19 de febrero de 1945: Iwo Jima

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Bombardeo previo a la invasión de la isla, donde aviones de la 7ª Fuerza Aérea del Ejército estadounidense arrojan sus bombas sobre Iwo Jima. Aunque pequeña, la isla es la única base aérea importante entre las Marianas y Japón. Es la última barrera aérea antes de las islas de origen, protegiendo el acceso sureste al Imperio. Los aviones estadounidenses lo bombardean una y otra vez (FGF Colourised)

El cabo Edward Burkhardt de 21 años, de Yonkers, Nueva York sostiene en su casco a un gato capturado en la base de Suribachi Yama en el campo de batalla frente a Iwo Jima, cuando este llegó a tierra con la 5ª División de Marines.  Fotografía publicada el 2 de marzo de 1945. (United States Marine Corps) - Fotografía oficial de la Marina de los EE.UU. ahora en las colecciones de los Archivos Nacionales. (FGF Colourised)

El sargento Howard Snyder a la izquierda y el cabo Harold Keller a la derecha, fotografiados en el monte Suribachi, el 23 de febrero de 1945. Se descubriría años más tarde que el cabo Keller estaba en la famosa fotografía del segundo izamiento de la bandera en el Suribachi.
Por su parte, el sargento Howard Snyder murió más tarde de esa foto



La invasión anfibia estadounidense de Iwo Jima durante la Segunda Guerra Mundial surgió de la necesidad de contar con una base cerca de la costa japonesa.
Tras un elaborado bombardeo aéreo y naval preparatorio, tres divisiones de marines estadounidenses desembarcaron en la isla en febrero de 1945.
Iwo Jima fue defendida por unos 23.000 soldados del ejército y la marina japoneses, que lucharon desde una elaborada red de cuevas, trincheras, túneles e instalaciones subterráneas.
A pesar de la dificultad de las condiciones, los marines aniquilaron a las fuerzas defensoras tras un mes de lucha, y la batalla se ganó un lugar en la historia de Estados Unidos con la publicación de una fotografía que muestra la bandera estadounidense izada en señal de victoria.









Imagen: los infantes de marina estadounidenses se aprestan para el asalto anfibio de Iwo Jima en sus LCVP. Al fondo se aprecia el emblemático monte Suribachi. Foto coloreada por Facundo Colourised FGF Colourised

Iwo Jima es un punto en el Pacífico de apenas 21 kilómetros cuadrados, para muchos imposible de apreciar sin una lupa, pero que sin embargo pasó a la historia como el escenario de una de las batallas más brutales del Teatro de Operaciones del Pacífico. Comenzó hace exactamente 77 años y se prolongó durante 36 días, devastando la isla y provocando la muerte de unos 26.000 combatientes.
La suerte de la isla estaba echada desde el momento en que los estadounidenses conquistaron el archipiélago de las Marianas. Los fuerzas japonesas destacadas en las islas eran capaces de detectar la aproximación de los B-29 y comunicarla a los centros de operaciones, obteniendo un tiempo invaluable para que las defensas antiaéreas se preparen para esperarlos.
Por tal razón, Iwo Jima debía ser el centro de apoyo intermedio de los bombarderos en misiones de ataque contra objetivos en territorio nipón. Los cazas encargados de escoltarlos, los Mustang, tenían una gran autonomía, pero como entre las Marianas y Japón el vuelo de ida y regreso ascendía a más de 5.000 y no podían brindarles protección.
En la noche el 18 de febrero, la Task Force 58 del vicealmirante Marc A. Mitscher, una enorme fuerza de portaaviones, llegó a Iwo Jima. También en la flotilla estaba el almirante Raymond A. Spruance, comandante general de la invasión, en su buque insignia, el crucero pesado USS Indianapolis (cuánta historia). El bombardeo previo naval y aeronaval fue devastador. Las tropas estadounidenses desplegadas, bajo el mando del general USMC Holland Smith, se aproximaban a los 100.000 hombres.
A diferencia del Día D, este amaneció claro y brillante. A las 08:59, un minuto antes de lo previsto, la primera oleada de marines desembarcó en las playas de la costa sureste de Iwo Jima. El mayor Howard Connor, oficial de señales de la 5ª División de Infantería de Marina, tenía seis Navajo “code talkers” trabajando las 24 horas durante los dos primeros días de la batalla. Estos seis hombres enviaron y recibieron más de 800 mensajes, todos sin error.

