Los Panzer en Polonia (1939)

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Una cosa para lo que las maniobras no habían preparado a nadie era el obvio hecho de que la guerra se lleva a cabo entre la población civil. Incluso la más insensible de las tripulaciones comprendía esto al atravesar una aldea en llamas tras otra. Pueblos enteros quedaban reducidos a columnas de chimeneas ennegrecidas rodeadas de escombros allanados y humeantes. El Unteroffizier Pries, del 6° Regimiento Panzer recordaba una vista sorpresa de Adolf Hitler, acompañado de Guderian, quien estaba dirigiendo el avance de los panzer a lo largo de la carretera Tuchel –Schwetz por el corredor polaco y hacia el río Vístula.

“Los cuerpos de los muertos polacos yacían apilados entre los caóticos restos de carros de suministro, vehículos a motor y numerosos cañones, cuyos tiros de caballos yacían muertos en sus arneses. Montones de munición yacían junto a incontables fusiles, bayonetas, máscaras antigás y equipo de todo tipo abandonado apresuradamente. Era una visión sombría, preñada de malos augurios”.

Al observar el regimiento de artillería destruido, Hitler preguntó a Guderian: “¿Esto lo han hecho nuestros bombarderos en picado?”, “No” respondió Guderian, “Lo han hecho nuestros panzers”, Hitler quedó, simplemente, asombrado.

Por más impresionados que estuvieran por la matanza militar, todos se identificaban con la difícil situación en que se hallaba la población civil. Kurt “Panzer” Meyer de la SS Leibstandarte, recuerda que había refugiados polacos entremezclados con una columna militar polaca que fue barrida el 10 de setiembre en la carretera de Oltarzew, cerca de Varsovia. “Dejó de haber diferencia alguna entre soldados y civiles”, observó. “Las armas modernas los destruyeron a todos por igual”. Atrapados entre caballos muertos y heridos que colgaban de sus arneses, mujeres y niños habían sido “destrozados por la furia de la guerra. Niños llorosos se aferraban a sus madres muertas, o madres se aferraban a sus hijos muertos”. Tanto alemanes como polacos intentaron poner orden en la situación. “No se escuchó ni un solo disparo”, remarcó, “la guerra había quedado suspendida”. Los refugiados estaban llenos de odio por haber quedado atrapados en el combate mientras intentaban huir de Posen. Meyer examinó la indescriptible escena: “No vi ni a un solo soldado alemán sonreír en la carretera de la muerte de Oltarzew. El horror les había marcado a todos. El sol de septiembre brillaba radiante sobre la carretera ensangrentada, convirtiendo la escena de destrucción en una trampa para moscas”.


FUENTE:
https://www.facebook.com/historiasgm/photos/a.105107930962361/522052662601217/

Historia de la Segunda Guerra Mundial

Condensado de “Tank Men” : Historia Humana de los Tanques en la Guerra – Robert Kershaw

































Pedro Pablo Romero Soriano PS

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