Los españoles que liberaron París

0
26/08/1944. Soldados voluntarios españoles de la 9ª Compañía de la 2ª División Blindada de la Francia Libre, o División Leclerc, desfilando (saludo anarquista) por los Campos Elíseos tras la liberación de París


Los españoles de la Nueve que entraron los primeros en París solo estaban equipados con once half-tracks (auto orugas blindados, de gran movilidad) que se llamaban "Guadalajara", "Brunete", "Ebro", "Santander", "Belchite", "Jarama", "Teruel", "Guernica", "Madrid", "España cañí", "Don Quijote”.
El primer blindado aliado que llegó era el "Guadalajara", pilotado íntegramente por libertarios extremeños.
En el Hôtel de Ville, la sede oficial de la alcaldía, los hombres de la CNT, la FAI y la UGT, con cascos del ejército norteamericano, uniformes de las FFI e insignias de la España republicana, son recibidos a las 9.22 de aquella noche del 24 de agosto de 1944 por Léo Hamon, miembro del Consejo Nacional de la Resistencia, que guarda de ellos un recuerdo emocionado: "Hablaban muy mal el francés, con mucho acento.
Eran los republicanos españoles de la división Leclerc". Antes de irse a dormir, Hamon todavía tuvo tiempo de escuchar a los españoles cantando sus himnos de batalla, ¡A las barricadas!, el himno oficial de la CNT-FAI, y ¡Ay Carmela!, la histórica canción ligada a la batalla del Ebro.
Al entrar en la plaza del Ayuntamiento, el semi-oruga español "Ebro" efectuó los primeros disparos contra un nutrido conjunto de fusileros y ametralladoras alemanas. Después los civiles salieron a la calle cantando La Marsellesa, para su sorpresa constataban que los primeros soldados liberadores eran todos españoles. El jefe francés de la 9ª Compañía, Raymond Dronne, se dirigió hacia la comandancia del general alemán Dietrich von Choltitz para requerir la rendición.
Mientras se esperaba la capitulación final, los españoles tomaron al asalto la Cámara de los Diputados, el Hôtel Majestic y la Plaza de la Concordia tras sufrir un muerto. A las 3:30 horas de la tarde del 25 de agosto, la guarnición alemana de París se rindió y fueron los soldados españoles quienes recibieron como prisionero a von Choltilz, mientras otras unidades francesas también entraban en la capital.
El general estadounidense Eisenhower remitió entonces parte de sus tropas para colaborar con los franceses.
Al día siguiente, el 26 de agosto, las tropas aliadas entraron triunfantes en París. Los españoles desfilaron frente a la Catedral de Notre Dame y posteriormente escoltaron al general Charles De Gaulle por los Campos Elíseos.
Los soldados españoles de la División Leclerc desfilaron llevando en sus estandartes los colores de la Segunda República Española; las posteriores protestas del régimen franquista fueron ignoradas por el gobierno francés.



Semioruga "España Cañí" de la "División Lecrec" entrando en París. La tarde del 24 de agosto de 1944 un grupo de vehículos blindados semiorugas y tres tanques Sherman entran en la capital francesa por sorpresa. Los half- track era unos vehículos del tipo semioruga. Es decir, un todoterreno con ruedas convencionales, instaladas en la parte delantera para la dirección y con orugas, tipo carro de combate, en la parte trasera, para la tracción. Esta combinación le hacía muy operativo y capaz de soportar mucha carga, tanto de hombres, de pertrechos, o remolcando piezas de artillería 

 ‘España cañí’, ‘Guernica’ o ‘Ebro’ fueron los primeros blindados que entraron en la capital francesa. La propaganda los hizo desaparecer. Hoy se reivindican. Hollande se inclina ante la bandera republicana en el aniversario de 2012


Pero la confusión aumenta cuando cada vehículo en los que se desplazan esos oficiales y soldados tiene inscrito en el morro un nombre en español. Los half-tracks bautizados ‘España cañí’, ‘Guernica’, ‘Madrid’, ‘Brunete’, ‘Guadalajara’ o ‘Ebro’, entre otros, son conducidos por militares que portan una bandera roja, amarilla y violeta cosida a sus uniformes. Son los miembros de La Nueve, la compañía de choque de la II División Blindada (DB) del general Leclerc. Se la conocía así, La Nueve, en español, porque 146 de sus 160 componentes eran republicanos españoles, alistados en las tropas de la Francia libre.


