Hundimiento del "Wilhelm Gustloff"

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El majestuoso arco del Wilhelm Gustloff en el puerto de Hamburgo. Cortesía de imágenes de AKG

El hundimiento del buque alemán Wilhelm Gustloff en 1945 ha sido el mayor desastre marítimo de la Historia. El buque fue bautizado así en honor a un líder nacionalsocialista suizo asesinado en 1936

Frente al Puerto de Vigo, el Wilhelm Gulstoff parte con destino a Alemania en mayo de 1939 con parte de los soldados españoles que integraron la Legión Cóndor. Sus compañeros les despiden en el muelle.
Foto Cordon Press

Un gran grupo de refugiados alemanes espera en los muelles del Puerto de Pillau, actual Bastik, para conseguir un sitio en el barco que tenia que ponerlos a salvo del avance ruso. Las aguas heladas dan una idea de las gélidas temperaturas que soportaron tanto en tierra como durante la travesía en los últimos días de enero de 1945
Foto CC

Así se relajaban decenas de alemanes en la cubierta de barco durante una de las travesías que el Gulstoff hizo antes e convertirse en un buque hospital. Esta imagen fue tomada en abril de 1938 cerca de Madeira, Portugal.
Foto Cordon Press

El Wilhelm Gustloff entró en servicio como barco de ocio en 1938. Contaba con todas las comodidades, entre ellas una piscina interior climatizada –en la imagen sobre estas líneas–, unos enormes comedores comunitarios y un espacioso gimnasio.
Foto: CC

Soldados alemanes heridos que han sido embarcados en el Wilhelm Gustloff

El transatlántico "Wilhelm Gustloff", joya de la corona de Adolf Hitler, se hundió en las gélidas aguas del mar Báltico junto con más de nueve mil personas, la mayoría niños y civiles refugiados evacuados de Polonia. Fue torpedeado casi al final de la Segunda Guerra Mundial por un submarino soviético. El régimen, ignoró la tragedia con el argumento de evitar desmoralizar aún más a la población.

