El 20 de Julio de 1944, el coronel Claus Schenk Graf von Stauffenberg colocaría una bomba junto a Hitler quien se había reunido con altos oficiales militares en la Wolfsschanze (Guarida del Lobo) en Rastenburg, Prusia Oriental.
Cuando los líderes militares alemanes tomaron asiento para discutir los movimientos de las tropas en el Frente Oriental, una explosión arrasó la sala de conferencias.
El 20 de julio de 1944, Stauffenberg llegó al búnker de Wolfsschanze. Los conspiradores habían contado con que la reunión se llevaría a cabo en un búnker subterráneo de hormigón sin ventanas y sellado por una pesada puerta de acero. Al asegurarse de que tuviera lugar dentro de una instalación de este tipo, la explosión sería contenida y la metralla mataría instantáneamente a cualquier persona que se encontrara en las proximidades del dispositivo explosivo.
Según la Operación Valkyrie de Pierre Galante: el complot de los generales alemanes contra Hitler, el 20 de julio fue un día insoportablemente caluroso y los organizadores de la reunión decidieron trasladar la reunión a un búnker de madera, sobre el suelo, que tenía una mayor circulación de aire.
La habitación tenía numerosas ventanas, así como una mesa de madera y otros muebles decorativos, lo que significa que la explosión potencial se reduciría significativamente a medida que la energía de la explosión se absorbería y disiparía.
Aunque Stauffenberg sabía que este era el caso, siguió adelante, creyendo que dos bombas serían suficientes para nivelar la habitación y matar a cualquiera que estuviera dentro.
Cuando llegó, Stauffenberg se excusó a una habitación privada con la premisa de tener que cambiarse de camisa. Necesitaba cebar y armar los dos artefactos explosivos. Sin embargo, una llamada telefónica inesperada, así como una llamada apresurada a su puerta, significaron que solo tuvo tiempo de armar uno de
los dos dispositivos.
Stauffenberg entendió que, como resultado, el artefacto explosivo tenía que estar lo más cerca posible de Hitler para causar algún tipo de daño. Con el pretexto de que su audición estaba dañada debido a sus heridas, pudo asegurarse un asiento lo más cerca posible de Hitler, con solo otra persona entre él y el Führer.
Stauffenberg colocó la maleta lo más cerca posible de Hitler y, con el pretexto de una llamada telefónica personal, salió de la habitación.
En la imagen el coronel alemán Claus von Stauffenberg, posiblemente fotografiado entre los años 1926 a 1937, aún con el grado de teniente de Caballería
Mientras tanto, otro funcionario tomó asiento y, sin saberlo, movió el maletín a una posición al otro lado de una pesada pata de madera que sostenía la mesa de la sala de reuniones.
A las 12:42 pm, la bomba detonó y se produjo el pánico. Un taquígrafo murió instantáneamente y 20 personas resultaron heridas, incluidos tres oficiales que luego murieron a causa de sus heridas.
Creyendo que Hitler estaba realmente muerto, Stauffenberg y su ayudante, Werner von Haeften, subieron a un automóvil del estado mayor y se abrieron paso a través de tres puntos de control militares separados para escapar del caos en el complejo Wolfsschanze.
Pero Hitler, junto con todos los demás protegidos por la pesada pata de la mesa de madera, sobrevivieron con algunos rasguños menores y un tímpano perforado.
Esa misma noche, el general Friedrich Fromm convocó un consejo de guerra improvisado y condenó a muerte a todos los conspiradores. Ludwig Beck se suicidó mientras Stauffenberg, von Haeften, Olbricht y otro oficial, Albrecht Mertz von Quirnheim, fueron ejecutados por un pelotón de fusilamiento improvisado en el patio del Bendlerblock. El hermano de Stauffenberg, Berthold, sería estrangulado.
Claus Graf Schenk von Stauffenberg con sus niños, en 1940.