La Nueve estaba comandada por el capitán francés Raymond Dronne, que tenía como mano derecha al teniente Amado Granell, el valenciano que fue el primer militar francés en entrar ese día en el Ayuntamiento de París, ya en manos de la resistencia parisina en la que, por cierto, habían participado otros miles de españoles exiliados. En la noche del 24 de agosto del 44, canciones como “Ay, Carmela” y otras pertenecientes al cancionero republicano español sonaron hasta la madrugada en los lugares ‘asegurados’. Pero la liberación de París no había terminado.



Los españoles de La Nueve hicieron frente dentro de la capital a los contraataques y emboscadas de los alemanes que todavía ocupaban la ciudad. El 25 de agosto, el gobernador alemán, atrincherado en el Hotel Meurice con sus tropas de élite, se rindió por fin. Un extremeño, Antonio Gutiérrez, se encargó de mantener encañonado a la máxima autoridad nazi en la capital francesa mientras esperaba que un militar del rango del alemán se hiciera cargo de él. Von Choltitz le regaló a Gutiérrez su reloj, en agradecimiento por haber respetado las convenciones militares internacionales.
París estaba ya casi limpia de alemanes y colaboradores franceses para que el general Charles De Gaulle pudiera hacer su entrada en la ciudad y simbolizar con su imagen la liberación de la capital, de la Francia que se ponía de nuevo en pie, como escribió Leclerc. El 26 de agosto, el militar que se había exiliado a Londres y que había desafiado a su excompañero Petain, recorría a pie las calles de París, desde el Arco de Triunfo y la Tumba al Soldado Desconocido, hasta la catedral de Notre Dame. Cuatro de los half-tracks de La Nueve fueron los elegidos para abrir el desfile de De Gaulle. Amado Granell encabezaba el cortejo, que recibía los vítores de una ciudadanía en júbilo. Quedaba claro el homenaje militar de De Gaulle a La Nueve y a los españoles que la componían. Pero a partir de ahí, la historia de estos republicanos que habían participado en la guerra civil con apenas 20 años y que se convirtieron en héroes bajo mando francés se silenció y se enterró voluntariamente con una capa de propaganda más fuerte que el cemento, precisamente en el país al que ayudaron a liberar.




Ya el día 25, el diario Libération abre en primera con una gran foto del interior del Ayuntamiento, en la que se ve a Amado Granell con el líder de la resistencia parisina. El nombre de Granell no es mencionado, nada se dice sobre los españoles ; el periódico habla de “soldados americanos”. La torpeza de los periodistas no es sorprendente, ni antes ni ahora, y Libération pudo haberse equivocado con los uniformes como los propios parisinos en la calle, pero lo que vino después estuvo bien pergeñado.




Hay palabras que quedan grabadas para la historia y pasan a formar parte de la memoria política de los pueblos. De Gaulle sabía lo que tenía que decir cuando lanzó su famosa proclama: “París, ultrajada, París, rota, París, martirizada, pero París liberada. Liberada por ella misma, liberada por su pueblo con el concurso de los ejércitos de Francia, con el apoyo y la contribución de Francia entera. Es decir, de la única Francia, de la verdadera Francia, de la Francia eterna”.




La reescritura de la Historia

Ni una palabra sobre los auténticos liberadores españoles. Poco importantes para el futuro, según De Gaulle, que debía enterrar la imagen de la Francia colaboracionista, ensalzar a una Resistencia francesa en la que participaron pocos franceses y hacer frente a los norteamericanos, por una parte, y a los comunistas locales, por otra. Gaullistas y comunistas decidieron, pues, que toda Francia había sido resistente y que sus soldados liberaron París.




Desde entonces, los historiadores franceses, los militares o los periodistas han ignorado el papel jugado por los republicanos españoles en la liberación de Francia. Un silencio de 70 años que pocas obras escritas han intentado romper. Entre ellas, el libro de Evelyn Mesquida La Nueve, ces republicains espagnols qui ont liberé Paris, publicado en español por Ediciones B con el título La Nueve, los españoles que liberaron París. La obra de Mesquida, que fue durante mas de 30 años corresponsal de Tiempo en la capital francesa, recoge la historia de La Nueve y, en especial, las entrevistas que la periodista hizo a algunos de los supervivientes de compañía. El testimonio de esos veteranos es una de las páginas mas emocionantes y tristes de la historia de Francia. Es, también, parte de la memoria de la trágica guerra civil española.


