El Ejército Húngaro en la Segunda Guerra Mundial

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Budapest, 1944


El Ejército Húngaro fue una de las fuerzas armadas más combativas del Eje en la Segunda Guerra Mundial. Aunque inferiores numéricamente, los soldados húngaros fueron muy superiores en calidad y arrojo, dos cualidades que demostraron a la perfección entre 1939 y 1945.
El 19 de marzo de 1944 Hungría fue ocupada por los alemanes. El país llevaba treinta años de trauma, crisis e insoportables dificultades. Había comenzado la Primera Guerra Mundial en el verano de 1914 formando parte dominante del gran imperio de la monarquía de los Habsburgo y la acabó derrotada, con una paz impuesta por los poderes vencedores en el tratado firmado en el edificio Trianon de Versalles, por el que perdió dos tercios de su territorio y la mitad de su población.
Hungría vivió una posguerra turbulenta, con una revolución comunista, dirigida por Béla Kun, que puso en marcha durante unos meses de 1919 una República soviética, echada abajo por los terratenientes y el Ejército rumano, y que dió paso a la dictadura del almirante Miklós Horthy, la primera de corte derechista que se estableció en Europa.
El largo período de gobierno autoritario y ultranacionalista de Horthy, mantenido sin demasiados problemas durante sus primeros veinte años, dio un cambio radical con su decisión de meter a Hungría en la Segunda Guerra Mundial al lado de Alemania en abril de 1941. Horthy, ferviente anticomunista, llevaba ya un tiempo inclinado ante Hitler, esperando recuperar algunos territorios perdidos en Trianon y anexionados a Checoslovaquia y Rumania. Y así fue, aunque la guerra a cambio fue desastrosa. Si la primera de esas guerras mundiales había resultado traumática para Hungría, la segunda la superó. Decenas de miles de soldados húngaros murieron en el frente ruso y los bombardeos aliados causaban estragos en las ciudades. Tres años después de entrar en ella, el descontento crecía y Horthy inició conversaciones secretas para rendirse a los aliados. La respuesta de Adolf Hitler fue la “Operación Margarita”, la invasión de Hungría, para asegurar el absoluto control del país.
Horthy permaneció en su puesto como regente, con un gobierno títere presidido por Döme Sztójay, y con el poder real en manos del plenipotenciario alemán Edmund Veesenmayer. A partir de ese momento, “la regulación de la cuestión judía” dio un giro radical, con la cooperación activa de las autoridades húngaras.
El 15 de mayo de 1944 iniciaron su marcha los primeros trenes de deportación. En los dos meses siguientes, cerca de medio millón de judíos de todo el país (437.402, según las cifras oficiales dadas por Veesenmayer) fueron trasladados a campos de exterminio La solución final la dirigió en Hungría Adolf Eichmann y contó con la entusiasta colaboración del Ministro de Interior, Andor Jaros y sus secretarios de Estado László Endre y László Baky
El 15 de octubre Horthy anunció a la nación por radio que había solicitado “un armisticio con nuestros anteriores enemigos y el cese de hostilidades contra ellos”. Hitler mandó al teniente coronel de las Waffen-SS Otto Skorzeny, en la “Operación Panzerfaust”, quitar a Horthy la autoridad, ponerlo bajo “custodia protectiva” y favorecer la toma del poder del partido fascista húngaro la Cruz Flechada, con su líder Ferenç Szálasi a la cabeza, el terror reinó en los 163 días en que la Cruz Flechada estuvo en el poder. Los diplomáticos portugueses instalados en el hotel Ritz veían el fuego de las ametralladoras de las patrullas fascistas que asesinaron a miles de hombres en el río Danubio, maniatados de dos en dos, mientras que las mujeres podían regresar a sus casas tras presenciar la masacre.
En diciembre de 1944, Pest estaba ya bajo sitio de las fuerzas soviéticas. Los alemanes, con los miembros más radicales de la Cruz Flechada, se refugiaron en las colinas de Buda y antes de rendirse, el 13 de febrero de 1945, en la retirada volaron los puentes sobre el Danubio y los principales edificios públicos. La capital era una ruina. Alrededor de treinta mil edificios residenciales quedaron destruidos e inhabitables. Budapest, que tenía más de un millón doscientos mil habitantes en 1944, perdió unos 400.000 hasta el final de la guerra, cien mil de ellos judíos, aunque salvaron la vida unos 69.000 en el ghetto, 25.000 en las casas protegidas y unos 20.000 volvieron de los destacamentos de trabajo o tras sobrevivir a los campos de exterminio.
Las SS huyeron el 29 de abril de 1945, Edmund Veesenmayer fue sentenciado a veinte años de prisión en Nuremberg, pero sólo estuvo diez. Jaross, Endre y Baky, conocidos como “el trío de la deportación”, fueron entregados a las autoridades húngaras, juzgados en diciembre de 1945 y ejecutados en marzo y abril del año siguiente. La misma suerte corrió Sztójay, encontrado culpable de crímenes de guerra y crímenes contra el pueblo húngaro, fusilado en agosto de 1946. Unos meses antes, en marzo, habían colgado a Ferenç Szálasi, principal instigador del paraíso nacionalsocialista, convertido en pesadilla de cientos de miles de húngaros. Su foto a orillas del Danubio, con el Szénchenyi hundido, cuando la guerra tocaba su fin, pensativo, elegante y con el sombrero en la mano, contrasta con la última de su vida, con la soga ya casi en el cuello, rodeado de policías y con los fotógrafos como testigos. Recuerdos de un pasado de destrucción de Europa.


 

 En la imagen tanquistas húngaros en Ucrania, verano de 1941


Hungría no participó de inmediato en la invasión de la Unión Soviética. La invasión comenzó el 22 de junio de 1941, pero Hitler no solicitó directamente la ayuda de Hungría. No obstante, los altos funcionarios húngaros abogaron por la participación en la guerra para alentar a Hitler a no favorecer a Rumania en caso de revisiones fronterizas en Transilvania. El 26 de junio de 1941, la fuerza aérea soviética bombardeó Košice (Kassa). Existe cierta especulación de que se trató de un ataque de "bandera falsa" instigado por Alemania (posiblemente en cooperación con Rumania) para darle a Hungría un casus belli para unirse a la Operación Barbarroja y la guerra. Finalmente, Hungría declaró la guerra a los soviéticos el 27 de junio de 1941.

El 1 de julio de 1941, bajo instrucción alemana, el "Grupo de los Cárpatos" húngaro (Grupo Karpat) atacó al 12º Ejército Soviético. Unido al 17º ejército alemán, el Grupo Karpat avanzó hacia la Ucrania soviética y, más tarde, el sur de Rusia. En la Batalla de Umán, librada entre el 3 y el 8 de agosto, el cuerpo mecanizado del Grupo Karpat actuó como la mitad de una pinza que rodeó al 6º Ejército Soviético y al 12º Ejército Soviético. Veinte divisiones soviéticas fueron capturadas o destruidas en esta acción.

En julio de 1941, el gobierno húngaro transfirió la responsabilidad de 18.000 judíos de la Hungría carpato-rutena a las fuerzas armadas alemanas. Estos judíos, sin ciudadanía húngara, fueron enviados a un lugar cerca de Kamenets-Podolski, donde en uno de los primeros actos de matanza masiva de judíos durante la Segunda Guerra Mundial, todos menos dos mil de estos individuos fueron fusilados por unidades móviles alemanas.




FUENTES:

https://www.facebook.com/historiasgm/photos/242911393848680

(Historia de la Segunda Guerra Mundial)

https://www.facebook.com/aflsgmup/photos/a.102452951361461/162210832052339/



























Pedro Pablo Romero Soriano PS

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