El final de los Cosacos. (2ª Parte)

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Oberstleutnant Helmuth von Pannwitz

 En septiembre de 1942, el Oberstleutnant Helmuth von Pannwitz, un oficial alemán de caballería que había mandado una unidad de cosacos con cierto éxito, agregado a la caballería rumana y que mantenía una buena relación con el atamán (líder) de la hueste Terek, promovió la idea de formar una división completa de cosacos. El proyecto recibió la aprobación y se le nombró Comandante de Unidades Cosacas (con eventual ascenso a teniente general), años después organizó la evacuación de muchas familias de cosacos que huían del avance del Ejército Rojo, y establecer un stand o asentamiento permanente de cosacos, primero en Polonia y, más tarde, al norte de Italia. Que a modo de reconocimiento por el vivo interés que demostró por su bienestar, los cosacos al que llamaban (padre) que eligió compartir la suerte de sus hombres cosacos y fue ejecutado en Moscú el 16 de enero 1947, tras ser condenado a muerte por un tribunal soviético por cometer crímenes de guerra en Yugoslavia.
El 22 de junio de 1941, las fuerzas Alemanas lanzaron su ofensiva contra la Unión Soviética en la operación que abría el Frente Oriental, y que fue bautizada con el nombre clave de Operación Barbarroja.
El Ejército Rojo sufrió un elevado número de bajas en combate, pero con lo que no contaban era con que algunos de sus generales cambian de bando para reforzar a los alemanes.
En pleno ataque a la Unión Soviética, el ministro de propaganda Joseph Goebbels recibió una jugosa noticia.
Dos generales cosacos, huidos de la antigua Rusia pedían formalmente luchar con las fuerzas del Eje para combatir al Ejército Rojo.
El efecto propagandístico que podía tener esta noticia no pasó desapercibido por Goebbels, que aceptó encantado y, poco después, se creó la primera división cosaca, compuesta principalmente por prisioneros de guerra soviéticos capturados por las fuerzas de la Wehrmacht.
En 1944, un decreto especial de Heinrich Himmler nombraba al general Shkuro jefe de la reserva de tropas cosacas bajo el Estado Mayor de las SS.
Al celebrarse la Conferencia de Yalta de 1944 entre el Presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, el Primer Ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill, y el líder de la Unión Soviética, Iósif Stalin, las tres potencias acordaron por unanimidad la entrega de todos aquellos ciudadanos que hubiesen abandonado la URSS antes 1938.
Eso mismo afectaba a una gran parte de los cosacos, quienes a comienzos de la «Operación Barbarroja» en 1941, habían apostado por colaborar militarmente junto a las fuerzas armadas de Alemania o Italia, como por ejemplo los voluntarios del XV Cuerpo SS de Caballería Cosaco o los jinetes del VIII Ejército Italiano.
Los cosacos habían sido la élite de la caballería en Rusia hasta el siglo XX. Lamentablemente, no toda su historia se redujo a grandes gestas y campañas, pues al término de la Segunda Guerra Mundial en 1945, un considerable sector de la población cosaca que había huido hacia Occidente para escapar del comunismo, fue traicionada por los Aliados y deportada cruelmente a la Unión Soviética.
Los generales Piotr Krasnov y Andréi Shkuró formaban parte del ROVS, Russki Obshche-Voinski Soyuz o “Unión Militar Rusa”, un ejército formado por los cosacos que huyeron procedentes de la Guerra Civil Rusa y emigraron a los Balcanes.
Allí formaron el ROVS.
Cuando la división cosaca al servicio de los alemanes quiso comenzar a batallar, el Ejército Rojo estaba ya ganando terreno a las fuerzas del Eje y fueron enviados de nuevo a los Balcanes, zona que conocían a la perfección, para combatir a los partisanos yugoslavos de Josip Broz Tito.
En la recta final del conflicto, la primera división cosaca pasó a formar parte de las Waffen-SS, algo que se les recordaría en Moscú.
La suerte de esta población entregada al Ejército Rojo fue muy triste porque muchos miembros de la etnia fueron fusilados o encerrados en un barco que fue hundido en medio del mar, aunque la mayoría acabaron deportados a los gulags y campos de concentración de Siberia para morir por frío, hambre, trabajos forzados o epidemias.