“Un deshonor para Francia”

“Si este año, por el 70 aniversario, Francia no los reconoce, será una vergüenza y un deshonor”. Así se expresa Evelyn Mesquida, que ha contactado con el Elíseo y el Ministerio de Defensa francés para instarlos a participar en el homenaje del 24 de agosto. Según el entorno de François Hollande, el presidente es muy sensible a la gesta de la Nueve, y así se lo han asegurado a Mesquida, que espera que el jefe del Estado dedique unas palabras a los españoles en un discurso que debe pronunciar el 25 de agosto. Hay que recordar que Hollande ya se inclinó ante la bandera republicana hace dos años, en el consistorio parisino, con motivo del 68 aniversario de la gesta.
También desde el Ministerio de Defensa francés se promete un reconocimiento. Evelyn Mesquida no se fía. Hace años que recorre los archivos de Francia donde el papel de los españoles en la liberación de el país está escrito. Hace años que se topa con el silencio y la animosidad de los altos mandos militares.
La historia francesa de los españoles que partiparon en La Nueve no empieza en París. Comienza tras la derrota republicana y el comienzo del exilio. Cientos de miles de españoles, muchos de ellos combatientes republicanos, pasan la frontera de los Pirineos. Otros huyen en barco hacia las colonias francesas del otro lado del Meditarráneo. En una y otra parte, son encerrados en campos de concentración (por primera vez se les lamó así), donde son apaleados, pasan hambre, frío y sufren enfermedades. A los hombres se les ofrecen dos soluciones: ser devueltos a España o alistarse en la Legión francesa. Así, algunos miembros de La Nueve participaron en combates contra los alemanes antes de la debacle del Ejército francés.
Una vez que Petain se alía con Hitler, los españoles intentan por todos los medios pasarse al ejército de de Gaulle, el ejército de la ‘Francia libre’. Muchos participaron en las batallas que han edificado la historia militar francesa en África: Cufra, El Alamein, Bir Hakeim… Los 146 que formaban parte de La Nueve fueron entrenados en Gran Bretaña antes de desembarcar en Normandía el 1 de agosto de1944. Formaban parte de las tropas francesas comandadas por el general Patton. De ahí los uniformes del ejército norteamericano. Pero su lucha no acabó en París. Los miembros de La Nueve que quedaban con vida tras duros combates en Alsacia y Lorena fueron los primeros también en llegar al último refugio de Hitler, el Nido del Águila, en Berchtesgaden.

Una mayoría de anarquistas

Que Francia ‘nacionalizara’ su Historia es injusto, pero políticamente comprensible. Como lo es también que la falta de apoyo a estos soldados exiliados se debe muy en parte a que eran en su mayoría anarquistas. Una mayoría de anarquistas comecuras, ateos y anticlericales que no dudaron en contribuir a la compra de una nueva estatua del Sagrado Corazón para la iglesia de la localidad de Ecouché, en Normandía. La vieja escultura fue destruida en los feroces batallas que libró La Nueve contra las tropas alemanas.
Esos anarquistas, reacios a aceptar órdenes de militares franceses inexpertos o ineptos, respetaron y se ganaron el reconocimiento de Philippe François Marie de Hauteclocque, más conocido como el general Leclerc, un aristócrata católico y profundamente religioso al que los españoles llamaban ‘el patrón’.
Ese grupo de anarquistas enseñó un poco de dignidad también a los exaltados franceses que intentaban robar las botas a los soldados alemanes vencidos, o a los que maltrataban a las mujeres francesas que supuestamente habían confraternizado con el invasor. Para los soldados de La Nueve, esos que perseguían a las mujeres deberían haber luchado contra los alemanes y no quedarse esperando a que los liberaran.
“España es mi madre; Francia, mi novia”
El único reconocimiento oficial para algunos miembros de La Nueve fueron las medallas y otros honores militares por su labor en el campo de batalla. Amado Granell, el teniente y segundo en el mando de la compañía, recibió del general Leclerc la Legión de Honor con estas palabras: “Si es cierto que Napoleón creó esta distinción para recompensar a los valientes, nadie la merece más que usted”. De Gaulle ofreció a Granell un puesto de comandante en el ejército francés si abandonaba su nacionalidad. Granell le respondió negativamente, arguyendo que “amaba a España como una madre y a Francia como una novia”. Socialista próximo a Largo Caballero, hizo de intermediario entre su partido y Juan de Borbón para facilitar la instauración en España de un sistema monárquico democrático. Granell, entrevistado por primera vez en España en 1970 por Vicente Talón para el diario Pueblo, murió en España en un accidente de tráfico en 1972.


