle Geschichtspolitik. In: Arbeitskreis Historische Bildforschung (Hrsg.): Der Krieg im Bild – Bilder vom Krieg, Frankfurt a. M. / New York 2003, ISBN 3-631-39479-9, S. 163–186.
Günther Neumann: Der politische Gehalt von Groschenheften. Eine erziehungswissenschaftlich-politologische Analyse. Schriftenreihe zur Geschichte und politischen Bildung, Band 18. Universitäts- und Schulbuchverlag, Saarbrücken 1974, ISBN 3-450-13021-8.
Gerhard Schneider: Geschichte durch die Hintertür. Triviale und populärwissenschaftliche Literatur über den Nationalsozialismus und den Zweiten Weltkrieg, in: Michael Bosch (Hrsg.): Antisemitismus, Nationalsozialismus und Neonazismus. Pädagogischer Verlag Schwann, Düsseldorf 1979, ISBN 3-590-18010-2, S. 55–96.
Dirk Wilking: „Der Landser“ –Wie ein Mann ein Mann wird. (PDF; 2,3 MB) In: Wolfram Hülsemann, Michael Kohlstruck (Hrsg.): Mobiles Beratungsteam – Einblicke. Brandenburgische Universitätsdruckerei 2004, ISBN 3-00-015288-1, S. 61–95.
Fuente: Guido Knopp. “Geheimnisse des” Dritten Reiches “». C. Bertelsmann Verlag. München, 2011.




























Pedro Pablo Romero Soriano PS

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