El intento fallido de asesinato del 20 de julio de 1944 es probablemente el acto de resistencia más notorio contra Adolf Hitler y su régimen en Alemania. Claus Schenk von Stauffenberg había armado y depositado una bomba en la sala de conferencias del cuartel general de Hitler, la "Guarida del Lobo" (Wolfschanze) en la actual Polonia. Hitler solo sufrió heridas leves durante la detonación. Stauffenberg y sus colaboradores más cercanos fueron ejecutados el mismo día en el patio "Bendlerblock". La persecución de los autores del atentado condujo a la ejecución de más de 200 personas, entre ellas numerosos generales y coroneles
El intento fallido de asesinato del 20 de julio de 1944 es probablemente el acto de resistencia más notorio contra Adolf Hitler y su régimen en Alemania. Claus Schenk von Stauffenberg había armado y depositado una bomba en la sala de conferencias del cuartel general de Hitler, la "Guarida del Lobo" (Wolfschanze) en la actual Polonia. Hitler solo sufrió heridas leves durante la detonación. Stauffenberg y sus colaboradores más cercanos fueron ejecutados el mismo día en el patio "Bendlerblock". La persecución de los autores del atentado condujo a la ejecución de más de 200 personas, entre ellas numerosos generales y coroneles
Stauffenberg (parado firme a la izquierda) junto a varios oficiales saludan a Hitler en Rastenburg, cinco días antes del atentado
Son muchos los apelativos que podríamos añadir al nombre de Roland Freisler el presidente del Tribunal Popular o Volkgericht que condenó a muerte a muchos de los partipantes en la intentona Stauffenberg -la Operación Valkiria- o a los hermanos Sophie y Hans Scholl, los heroicos disidentes de La Rosa Blanca. De las 5.000 víctimas que fueron juzgadas por él en tres años, el noventa por ciento sufrió todo tipo de vejaciones durante su “juicio” y fue condenado a una muerte terrible diseñada por este violento personaje cómplice también de la “Solución Final”
Los confabuladores consiguieron abundantes impedimentos. Uno de los cuales fue que habría que separar a los oficiales leales al régimen, consignándose a otros destinos. Inmediatamente se hizo obvio que el General Friedrich Fromm, quien fue designado Comandante en Jefe del Ejército de Reserva, no era un individuo en quien confiar. Sobre todas las cosas, los confabuladores no tenían falsas expectativas. Tenían plena conciencia de que eran una pequeña facción sin mayor soporte popular
El Coronel Claus von Stauffenberg organizó, junto a altos oficiales del Ejercito alemán, un atentado para asesinar a Hitler el 20 de julio de 1944. El intento fue fallido pero éste fue solo una parte de una conspiración aun mayor para deponer al régimen nazi. Esta maniobra recibió como nombre código «Operación Valquiria»
Hitler presentando a Mussolini el daño causado por el atentado
Para algunos, estos hombres en la resistencia fueron los precursores de la democracia, aunque para otros se trató de “traidores a la patria”. Para los historiadores de la República Democrática Alemana (RDA) y los Aliados del oeste, los oficiales que intentaron acabar con la vida de Hitler intentaban salvar su propio pellejo ante la previsible derrota militar. “El 20 de julio”, escribió el historiador Joachim Fest, “es un aniversario de segunda clase” La esperanza de que Alemania pudiera liberarse de Hitler por su propia fuerza vivió brevemente, menos de 24 horas. Se construyó sobre falsos supuestos y se cargó sobre un pequeño grupo de hombres valientes. Von Stauffenberg tenía 36 años cuando perpetró el atentado. Su idea era tomar el poder después de asesinar al Führer y negociar con los aliados el final de la guerra, con el fin de evitar más destrucción y la pérdida de más vidas humanas. No se sabe qué dirección podrían haber tomado los acontecimientos de haber logrado su objetivo
El curso de la Segunda Guerra Mundial pudo haber cambiado el 20 de julio de 1944 cuando una bomba estallo a unos centímetros de Hitler, en uno de los numerosos intentos frustrados de acabar con su vida. Otros destacados personajes históricos, como Castro, Reagan o Juan Pablo II, estuvieron también a punto de ser asesinados. Si esos atentados hubieran tenido éxito, la historia mundial habría sido seguramente muy diferente.
Los aliados progresaban combatiendo desde Normandía y en el frente oriental, las tropas soviéticas arrollaban a la Wehrmacht en el marco de la Operación Bagration. En este contexto, un oficial alemán, el coronel Clauss von Stauffenberg, como Jefe del Estado Mayor del Ejército de Reserva, planeaba un atentado contra el Führer y un golpe de estado para acabar con el régimen.
Razonaban Stauffenberg y los demás conspiradores que, con Hitler muerto, tal vez pudiesen alcanzar una paz negociada con los aliados. Era imperativo poner fin a la guerra antes de que cientos de miles de alemanes lo pagasen con su vida.
El modo en que condujo la guerra Hitler, así como la persecución y el exterminio de los judíos, impulsó a Stauffenberg a alzarse contra el Führer. Tras servir en el Frente Oriental, fue enviado al norte de África, donde fue herido, perdiendo un ojo, la mano derecha y dos dedos de la mano izquierda. Al igual que Stauffenberg, otros oficiales del Ejército alemán habían intentado acabar con Hitler, como el general Tresckow, que intentó introducir una bomba en el avión del Führer. Sin embargo, los explosivos no estallaron. Afortunadamente para Tresckow, su primo, también oficial alemán, logró recuperar el paquete que ocultaba los explosivos, impidiendo que se descubriese el intento de magnicidio.