Amado Granell, el héroe español que liberó París. Fue uno de los militares que participó en la guerra civil española en el bando republicano. Llegó a ser comandante de la 49ª Brigada Mixta del Ejército Popular.
Al acabar se fue al exilio, al norte de África, donde se enroló en la Legión Extranjera francesa. Al mando del general Lecrerq, el teniente Granell, con un centenar de hombres, fue el primero en llegar al Ayuntamiento de Paris. Al día siguiente, el diario Liberation publicaba su foto en la portada, aunque no se menciona su nombre. En 2017 el Ayuntamiento de Valencia le puso su nombre a una avenida

Amado Granell

Granell fue el oficial español de mayor grado en La Nueve, pero eso no puede hacer olvidar los nombres de los españoles de la compañía que dejaron su vida desde el desembarco en Normandía el primero de agosto del 44 hasta la capitulación alemana. El libro de Evelyn Mesquida es un homenaje a todos ellos. De los 146 que salieron de Gran Bretaña para “liberar a Europa del fascismo”, quedan hoy dos con vida: el barcelonés Luis Royo, que reside en Cachan, cerca de París, y el almeriense Rafael Gómez, que vive en un pueblo cerca de Estrasburgo. Royo, Gómez, el asturiano Manuel Fernández, los gallegos Víctor Lantes y Cariño López, el valenciano Germán Arrúe, el santanderino Faustino Solana, los barceloneses hermanos Pujol, el madrileño Antonio Van Baunberghen, formado en el Instituto Libre de Enseñanza o el aragonés Martín Bernal, torero conocido como ‘Larita II’ antes de la guerra de España, pensaron, hasta el último momento, como el resto de la compañía, que tras la victoria en Francia y Alemania los aliados los ayudarían a combatir en España.
Desde que cruzaron la frontera en el 39 no tenían otro objetivo. Los dos supervivientes lo atestiguan. Rafael Gómez, que conducía el half-track ‘Don Quijote’ recuerda que la noche de la liberación de París todos durmieron pensando que “la liberación de España estaba próxima”. Luis Royo, que guiaba el ‘Madrid’, reconoce que él nunca pensó que luchaba por Francia, sino por la libertad. Ambos tuvieron que renunciar a su sueño e integrarse en la sociedad francesa de posguerra. Ni sus compañeros de trabajo ni sus vecinos supieron nunca que esos dos extranjeros habían arriesgado su vida por Francia. El primer reconocimiento político oficial lo recibieron hace diez años, gracias al apoyo de la hoy alcaldesa de París, Anne Hidalgo. 70 años antes de la llegada al Ayuntamiento de esta gaditana, otros españoles ya habían hecho historia en el mismo lugar. Si Francia vive desde entonces en democracia y en libertad es, en parte, gracias a ellos.

El Confidencial. Luis Rivas. 18/8/2014.




La Nueve, los soldados españoles que entraron en París.