Respecto a los generales capturados, todos fueron enviados a la Prisión de la Lubyanka de Moscú, donde fueron juzgados por tribunales amañados y condenados a muerte.
Entre los ejecutados, el 16 de Enero de 1947 fueron ahorcados los Atamanes Timofey Domanow y Piotr Krassnoff, junto al oficial alemán Helmuth Von Pannwitz, así como otros muchos líderes de menor rango del pueblo cosaco (solamente se salvó el general Mikail Solamakin que sobrevivió al juicio y al estalinismo).
Con la entrega de los oficiales cosacos al Ejército Rojo, el resto de civiles y militares de rango menor que continuaban en los campos de refugiados de Lienz, Oberdrauburg y Peggetz, desconocieron en todo momento cuál había sido el destino de sus compañeros.
Lamentablemente, los sospechas se confirmaron los últimos días de Mayo de 1945, después de que los británicos comunicasen a todos los presentes que iban a ser repatriados a la Unión Soviética, algo que desató una oleada de quejas e histeria que desembocaron en una protesta multitudinaria y en una huelga de hambre que de nada sirvió porque el Gobierno de Londres ya lo tenía todo pactado con el Ejército Rojo.
El 1 de Junio de 1945, soldados del VIII Ejército Británico y miembros de la Brigada Judía rodearon el campamento de Peggetz, donde en aquellos instantes todos los cosacos se habían congregado en la plaza para oficiar su última misa antes de morir. Como las mujeres y los niños se encontraban situados el centro, rodeados de todos los varones a modo de cordón para protegerlos, los ingleses intentaron disuadirles desde altavoces para que voluntariamente acudieran hasta los camiones.
La estrategia no resultó porque los internos, en lugar de amedrentarse, se cogieron de las manos unos con otros con la firme voluntad de resistir. Fue entonces cuando repentinamente, las tropas británicas irrumpieron con violencia en el campamento, cargando contra los civiles desarmados mediante el empleo tanto de infantería como de tanques.
Pannwitz, hecho prisionero por los británicos junto a su hombres en Austria infringiendo las Convenciones de la Haya de 1907 y la de Ginebra de 1929, de las que eran signatarios, pues no sólo entregan a los cosacos y caucasianos, croatas, eslovenos y serbios anticomunistas son entregados a los "titistas" en número superior a los 300.000 de ellos fueron masacrados para permitir la "Pax Yugoslava" y el florecimiento del régimen de Tito.
En Occidente fueron muriendo, por su edad, los generales que lograron no ser entregados a los soviéticos, entre los que se encontraban Polosow, que con 40 jinetes llegó hasta Innsbruck poniéndose bajo la protección francesa, (los lazos con los exiliados rusos eran muy fuertes en Francia y cuando tuvieron conocimiento los franceses de entregas a los rusos de viejos emigrados por parte de los comunistas, cortarlo de raíz tales acciones). Otros Generales y atamanes que lograron escapar de la deportación fueron Naumenko, Tarkin, Golub Intzew, Morozoff, Polakow y Kulakow.
Hacia 1953 la represión contra los cosacos se prolongó, hasta que finalmente con la muerte de Iósif Stalin y el ascenso al poder de Nikita Kruschev como Secretario General del Partido Comunista Soviético (PCUS), la escasa población cosaca superviviente de la Segunda Guerra Mundial, fueron amnistiados y repatriados a sus tierras del Don, Kubán, Terek, Volga, etcétera.
Respecto a Gran Bretaña, el Gobierno de Londres admitió que no existía ninguna justificación moral para lo ocurrido en 1945, por lo que finalmente en la década de 1980 pidió perdón de manera oficial al pueblo cosaco.

Von Pannwitz estimulaba mucho el uso de las prendas tradicionales cosacas entre sus voluntarios: ésa fue una muestra típica de afinidad y comprensión que lo hizo muy popular entre ellos, y como resultado fue elegido Feldataman, el empleo más alto en la jerarquía cosaca, que tradicionalmente estaba reservado en exclusiva para el Zar. En su uniformidad se incluían dos tipos de gorro de piel y lana de oveja: el papaja de tradición zarista, de color negro con la corona en rojo para los cosacos del Don, y en blanco con la corona en amarillo para los cosacos de Siberia; y la más corta kubanka, introducida por los soviéticos en 1936, en negro con la corona en rojo y azul claro respectivamente para los cosacos del Kuban y del Terek




FUENTES:
https://www.facebook.com/photo/?fbid=484400077044506&set=pb.100064235526662.-2207520000.

Historia de la Segunda Guerra Mundial

Fuentes;
Eduardo de Mesa Gallego, Cosacos en Italia 1944-1945: El trágico final, Revista Serga Nº9 (2001),
Los Cosacos del Ejército Alemán. Samuel J. Newland

























Pedro Pablo Romero Soriano PS

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