Polonia, Danzig y la garantía británica (segunda parte)

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En la fotografía, Varsovia, días previos al inicio de la Segunda Guerra Mundial



El 31 de marzo de 1939 Chamberlain anunció en la Cámara de Comunes que: “…en caso de cualquier acción que claramente amenazara la independencia de Polonia, y que, en consecuencia, el Gobierno polaco considerara vital resistir con sus fuerzas nacionales, el Gobierno de Su Majestad se sentiría obligado a prestar al gobierno polaco todo el apoyo en su poder. Han dado al gobierno polaco una garantía para ese efecto”.
Añadió: "el Gobierno francés ha autorizado para que quede claro que están en la misma posición”. Los polacos habían logrado algo por lo que habían trabajado durante mucho tiempo, el compromiso de Gran Bretaña con el mantenimiento de la independencia política del país. Por otro lado, la garantía no era un compromiso firme con Polonia, ni implicaba necesariamente ninguna posibilidad de ayuda militar directa. Fue, como dijo la historiadora Anna Cienciala, "en el mejor de los casos [. . .] un disuasivo diplomático”. En los ojos británicos y franceses, no se descartaba un traspaso ordenado de Danzig a los alemanes. Además, por ser unilateral, podría revocarse en cualquier etapa. El propio Chamberlain escribió en privado que "lo que lo que les preocupa no son las fronteras de los estados, sino los ataques a su independencia”. Los británicos, ciertamente en esta etapa, no tenían intención de dar ayuda económica o militar a los polacos. De hecho, tanto el Jefe de Estado Mayor francés como el británico estuvieron de acuerdo “en que no era nada que ninguno de los dos pudiéramos hacer para salvar Polonia".
Pero la garantía, por vaga que sea, puso a Polonia y Alemania en un curso de colisión. El gobierno polaco temía un golpe alemán en Danzig. Si esto ocurriera, Polonia lo trataría inicialmente como un incidente diplomático y protestaría ante Berlín por la irresponsabilidad de los alemanes locales de Danzig. Esto sería respaldado por la cancelación de tráfico alemán en el Corredor y una movilización parcial. Sin embargo, cualquier ultimátum alemán sobre Danzig sería rechazada y tratada como una declaración de guerra.
El coronel Beck, ministro de Asuntos Exteriores polaco, visitó Londres el 2 de abril con la esperanza de convertir la garantía británica en una alianza o, al menos, de definirla con mayor precisión. Fue interrogado por el gobierno británico sobre la situación en Danzig, pero no mencionó el hecho de que las negociaciones polaco-alemanas estaban en un punto muerto, ya que temía que esta revelación pudiera animar a los británicos a abandonar su garantía. En cambio, él destacó que Danzig se había convertido en "una especie de símbolo" para su nación, y describió los términos polacos para un acuerdo: un acuerdo bilateral polaco-alemán que garantizara un gobierno libre para la población local y la salvaguarda de los derechos de los ciudadanos polacos dentro de la ciudad.
Beck logró un brillante éxito diplomático. Se las arregló para persuadir a los ministros británicos de la ventaja de un acuerdo entre Polonia y Gran Bretaña. Para los británicos el punto clave era que Beck había prometido que, si del principio de permanencia se llegara a la colaboración, Polonia estaría dispuesta a discutir una alianza con Rumanía y cómo podría ayudar a Gran Bretaña en el caso de un ataque alemán contra Bélgica, Países Bajos o Suiza. Fundamentalmente, se dejó en manos del gobierno polaco definir cuando su independencia fuera amenazada por Alemania.




FUENTE:
https://www.facebook.com/photo?fbid=472763337620848&set=g.559050911111538
Guerra Total. Grupo de estudio de historia política y militar.

Pál Maléter

“Poland Betrayed - The Nazi-Soviet Invasions 1939” – David G. Williamson (2009)




















Pedro Pablo Romero Soriano PS

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