Infante de marina caído en las arenas de Iwo Jima, febrero de 1945

Soldados japoneses yacen muertos en el agujero de un proyectil cerca del aeródromo de Iwo Jima. 1945

El alto mando japonés se anticipó y tomó previsiones para defender la isla. A pesar de que sus fuerzas ya estaban muy mermadas, en pocas semanas la armada nipona desembarcó en Iwo Jima más de 20.000 soldados, 14.000 de ejército y 7.000 infantes de marina. Al frente fue colocado uno de los generales más prestigiosos: Tadamichi Kuribayashi. “No hagas planes para mi regreso”, escribió el general en una carta dirigida a su esposa Yoshii. Aquel experimentado militar era muy consciente de que su destino en Iwo Jima suponía poco menos que una sentencia de muerte.
En cuestión de semanas, los militares japoneses convirtieron la isla en un verdadero búnker. Una red de túneles entrelazados comunicaba cerca de 400 fortines, baterías de artillería y nidos de ametralladoras, con un esquema global ideado para facilitar repliegues y huidas de emboscadas enemigas. La red se convirtió en la garantía de que los norteamericanos no conseguirían hacerse con el control de la isla fácilmente.
Para los estadounidenses fue una sorpresa la facilidad con que pudieron desembarcar. Ni un solo disparo japonés había perturbado el avance de los lanchones hasta la costa. Los japoneses, entre tanto, aguardaban en sus escondites el momento de repeler la invasión.
Abrieron fuego mediada la mañana. Acodados en sus fortificaciones, dispararon a mansalva contra un conglomerado de hombres desconcertados, oficiales perdidos en un laberinto orográfico que desconocían y toneladas de material bélico desperdigado en medio del caos. Con sus ráfagas, lanzadas desde diferentes ángulos, lograron una verdadera masacre en las filas enemigas. El número de víctimas de aquella primera jornada, alrededor de 2.500, se convertiría en uno de los mayores desastres humanos registrados por las fuerzas armadas estadounidenses en un solo día.
En medio de la catástrofe con que se había iniciado el asalto a la isla, las tropas norteamericanas aún sufrirían otras contrariedades. Cada vez que conseguían alcanzar alguna posición defensiva tropezaban con nuevos focos de resistencia. Los soldados japoneses se movían con agilidad por el suelo horadado y aparecían, listos para presentar batalla, en los rincones más inesperados.
Los pilotos kamikaze, mientras tanto, lograron acercarse a los barcos de la flota norteamericana (que se habían aproximado de forma temeraria a la costa para apoyar el desembarco) e hicieron daño a varias unidades. Sólo en los primeros días consiguieron hundir el portaviones USS Bismarck Sea e inutilizaron al Saratoga…
En el primer día de la batalla también caería en acción una de las leyendas del USMC: el Gunnery Sergeant John “Manila” Basilone, quien eligió morir junto a sus camaradas, en el frente, en lugar de vender bonos de guerra en los States...


En esta fotografía coloreada a partir de la original en blanco y negro, se observa a un infante de marina de la Compañía "Easy", Segundo Batallón del 9no Regimiento de Marines, operando un lanzallamas bajo fuego enemigo.
El infante de marina que atacó un fortín japonés en el aeródromo Motoyama con un lanzallamas M2, porta como armamento secundario una pistola M1911A1, calibre .45 ACP, ajustada en su funda de cuero M-1916 al cinturón de lona M-1936 junto a una cantimplora M-1910 y lo que parece ser un cuchillo de combate KA-BAR.
El marine está uniformado con el típico USMC Herringbone Twill (HBT) sobre el cual lleva una chaqueta del US Army M41, polainas y botas de combate Boondocker. Su casco M1 lleva una funda de camuflaje específica del USMC, reversible, con dos patrones de mimetizado.


