"El 28 de abril de 1945 un joven kamikaze de 19 años de edad llamado Haruo Hirota se encuentra a bordo de un avión nodriza sobrevolando el Pacífico en busca de la flota americana sobre la que está previsto lanzar un ataque. Tras dos años de entrenamiento para poder cumplir con su misión, aquel día embarcó a las 6 de la mañana en el que iba a ser su último vuelo.
Junto a él hay varios compañeros kamikazes que le acompañan en su misión. Sobre las 8:00h recibe las órdenes de descender hasta el Ohka, una especie de bomba tripulada con capacidad para llevar 1.800 kgs de explosivos en su interior y que se alojaba 1m. por debajo del vientre de la nave nodriza, acoplada al fuselaje. Una vez en su interior, se da cuenta que el Ohka vibra de forma anómala y le pregunta al piloto del avión nodriza qué está sucediendo. El piloto le contesta a través de un tubo que hace las veces de intercomunicador que han sido tocados por un caza americano y que está perdiendo el control del aparato. En aquel momento, Haruo solo tiene dos opciones: Intentar lanzarse contra los barcos americanos (aunque la distancia que lo separa de la flota era muy grande y es imposible alcanzarlos) o arrojar el Ohka al agua. Opta por esta segunda opción y es rescatado por un barco americano, en donde le atienden e incluso le dan su primera comida americana: Una lata de melocotones y puré de patatas. Debido a haber fallado a su código de honor, en Japón su conducta fue considerada de vergonzosa y no volvió nunca a su país, estableciéndose en EE.UU. en donde se casó y tuvo dos hijos".
Comenzó a trabajar en un restaurante en Washington hasta convertirse en un reputado Chef".
FUENTE:
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Crónicas de la Segunda Guerra Mundial y Conflictos Anexos (1931-1945)