Construido por orden de Adolf Hitler, y enmarcado en el programa Kraft Durch Freude (Fuerza por la alegría), ideado por el líder sindical Robert Ley con el objetivo de ofrecer unas incomparables vacaciones a las clases obreras de Alemania en tiempos de paz, el MV Wilhelm Gustloff fue bautizado así en en memoria del político nacionalsocialista suizo Wilhelm Gustloff, asesinado en febrero de 1937. Construido en los astilleros Blohm & Voss, de Hamburgo, esta imponente nave medía 55 metros de altura, 200 metros de eslora y tenía ocho amplias cubiertas.
Disfrutaba además de una piscina interior climatizada, unos enormes comedores comunitarios (donde los pasajeros desayunaban, almorzaban y cenaban con valiosos cubiertos de plata con una esvástica finamente grabada) y un espacioso gimnasio. Pero lo que distinguía al Gustloff del resto de barcos de su categoría eran los cómodos camarotes, iguales para todos los pasajeros. El éxito que obtuvo el programa diseñado por Ley fue tal que resultaba prácticamente imposible conseguir una plaza para poder disfrutar de un tranquilo crucero por el Báltico.
Pero el 1 de septiembre de 1939, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la Kriegsmarine, la marina de guerra alemana, se vio obligada a proporcionar una nueva función a este gran transatlántico de recreo, y con ello las plácidas vacaciones de muchos alemanes tocaron a su fin. La primera misión encomendada al Gustloff fue la repatriación de los pilotos de la Legión Cóndor en España. Posteriormente, pintado de blanco y de verde, fue reconvertido en un hospital flotante y después, ya pintado de color gris naval, el tono de los navíos de guerra, se eliminaron sus distintivos como buque hospital y sirvió como cuartel para futuros tripulantes de submarinos. En la cubierta se instalaron ametralladoras y baterías antiaéreas, y fue empleado como buque nodriza. Fondeado en la ciudad polaca de Szczecin en octubre de 1940, el Gustloff tenía encomendada la misión de formar parte de la Operación León Marino, cuyo objetivo era la invasión de Gran Bretaña, algo que finalmente no sucedió.
En cuanto al más de un un millón de personas que se escondían en una zona que en su mayor parte ya había caído en manos soviéticas, pronto llegaría la orden de evacuación para ellos. Ante su dramática situación, los refugiados se dirigieron a Danzig (Gdansk, en la Polonia actual) y a otros puertos del Báltico a pie y soportando temperaturas de veinte y veinticinco grados bajo cero con la esperanza de poder ser evacuados. A su llegada, se encontraron con el escollo de tener que cumplir los criterios para embarcar, que daban prioridad a los militares heridos y a las mujeres con niños. Pero con el paso de las horas la desesperación empezó a adueñarse de aquellas personas, siendo de tal magnitud que muchos hombres se llegaron a disfrazar de mujer y a llevar un muñeco en sus brazos para poder subir a bordo de algún navío que los sacase de aquel infierno. Entre estos barcos destinados a la evacuación de personas se encontraba el MV Wilhelm Gustloff.
Para evitar una colisión con otro barco, el capitán alemán encendió las luces del Gustloff un instante, lo suficiente para condenarlo a él y a todos los que iban a bordo. Aquel breve lapso de tiempo permitió al oficial ruso del submarino vislumbrar el navío. Sin perder ni un instante, ordenó disparar varios torpedos: el "Madre Patria" impactó contra la proa provocando la activación de los mamparos, lo que hizo que quienes allí estaban no pudiera escapar; el "Stalin" destrozó por completo la piscina donde se habían instalado los sanitarios, que murieron al instante junto con los heridos que atendían, y el "Pueblo Soviético" destruyó la sala de máquinas, dejando el barco completamente ingobernable. El cuarto se atascó y quedó desactivado.
Durante cincuenta inacabables minutos, todo el mundo se agolpó ante las pocas lanchas salvavidas que había, muchas de la cuales ni siquiera pudieron arriarse debido a que los cables que las sujetaban estaban congelados. Entonces se desató el pánico. Muchos oficiales mataron a tiros a sus propias familias para evitarles una terrible muerte en el mar. Asimismo numerosos pasajeros, desesperados por escapar, pisoteaban a quienes caían al suelo, otros disparaban al aire y la mayoría quedaron atrapados en pasillos y camarotes mientras el Gustloff se hundía irremediablemente. Mucha gente, presa del terror, empezó a lanzarse al mar sin chaleco salvavidas, ahogándose por el peso de la ropa de abrigo que llevaba, y los niños que se tiraban por la borda se hundían sin remedio a causa de que los salvavidas que se les proporcionaron eran demasiado grandes para ellos.
Finalmente, quienes lograron sobrevivir a la tragedia fueron ignorados e incluso amenazados por las juventudes hitlerianas. Alemania no podía permitirse en aquel delicado momento reconocer una catástrofe como aquella y deprimir aún más a una población absolutamente desmoralizada. Por su parte, para los soviéticos representó un gran orgullo hundir uno de los símbolos del nacional-socialismo. Pero el comandante del submarino que acabó con el Gustloff, Alexandr Marinesko, fue acusado de alcoholismo y de haber desaparecido durante tres días para estar con una mujer sueca, por lo que fue degradado. A pesar de ello, finalmente el gobierno ruso, y de forma póstuma, lo nombraría Héroe de la Unión Soviética. Hoy en día, el Gustloff reposa, partido en tres pedazos, a unos 45 metros de profundidad, bajo las frías aguas del mar Báltico. En el año 2004 se organizó una expedición para filmar sus restos.


GALERÍA FOTOGRÁFICA







En el hundimiento del Wilhelm Gustloff murió un gran número de civiles que huían del avance soviético. Ninguno de los dos bandos dio publicidad al hecho: los alemanes para no minar la moral de la población y los soviéticos para no difundir el asesinato de tantos inocentes.






FUENTES:
https://www.facebook.com/photo?fbid=4042935649088836&set=pcb.1197114440757623
https://www.facebook.com/photo?fbid=4042935852422149&set=pcb.1197114440757623
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Apocalipsis: la Segunda Guerra Mundial™
Claudio A Aguirre































Pedro Pablo Romero Soriano PS

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