Autor: Fortis Leader para Fortis Leader - The Pacific & Asia

Vista aérea del monte Suribachi en la isla de Iwo Jima


En la mañana del 17 de febrero de 1945, el soldado Jinkichi Shioiri del 309° Batallón de Infantería Independiente, estacionado en lo alto de la ladera del monte Suribachi en una pequeña isla situada a unas 670 millas al sur de Tokio, registró en su diario:
"Veinte extraños grandes y pequeñas lanchas de desembarco se acercaron a la dársena sur, como para aterrizar”.
El comandante de la isla, el teniente general Tadamichi Kuribayshi, instruyó a sus tropas: "¡Todos griten Banzai por el Emperador! Tengo la máxima confianza en que harán todo lo posible. ¡Rezo por una pelea histórica!".
El Desembarco:
A las 8.30 hs del 19 de febrero de 1945, 68 amtracs partieron, para atravesar los 3.600 m que separaban la linea de partida de la costa, bajo la cobertura de los LCI que descargaban sobre las playas sus cohetes morteros y proyectiles 40mm Bofors y los acorazados y cruceros que descargaban toda su artillería sobre las zonas adyacentes (tierra adentro) para evitar que los defensores pudieran asomarse a disparar contra las oleadas que se aproximaban a la orilla.
A las 8:57 hs la artillería naval retiro su barrera, centrándose sobre todo en ambos flancos a la vez que la aviación naval comenzaba a dar apoyo aéreo cercano. A las 09:02 hs llego a la playa el primer amtracs y comenzó a progresar hasta encontrarse con las terrazas de arena volcánica que son la imagen de las primeras hordas del desembarco.
Esa sucesión de terrazas de mas de 5 metros de altura ocultaba las posiciones desde las que los defensores atacaban la playa, por lo que los LTV que no podían realizar su trabajo desde aquella posición volvieron al mar para dar una cobertura efectiva a los asaltantes.
A las 09.05 hs comenzaron a llegar los vehículos anfibios en los que venían los primeros marines de las divisiones 4ª y 5ª que iban a poner el pie en los 3.200 m de las playas entre el Monte Suribachi y la Bahía Oriental. Al saltar a la arena para comenzar a correr tierra adentro se quedaban enterrados hasta las rodillas en el fino polvo volcánico, lo que les obligo a avanzar lentamente en una larga y fatigosa caminata y posterior ascenso por las terrazas.

Créditos: Notas sacadas del libro: "Iwo-Jima Guerra en el Pacifico" de Luis Galeano Martínez.

Un fotógrafo tomó una buena foto minutos antes de que se tomara la imagen más famosa en el monte Suribachi, Iwo Jima, 1945.
Soldados del vigésimo octavo regimiento de la quinta división de los Marines de los Estados Unidos levantaron la bandera americana en la cima del monte Suribachi de la isla de Iwo Jima el 23 de febrero de 1945.
La fotografía en cuestión que todos conocemos (No esta) llegó a ser muy popular y fue reimpresa muchas veces, llegando su autor, Joe Rosenthal, a obtener por ella el premio Pulitzer de fotografía. Está considerada como la instantánea de guerra más importante de la historia y una de las fotografías más reproducidas del mundo

La primera bandera izada, y que no llegaría a tener la fama de la segunda bandera izada


FUENTES:
https://www.facebook.com/photo/?fbid=415436120869828&set=g.4051594701624543

Facundo Colourised

https://www.facebook.com/fortisleaderpacific/photos/a.115526410728720/265017822446244/

Fortis Leader - The Pacific & Asia

https://www.facebook.com/photo/?fbid=370084048457095&set=a.131347705664065

Vientos de Guerra: Segunda Guerra Mundial

















Pedro Pablo Romero Soriano PS

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