Esta Compañía estaba formada casi exclusivamente por soldados españoles exiliados del franquismo y fue la primera que entró en la ciudad. Su papel fue crucial en la liberación de Paris.
En la imagen; El soldado voluntario español Pablo Moraga realizando el saludo anarquista (herencia de los tiempos de la república y la guerra civil Española) a bordo de la semioruga aliada "Les Cosaques"de la 9ª Compañía de la 2ª División Blindada de la Francia Libre, o División Leclerc, durante el desfile tras la liberación de París en los Campos Elíseos.
Del 4 al 19 de agosto, la segunda división blindada libra su batalla de Normandía: Alençon es liberada, y luego, después de siete días de violentos combates, Ecouché.
El 19 de agosto estalla la insurrección de Paris.
El 22, el general Leclerc recibe del general Bradley, su superior jerárquico, la autorización de ir hacia Paris.
El 23, la división se pone en movimiento y se dirige hacia la capital. Pero los alemanes resisten. Las escaramuzas son frecuentes, en Longjumeau, Anton y Fresnes retardan el avance del convoy.
El 24, los combates continúan. Son particularmente difíciles en la Croix-de-Berny, a una docena de kilómetros de Paris.
El capitán Dronne consigue no obstante romper el cerco con su compañía y, al ver que ante el es libre el camino, decide lanzarse para llegar a la capital lo más pronto posible.
Pero súbitamente, Dronne recibe la orden, por radio, de parar su avance y replegarse sobre el eje, a unos seiscientos metros al sur de la Croix-de-Berny. Juzgando absurda esta decisión, Dronne se niega a obedecer y continúa su camino. Pero la orden es repetida dos veces, con vigor, y el capitán Dronne obedece finalmente.
Ocurre entonces el celebre episodio, del encuentro con Leclerc, que califica la orden de “estúpida” y le ordena a Dronne lanzarse sobre París, con las tropas que pueda reunir, y sin preocuparse de nada sino de llegar cuanto antes al corazón de la capital.
“Como Leclerc era un hombre experimentado, sabía que con una compañía de Españoles, podía estar tranquilo, por si acaso hubiese jaleo. Entre los soldados, ya parte de los oficiales franceses que habían tomado parte en la campaña de África, los Españoles solos conocían bien la guerra.”
En realidad, los hechos históricos obligan a reconocer que el escoger la nueve fue probablemente una consecuencia indirecta de la iniciativa del capitán Dronne, más que el resultado de una confianza particular de Leclerc.
El capitán Dronne y su compañía de Españoles, por lo tanto, fueron los que la suerte, en la persona del general Leclerc, escogió para que fuesen los primeros en entrar en la capital.
El 24 de agosto de 1944 hacia las nueve menos cuarto, entraba los primeros en París, varias horas antes que el grueso de las tropas de la segunda división blindada.
Los españoles solo estaban equipados con once half-tracks (auto orugas blindados, de gran movilidad) que se llamaban "Guadalajara", "Brunete", "Ebro", "Santander", "Belchite", "Jarama", "Teruel", "Guernica", "Madrid", "España cañí", "Don Quijote”.
El primer blindado aliado que llegó era el "Guadalajara", pilotado íntegramente por libertarios extremeños.
En el Hôtel de Ville, la sede oficial de la alcaldía, los hombres de la CNT, la FAI y la UGT, con cascos del ejército norteamericano, uniformes de las FFI e insignias de la España republicana, son recibidos a las 9.22 de aquella noche del 24 de agosto de 1944 por Léo Hamon, miembro del Consejo Nacional de la Resistencia, que guarda de ellos un recuerdo emocionado: "Hablaban muy mal el francés, con mucho acento.
Eran los republicanos españoles de la división Leclerc". Antes de irse a dormir, Hamon todavía tuvo tiempo de escuchar a los españoles cantando sus himnos de batalla, ¡A las barricadas!, el himno oficial de la CNT-FAI, y ¡Ay Carmela!, la histórica canción ligada a la batalla del Ebro.
Al entrar en la plaza del Ayuntamiento, el semi-oruga español "Ebro" efectuó los primeros disparos contra un nutrido conjunto de fusileros y ametralladoras alemanas.
Después los civiles salieron a la calle cantando La Marsellesa, para su sorpresa constataban que los primeros soldados liberadores eran todos españoles.
El jefe francés de la 9ª Compañía, Raymond Dronne, se dirigió hacia la comandancia del general alemán Dietrich von Choltitz para requerir la rendición.
Mientras se esperaba la capitulación final, los españoles tomaron al asalto la Cámara de los Diputados, el Hôtel Majestic y la Plaza de la Concordia tras sufrir un muerto.
A las 3:30 horas de la tarde del 25 de agosto, la guarnición alemana de París se rindió y fueron los soldados españoles quienes recibieron como prisionero a von Choltitz, mientras otras unidades francesas también entraban en la capital.
El general estadounidense Eisenhower remitió entonces parte de sus tropas para colaborar con los franceses.
Al día siguiente, el 26 de agosto, las tropas aliadas entraron triunfantes en París.
Los españoles desfilaron frente a la Catedral de Notre Dame y posteriormente escoltaron al general Charles De Gaulle por los Campos Elíseos.
Los soldados de la División Leclerc desfilaron llevando en sus estandartes los colores de la Segunda República Española; las posteriores protestas del régimen franquista fueron ignoradas por el gobierno francés.
En resumen, el 70% por lo menos de los hombres que componían la tropa de Dronne eran españoles. Esto merece ya que lo señalemos. Digna de atención también es la elección de Dronne en lo que se refiere al emplazamiento de los diferentes elementos de su destacamento antes de la entrada a París: en cabeza, el coche de mando seguido por el jeep del capitán y de las dos secciones de la nueve. En la cola del convoy, los tres tanques y la sección de ingenieros.
Todo ello, en resumidas cuentas, no tendría mucha importancia si la mayor parte de los historiadores y los escritores franceses de la liberación no se hubiesen ingeniado para ignorar, deliberadamente o no, no sólo el predominio, sino también la simple existencia de los españoles en el destacamento que, está bien comprobado, fue el primero que entró en la capital.
A pesar de la emoción de poder publicar este articulo, es siempre chocante constatar a que punto las fotografías que ilustran los libros sobre la liberación de París son minuciosamente escogidas de tal modo que se ponga en relieve tal acción de los F.F.I, tal hecho de armas de las Fuerzas Francesas Libres, etc.
Y sin embargo, no faltan las fotografías de combatientes españoles, identificables por los nombres que llevan sus vehículos.
Así es como, progresivamente, se ha constituido el mito de “los Franceses liberados por ellos mismos”.
Y como ejemplo valga , El teniente Español Amado Granell, Icono de la liberación de Paris ejemplifica la historia del no reconocido.
La portada del periódico francés ‘Libération’ publicada el 25 de agosto de 1944 fue injusta con él. Aparecía su imagen como uno de los principales artífices de la liberación de la capital francesa
pero nunca lo mencionaron. Soldados franceses, decía el pie de foto.
Amado Granell sigue en guerra, en el combate infinito contra el olvido. Batalla tras batalla para ocupar su lugar en la historia, para dejar su impronta como figura clave para suscribir el fin de la Segunda Guerra Mundial, una relevancia todavía hoy metida en un oscuro cajón que algunos historiadores y periodistas se han empeñado en abrir.
Ese mito de que fueron soldados franceses inaugurado por de Gaulle con su célebre discurso del 25 de agosto en el ayuntamiento de París, recogido por generaciones de escritores y de historiadores, luego asimilado por una comunidad nacionalista, frustrada de una victoria a la cual había participado sólo con circunspección.


