En la fotografía coloreada: El general turco Cemil Cahit Toydemir y el mariscal Erich von Manstein, Frente Oriental, junio de 1943, pocos días antes del inicio de la batalla en el saliente de Kursk
El Generalfeldmarschall Erich von Manstein (Oberbefehlshaber Heeresgruppe Süd) en una visita a la sede del Grenadier-Regiment 305 (198. Infanterie-Division) ubicada en Krementschuk, Dniepr, en octubre de 1943. Hablando cerca de la cámara, de izquierda a derecha: el Generalleutnant Hans-Joachim von Horn (Kommandeur de la 198. Infanterie-Division), el propio von Manstein, el Oberstleutnant Josef Graßmann (Kommandeur del Grenadier-Regiment 305) y el Generalleutnant Theodor Busse (Chef des Generalstabes Heeresgruppe Süd). En el extremo izquierdo hay un Leutnant de la Luftwaffe con gafas de sol, muy probablemente el responsable como piloto personal del Generalfeldmarschall von Manstein, de trasladarlo por el área operativa del Heeresgruppe Süd. El oficial del fondo que lleva binoculares, es el Leutnant der Reserve Robert Salzer, Ordonnanzoffizier del Grenadier-Regiment 305, que el 12 de septiembre de 1944 sería condecorado con la Deutsches Kreuz in Gold.
En el momento en que se tomó esta foto, las tropas alemanas del Heeresgruppe Süd estaban desorgsnizadas tras el fracaso de la Operación Zitadelle (batalla de Kursk), que fue seguida de un contraataque masivo del Ejército Rojo (Operación Kutúzov y Operación Polkovodets Rumyantsev). La propia 198. Infanterie-Division estaba bajo el mando del XI.Armeekorps (8.Armee). A finales de la primavera de 1944, la división que se había formado en Praga (Checoslovaquia) en 1939 se retiró del Frente Oriental, desangrándose poco a poco en continuos combates, teniendo que reorganizarse en Francia en junio de 1944 bajo una nueva denominación: "Infanterie-División Böhmen"
En la fotografía el Mariscal de Campo Erich von Manstein es recibido por un papa Noel en el cuartel general del Grupo de Ejércitos Sur (1943)
Extracto de las memorias de von Manstein: “Con el súbito abandono de la Operación Ciudadela, definitivamente la iniciativa de la guerra en el Este pasaba a manos de los rusos. Una vez frustrado nuestro intento de aislar importantes fuerzas del enemigo en el saliente de Kursk y truncada la batalla que contra las reservas operativas rusas lanzadas a aquella pugna estábamos librando, era inevitable que el enemigo dejase sentir el peso de su superioridad cuantitativa. Su ataque al saliente de Orel no era, en efecto, más que el primer paso para emprender una gran ofensiva.
Como no podían por menos, durante la segunda mitad del año 1943, y aún hasta el comienzo de la primavera de 1944 con su período de barrizales, los soviéticos cargaron todo el peso de sus operaciones en el ala sur del frente oriental contra el Grupo de Ejército Sur. El hecho de que más tarde alcanzaran también en aquella acción el ala sur del Grupo de Ejércitos Centro (el 2° Ejército), vino a ser consecuencia de la situación y agrupación de sus fuerzas al final de la Operación Ciudadela. Y las restantes ofensivas parciales que en aquel período llevaron a cabo los rusos en el ámbito del Grupo del Centro perseguían, ante todo, lo mismo que el ataque contra el Grupo de Ejércitos “A” en la cabeza de puente del Kuban, evitar que el mando alemán pudiese mover a su vez el centro de gravedad de sus fuerzas dentro del Grupo de Ejércitos Sur. Huelga exponer los motivos operativos, bélico-industriales y políticos de esta conducta soviética.
Lo cierto es que apenas había la menor posibilidad de equivocarse en la suposición de que en el segundo semestre de 1943 haría el mando soviético cuanto estuviese en su mano por alcanzar lo que en la campaña de invierno de 1942-1943 se le había frustrado: el aniquilamiento del Grupo de Ejércitos Sur, juntamente con el Grupo de Ejércitos “A”, en el litoral del mar de Azov o del Negro. Éxito que hubiera tenido repercusiones decisivas en todo el Frente del Este y al mismo tiempo abierto a los soviéticos el camino de los Balcanes.
Toda la lucha del Grupo de Ejércitos Sur desde el momento en que quedó truncada la “Operación Ciudadela” hasta el comienzo del período del deshielo y los barros de la primavera de 1944, no perseguía otro objeto que salir al paso de este intento del enemigo. Y lo mismo ha de decirse en cuanto al Grupo de Ejércitos “A” y al ala sur del Grupo de Ejércitos Centro, que posteriormente tomaron parte en ella. Una extraordinaria superioridad cuantitativa del enemigo, tanto en unidades combatientes como en material cada vez más abundante, y la desventaja en que el mando del grupo de Ejércitos había de actuar, trabado en su libre iniciativa por la manifiesta preponderancia que en las decisiones del mando supremo tuvieron siempre las consideraciones políticas y de economía de guerra sobre las escuetas necesidades operativas.