Stauffenberg ocupaba una importante posición en el Ejército alemán, pues junto con el general Friedrich Fromm, dirigía el ejército de reserva, una fuerza creada para aplacar levantamientos. Así, con el general Olbricht a su lado, Stauffenberg comenzó a planear el asesinato de Hitler, el final de las SS y la caída del régimen nacionalsocialista.
El Führer contaba con un plan denominado Valquiria, que se pondria en marcha con el fin de aplastar insurrecciones. Precisamente Stauffenberg pretendía aprovecharse de aquel plan para acabar con Hitler y dar un golpe de estado. Stauffenberg y su grupo de conspiradores trataron de recabar el apoyo del general Fromm, quien no se comprometió a participar en el golpe y se mostró ambiguo.
Transcurrían los días y los aliados se abrían camino desde Normandía. El propio Stauffenberg fue convocado por Hitler en la Guarida del Lobo (Prusia Oriental) respecto al papel que debía jugar el ejercito de reserva. La idea de los conspiradores consistía en introducir una bomba de relojería oculta en un maletín para acabar con Hitler.
Acompañado por su asistente, el teniente Werner von Haeften, Stauffenberg partió en avión desde Berlín, rumbo al cuartel general de Hitler en Prusia Oriental. La reunión se había fijado a las 12:30 horas del 20 de julio de 1944 y, en medio de un día caluroso, Stauffenberg pidió una habitación para cambiarse de camisa. Ayudado por Haeften, Stauffenberg se dispuso a activar las cargas explosivas. Para ello, debían romper con unas tenazas una ampolla de ácido que consumiría el cable del detonador, lo que terminaría por producir una explosión. Trabajando bajo presión y siendo convocados a la reunión de forma apresurada, solo pudieron dejar operativa una de las cargas.
Stauffenberg, con un parche en el ojo que había perdido, se hallaba muy próximo al Führer. Tras incorporarse a la reunión, dejó la maleta con las cargas explosivas bajo la mesa, lo mas cerca posible de Hitler. El tiempo corría y Stauffenberg debía abandonar la estancia a tiempo. Poniendo como excusa que debía hablar con Berlín, Stauffenberg dejó la sala mientras Hitler continuaba escuchando los informes de sus generales.
Pero, mientras Stauffenberg trataba de escabullirse, el coronel Heinz Brandt dio un golpe a la maleta con los explosivos, haciéndola caer. Brandt recogió la maleta y la alejó del Führer, dejándola tras una de las gruesas patas de madera de la mesa.
A las 12:42 horas los explosivos estallaron, sumiendo la estancia en una enorme nubarrada de humo. El coronel Stauffenberg y el teniente Haeften, creyendo que Hitler estaba muerto, abandonaron la Guarida del Lobo y se dirigieron a Berlín. Así, ambos oficiales se las arreglaron para pasar inadvertidos ante los puestos de guardia. La realidad era bien distinta de lo que creía Stauffenberg y Haeften, puesto que el Führer estaba vivo.
En Berlín, el general Fellgiebel puso en marcha el golpe de estado con la palabra "Valquiria". Comenzaron a llegar informaciones a Berlín de que Hitler había sobrevivido a la explosión, por lo que el general Fromm se negó a sumarse al golpe de estado. Los golpistas parecían haber alcanzado cierto nivel de éxito, pero cuando el comandante Remer se disponía a detener al ministro Goebbels, escuchó por teléfono la voz del Führer, que le informó que estaban ante un golpe de estado.
Con las tropas leales al régimen nacionalsocialista irrumpiendo en el cuartel del ejercito de reserva, los conspiradores fueron apresados. El general Fromm permitió que el general Beck se suicidase, pero ordenó la ejecución inmediata ante un pelotón de fusilamiento de oficiales como Stauffenberg, Haeften y Olbricht.
La represión fue salvaje, con numerosos conspiradores ejecutados e incluso colgados de ganchos y estrangulados para darles una muerte mas agónica. De hecho, se involucró en la conspiración al mismísimo mariscal de campo Erwin Rommel, de este modo, se dio a elegir a Rommel entre la ejecución y el suicidio. El célebre Rommel optó por quitarse la vida.
FUENTES:
https://www.facebook.com/photo/?fbid=122480206757313&set=g.4051594701624543
Fgf Colourised
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=522796973204816&set=p.522796973204816&type=3
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Historia de la Segunda Guerra Mundial
Pedro Pablo Romero Soriano PS