Los otros 'The Monuments Men'

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Tres soldados junto a un cuadro del pintor impresionista francés Edouard Manet, descubierto por las tropas estadounidenses en las minas de Merkers, en el centro de Alemania, a finales de 1945

'The Monuments Men', el pelotón al rescate del arte en la Segunda Guerra Mundial.
Si la escultura de Miguel Ángel 'La Madonna de Brujas' o el Altar de Gante', de los hermanos van Eyck, sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial fue gracias a un peculiar grupo de soldados, un pelotón al rescate del arte conocido como 'The Monuments men' (Los hombres de los monumentos).
Una exposición de los Archivos de Arte Americano de la Institución Smithsonian de Washington, recuerda las aventuras de esta unidad dedicada a proteger y recuperar los monumentos europeos durante la Segunda Guerra Mundial. Bibliotecarios, conservadores de museo, historiadores, arquitectos y archiveros formaron esta pintoresca patrulla, con más bagaje cultural que bélico, que formó parte del ejército que los aliados desplegaron en la Segunda Guerra Mundial.
"No fueron entrenados para estar en la primera línea de fuego, pese a que algunos acabaron allí y, en realidad, dos de ellos murieron en el curso de la guerra", añade Haw.
En un principio, su misión era identificar y proteger monumentos y edificios históricos europeos del bombardeo de los propios aliados, aunque posteriormente se les encomendó que recuperaran las obras de arte saqueadas por los alemanes.
"Eran expertos en saber qué buscar y en cómo manejarlo una vez que lo encontraran", asegura la directora de los Archivos de Arte Americano, Kate Haw.
Ante el riesgo de que monumentos, edificios singulares, obras de arte o bibliotecas fueran dañados por los bombardeos de la guerra en Europa, Stout, un conservador de arte estadounidense que dirigía un museo en Massachusetts, inició en 1941 una campaña para que fueran protegidos.
A lo largo de los dos años siguientes se reclutó un grupo de investigadores y eruditos que acompañaba a las tropas sobre el terreno, nombrado oficialmente Sección de Monumentos, Bellas Artes y Archivos, y cuyos miembros pasaron rápidamente a ser conocidos como 'Los hombres de los monumentos'. El general Eisenhower llegó a ordenar a sus subordinados que debían respetar los monumentos históricos y los centros culturales identificados previamente por esta brigada a medida que avanzaba en su misión, la unidad halló multitud de obras de arte robadas por los nazis y almacenadas en castillos y minas de Alemania y Austria, por lo que optaron por centrarse en recuperar y devolver estas piezas. Los alemanes robaron obras desde arte antiguo y clásico a lo que entonces era arte contemporáneo, en su mayoría procedentes de colecciones privadas, pero también de iglesias y museos.
Una de las mayores colecciones de arte procedente del saqueo fue la que perteneció a Hermann Göring,
El pelotón se estableció después en Múnich y Wiesbaden (Alemania) dos centros donde recibían, inventariaban y clasificaban obras de arte, así como libros o manuscritos, para que sus legítimos dueños pudieran reclamarlos.
Y de este modo es cómo el retablo pintado por los hermanos Hubert y Jan van Eyck en una iglesia de Gante o las figuras de la Virgen y el Niño que Miguel Ángel esculpió en mármol se salvaron de la destrucción y se exhiben hoy en los lugares a los que pertenecían.

En esta vista aérea desde la abadía, se puede apreciar la privilegiada visión de la Ciudad de Cassino. Curioso dato. Antes de comenzar la batalla que se desarrolló aquí, dos oficiales de la división Panzer Herman Göring, Julius Schlegel, un vienés católico, y Maximilian Becker, que era protestante, decidieron poner a salvo los tesoros históricos del monasterio, entre ellos unos 1.400 códices, 70.000 volúmenes de la biblioteca y numerosas obras de arte (entre ellas cuadros de Leonardo da Vinci, Rafal y Tiziano), que fueron trasladados al Vaticano, salvándose de la destrucción

Aunque para ser justos, habría que decir que también hubo otros monument's man en el lado alemán. En 1944, las fuerzas aliadas bombardearon y destruyeron la abadía de Montecassino. Por fortuna, los alemanes habían puesto a salvo una gran cantidad de manuscritos, documentos, reliquias y pinturas. La iniciativa partió del coronel Julius Schlegel. Pocos saben dónde acabaron los tesoros artísticos que se conservaban en la abadía: 70.000 volúmenes de la biblioteca, 1.200 valiosos manuscritos (incluidas obras de Cicerón, Horacio, Virgilio, Ovidio y Séneca), 80.000 documentos, objetos de culto hechos con metales preciosos, el Tesoro de San Genaro, las reliquias de San Benito de Nursia, de Santa Escolástica, del S. Madero y valiosísimas pinturas procedentes del Museo de Capodimonte que habían sido llevadas a Montecassino por motivos de seguridad. Entre ellas, obras de Leonardo da Vinci, Tintoretto, Domenico Ghirlandaio, Pieter Brugel el Viejo, Tiziano y Rafael. Pues bien, estos tesoros (incredibile dictu) fueron salvados por los alemanes por iniciativa del teniente coronel (Oberstleutnant) Julius Schlegel, de la división Hermann Göring de la Luftwaffe.


Los alemanes destinaron 43 camiones para el traslado de los tesoros de Montecassino




El monument's man con la esvástica en el pecho había nacido en Viena en 1895 y era historiador del arte. Schlegel es un hombre muy culto, y en tiempos de paz regenta una librería en Viena, conoce bien el valor histórico y religioso de los tesoros de Montecassino, y quiere evitar a toda costa que sean destruidos.


FUENTES:
https://www.facebook.com/photo/?fbid=1628158704070748&set=gm.10153174929709173
Crónicas de la Segunda Guerra Mundial y Conflictos Anexos (1931-1945)
https://elrincondepeterschlosser.blogspot.com/2021/11/julius-schlegel-el-hombre-que-salvo-los.html

































Pedro Pablo Romero Soriano PS

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