Como no podían por menos, durante la segunda mitad del año 1943, y aún hasta el comienzo de la primavera de 1944 con su período de barrizales, los soviéticos cargaron todo el peso de sus operaciones en el ala sur del frente oriental contra el Grupo de Ejército Sur. El hecho de que más tarde alcanzaran también en aquella acción el ala sur del Grupo de Ejércitos Centro (el 2° Ejército), vino a ser consecuencia de la situación y agrupación de sus fuerzas al final de la Operación Ciudadela. Y las restantes ofensivas parciales que en aquel período llevaron a cabo los rusos en el ámbito del Grupo del Centro perseguían, ante todo, lo mismo que el ataque contra el Grupo de Ejércitos “A” en la cabeza de puente del Kuban, evitar que el mando alemán pudiese mover a su vez el centro de gravedad de sus fuerzas dentro del Grupo de Ejércitos Sur. Huelga exponer los motivos operativos, bélico-industriales y políticos de esta conducta soviética.
Lo cierto es que apenas había la menor posibilidad de equivocarse en la suposición de que en el segundo semestre de 1943 haría el mando soviético cuanto estuviese en su mano por alcanzar lo que en la campaña de invierno de 1942-1943 se le había frustrado: el aniquilamiento del Grupo de Ejércitos Sur, juntamente con el Grupo de Ejércitos “A”, en el litoral del mar de Azov o del Negro. Éxito que hubiera tenido repercusiones decisivas en todo el Frente del Este y al mismo tiempo abierto a los soviéticos el camino de los Balcanes.
Toda la lucha del Grupo de Ejércitos Sur desde el momento en que quedó truncada la “Operación Ciudadela” hasta el comienzo del período del deshielo y los barros de la primavera de 1944, no perseguía otro objeto que salir al paso de este intento del enemigo. Y lo mismo ha de decirse en cuanto al Grupo de Ejércitos “A” y al ala sur del Grupo de Ejércitos Centro, que posteriormente tomaron parte en ella. Una extraordinaria superioridad cuantitativa del enemigo, tanto en unidades combatientes como en material cada vez más abundante, y la desventaja en que el mando del grupo de Ejércitos había de actuar, trabado en su libre iniciativa por la manifiesta preponderancia que en las decisiones del mando supremo tuvieron siempre las consideraciones políticas y de economía de guerra sobre las escuetas necesidades operativas.
La superioridad en fuerzas que el mando soviético tenía en la demarcación del Grupo de Ejércitos Sur era formidable ya en el momento en que desistimos de la “Operación Ciudadela”. No de otro modo ha de calificarse la proporción resultante de que frente a las 29 divisiones de infantería y 13 de tanques y granaderos de fuerzas blindadas contásemos el 17 de julio de 1943 la imponente cifra de 109 divisiones de fusileros soviéticos, 9 brigadas también de fusileros, 10 cuerpos de tanques, 7 cuerpos motorizados y 7 de caballería, además de 20 brigadas independientes de tanques, 16 regimientos blindados y 8 brigadas de artillería antitanque. Si luego contamos hasta el 7 de septiembre, hay que agregarles todavía otras 55 divisiones de fusileros, 2 cuerpos de fuerzas blindadas y motorizadas, 8 brigadas de tanques y 12 regimientos de la misma arma, que, procedentes principalmente de los sectores de frente o de las reservas enemigas correspondientes a nuestros Grupos de Ejércitos Centro y Norte, vinieron a inclinar definitivamente del lado ruso el platillo de la balanza. La proporción, en efecto, acabó por ser aproximadamente la de 7 a 1 favor de los soviéticos, [La potencia ofensiva de un cuerpo de tanques soviético equivalía, poco más o menos, a la de una división blindada alemana. Y un cuerpo motorizado era superior a una división alemana de granaderos Panzer, porque poseía una brigada de tanques].
Esta superioridad numérica es la que les permitió a los rusos, no solamente tomar la ofensiva con aplastante ventaja, en ocasiones, en varios puntos a la vez, vino también a cubrir con sorprendente rapidez las elevadas bajas que con frecuencia experimentaban. Así podían permitirse retirar de su frente correspondiente a nuestro Grupo de Ejércitos, en el breve período de principios de julio a septiembre, 48 divisiones de fusileros y 17 cuerpos de tanques o motorizados a reponerlas en descanso por lo menos una vez, ya que parte de estas fuerzas llegó a disfrutar de dos permisos en aquel período. Sin contar con que en todas las divisiones un 10% de sus tropas era relevado normalmente cada mes…”
FUENTES:
https://www.facebook.com/photo?fbid=436767628474418&set=a.418790153605499
Historia de la Segunda Guerra Mundial
Fuente: “Victorias Frustradas” - Memorias de Erich von Manstein
Pedro Pablo Romero Soriano PS