Tras liberar París, los voluntarios españoles de la 9ª Cía de la División Leclerc desfilan, por los Campos Elíseos aclamados por la multitud, sobre sus transportes semioruga (Amiral Buiza), ondea la bandera Republicana Española

Los republicanos españoles del semioruga 'Guernica' desfilando triunfalmente junto al Arco de Triunfo. Su lucha no acabó en París

El anarquista (CNT) extremeño Domingo Baños aclamado por la multitud en la Plaza del Ayuntamiento de París a bordo del blindado Guadalajara, tras haber entrado a liberar la capital de Francia

Faustino Solana (1915-2004) junto a sus compañeros republicanos españoles en el semioruga Santander de la Nueve, junto a un grupo a pie de la Resistencia, uno de los primeros en entrar en París

Semioruga "España Caní" de la Nueve entrando en París. La tarde del 24 de agosto de 1944 un grupo de vehículos blindados semiorugas y tres tanques Sherman entran en la capital francesa por sorpresa. De esos 160 hombres, 145 eran republicanos españoles

Los voluntarios españoles de la 9ª Cía de la 2ª División Blindada de la Francia Libre, o División Leclerc se habían batido el cobre en las batallas Cufra, El Alamein, Bir Hakeim en África. Desembarcaron en Normandía con Patton el 1 de agosto de 1944. Foto Jean Roubier. Coloreada






FUENTES y Bibliografía:
https://www.facebook.com/photo/?fbid=639637068187472&set=pb.100064235526662.-2207520000.
Foto Archivo Jean Roubier. Coloreada
https://www.facebook.com/LaNueveLeclerc/?ref=page_internal
Spanish Company Number One.
La Nueve, los olvidados de la victoria
https://elrincondeschlosser.wordpress.com/2017/06/10/los-espanoles-que-liberaron-paris-silenciados-y-olvidados-en-francia/
https://www.facebook.com/photo/?fbid=572516880911376&set=a.200636951432706

La Historia, a color

Fuentes;
-La nueve. Los españoles que liberaron París. Evelyn Mesquida 2008
-Y ahora volved a vuestras casas. Evelyn Mesquida.
-BANDA DE COSACOS, Historia y memoria de la nueve y sus hombres. Diego Gaspar Celaya 2022






































Pedro Pablo Romero Soriano PS

Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios