Soldado estadounidense, Batalla de las Ardenas
Desde mediados de diciembre de 1944 hasta finales de enero de 1945, en las boscosas Ardenas belgas, miles de soldados estadounidenses, británicos, canadienses, belgas y franceses lucharon para rechazar la última gran ofensiva alemana de la Segunda Guerra Mundial. Aunque las fuerzas aliadas acabaron triunfando, fueron seis semanas de lucha absolutamente feroces, con decenas de miles de muertos en ambos bandos. Hoy en día, el conflicto se conoce como la Batalla de las Ardenas.
Desde mediados de diciembre de 1944 hasta finales de enero de 1945, en las boscosas Ardenas belgas, miles de soldados estadounidenses, británicos, canadienses, belgas y franceses lucharon para rechazar la última gran ofensiva alemana de la Segunda Guerra Mundial. Aunque las fuerzas aliadas acabaron triunfando, fueron seis semanas de lucha absolutamente feroces, con decenas de miles de muertos en ambos bandos. Hoy en día, el conflicto se conoce como la Batalla de las Ardenas.
El autor Christer Bergström, da por hecho que no son más que supuestos aquello que se indica como una serie de “advertencias tempranas” del inminente ataque alemán y donde se reprocha a los comandantes aliados haber descartado la información proporcionada a las tropas aliadas por un puñado de prisioneros de guerra alemanes, desertores y civiles, de “una ofensiva inminente” en los días anteriores al 16 de diciembre de 1944. Es conocido que en el teatro de la guerra la siembra de informes falsos de “desertores”, “planes de ataque falsos”, son moneda corriente. Desde el punto de vista de los comandantes aliados, era bastante lógico que los alemanes intentaran engañarlos para que transfirieran unidades desde el sector donde los alemanes habían trazado sus objetivos.
Por ejemplo, se señala que Eisenhower, cuando notó la endeble posición estadounidense durante un viaje en automóvil a través de las Ardenas en el 7 diciembre de 1944, expresó su preocupación de que el VIII Cuerpo pudiera toparse con un la pequeña y desagradable Kasserine (en alusión a la derrota que los estadounidenses sufrieron en ese lugar en Túnez en febrero de 1943) Pero no hay nada para sugerir que esto fue más que una reflexión espontánea y pasajera. Después de todo, tenemos que considerar que Eisenhower, quien tenía todo el poder al respecto, no tomó ninguna medida que sugiriera una preocupación real sobre este punto hasta antes del 16 de diciembre.
Que los alemanes sacaran varias divisiones Panzer de la primera línea no podía ocultarse a los aliados. El mayor general Kenneth W. Strong, director de inteligencia del Cuartel General Supremo Aliado en el noroeste de Europa (SHAEF), concluyó que estos podrían usarse en de una de estas tres formas: podían ser enviados al frente oriental, podían ser utilizados a la defensiva contra un avance aliado, o podían utilizarse para un “ataque de socorro en las Ardenas”. Pero esto no fue una percepción dramática; Strong estimó lo más probable y asumió es que estas fuerzas se trasladarían al frente oriental. La suposición de que se usarían a la defensiva era simplemente lo que los alemanes querían que creyeran los aliados. Lo que Strong asumió ser la opción menos probable, un ataque de socorro en las Ardenas, fue por definición algo diferente a la ofensiva de Hitler y von Rundstedt. Como vemos fue precisamente la apreciación que un ataque sobre las Ardenas era “simplemente un ataque de socorro” lo que provocó que el cuartel general aliado reaccionara tan lentamente durante el primer día de la ofensiva.
El Teniente general Bradley, comandante del 12° Ejército de los EE. UU. dijo que era consciente de que los alemanes podían atacar en las Ardenas, pero lo descartó por improbable. “Cuando alguien ataca”, dijo, “Lo hace por una de dos razones. O está dispuesto a destruir a las fuerzas enemigas o va tras un objetivo del terreno”, y expresó la opinión de que ninguno de estos podría lograrse en un terreno “relativamente sin carreteras” como las Ardenas. En el Informe de situación No. 18 del 12 de diciembre de 1944, el oficial de inteligencia del estado mayor de Bradley, el general de brigada Edwin L. Sibert, expresó de la “debilidad mortal” de las divisiones de infantería alemanas, que dijo podría conducir a un colapso temprano del Ejército alemán en el frente occidental. La conclusión que presentó fue la siguiente: “Con la continua presión aliada en el sur y el norte, el punto de ruptura puede desarrollarse repentinamente y sin previo aviso”.
Los esfuerzos realizados después de la guerra para argumentar que los aliados “realmente” sabían que una ofensiva alemana era inminente, se basan principalmente en un informe enviado el 10 de diciembre de 1944 por el oficial de inteligencia del 1° Ejército de los EE. UU. coronel Benjamin A. Dickson. En esto, Dickson hizo la evaluación de que la estrategia alemana para defender el Reich estaba “basada en el agotamiento de nuestra ofensiva para ser seguido por un contraataque total con tanques, entre el Roer y el Erft, apoyado por todas las fuerzas que pueda contar”.
El 14 de diciembre, Dickson señaló que varios prisioneros de guerra alemanes habían hablado de un ataque que se lanzaría “entre el 17 y el 25 de diciembre”, pero muchos de ellos afirmaron que la ofensiva tenía como objetivo “Recuperar Aquisgrán como regalo de Navidad para el Führer”, por lo tanto, una vez más en una sección al norte de las Ardenas. El informe que Dickson redactó al día siguiente no da señales de gran preocupación por una ofensiva alemana. Aunque mencionó la posibilidad de una limitada escala ofensiva, también dijo que tal ataque probablemente solo tendría un propósito propagandístico: elevar la moral de la población civil. Lo único que mencionó sobre las Ardenas, fue que los informes de movimientos de tropas alemanas recibidos desde la primera línea probablemente no se referían a nada más que a una división Volksgrenadier recién llegada para relevar a la 212ª División Volksgrenadier. Además, las preocupaciones de Dickson no eran mayores que permitirle estar fuera por una licencia de cuatro días en París en esas fechas.
En el Frente de las Ardenas, mientras tanto, el VIII Cuerpo tenía, en un informe fechado el 9 de diciembre de 1944, el cálculo de la dotación de tropas alemanas en sólo 24.000 hombres. El oficial de inteligencia del VIII Cuerpo, coronel Andrew R. Reeves, escribió: “La práctica actual del enemigo de traer nuevas divisiones para recibir experiencia de primera línea y luego relevarlos para combatir en otros lugares indica la intención de que este sector del frente permanezca silencioso e inactivo”.
FUENTE:
https://www.facebook.com/historiasgm/photos/a.105107930962361/478341983638952/
Historia de la Segunda Guerra Mundial
(Pál Maléter)
“The Ardennes 1944-1945: Hitler’s Winter Offensive” – de Christer Bergstrom (2014)
https://www.facebook.com/photo/?fbid=190393103778393&set=a.188682353949468
Héctor Colorization
Pedro Pablo Romero Soriano PS