Mussolini molesto por la conducta de tropas alemanas 1941

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En la imagen; Soldados del Ejército Italiano recuperando la frontera de Albania con Grecia en Abril de 1941

Durante 1941, los intentos italianos por llevar una campaña militar autónoma de Alemania se derrumbaron como consecuencia de los reveses en Grecia, África del Norte y África Oriental; a raíz de ello, Italia se convirtió efectivamente en un país dependiente y subordinado de Alemania.

Después de la invasión liderada por Alemania y la ocupación de Yugoslavia y Grecia, que en principio habían sido objetivos italianos, la nación mediterránea se vio obligada a aceptar la dominación alemana en los dos países ocupados. Aunado a ello, las fuerzas alemanas en África del Norte bajo Erwin Rommel se estaban haciendo cargo del esfuerzo militar para expulsar a las fuerzas aliadas de la colonia italiana de Cirenaica en Libia, haciendo que las fuerzas alemanas se estacionaran en Sicilia durante la campaña en África.

La insolencia de Alemania hacia Italia como aliado se demostraba en gestos diversos, como el momento en que presionó a los italianos para enviar 350,000 “trabajadores invitados” a Alemania, que fueron utilizados como mano de obra forzada. Mientras que los mandos militares alemanes estaban decepcionados con la actuación de los italianos, Hitler mantuvo relaciones favorables con Italia debido a su amistad personal con Mussolini.

No obstante, Mussolini expresaba su descontento frecuentemente por algunas de las actividades y conductas de los alemanes. El conde Galeazzo Ciano, ministro de Relaciones Exteriores de Italia, escribió en su diario una más de estas desazones del Duce:


12 de enero de 1942


El Duce protesta por la conducta de los soldados alemanes en Italia, especialmente los suboficiales, que son presuntuosos, pendencieros y ebrios. Anoche en Foggia, dos de ellos se metieron a la fuerza en la casa de un hombre que estaba a punto de irse a la cama y le dijeron, “Hemos tomado posesión de Francia, Bélgica, Holanda y Polonia. Esta noche vamos a tomar posesión de tu esposa”. A lo cual el hombre respondió, “Ustedes pueden tomar posesión del mundo entero, pero no de mi esposa. No tengo ninguna. Soy soltero”. En su decepción ellos rompieron todos los muebles antes de retirarse. Si continúan de esta forma, incluso Mussolini, quien protestó con Rintelen, pronostica algún “vespro” (Mussolini se refiere a las famosas Vísperas Sicilianas, donde la población se rebeló contra tiranos franceses).

Hablando en general, nada nuevo. A los japoneses le está yendo bien, a los alemanes no tan bien en Rusia y a nosotros, en Libia, regular.

La gesticulación teatral suele ser la sal del pan político. El problema surge cuando emergen dificultades reales y se las pretende afrontar igualmente con atrezo. Soberbia lección de historia militar, La guerra de Mussolini parece, por momentos, una crónica de esta divergencia entre los faroles y “la prueba suprema para todos los combatientes”.


La nulidad en esas lides de Mussolini obligó a su antiguo alumno, ahora maestro sin discusión, a tomar cartas en el asunto. El 12 de noviembre de 1940 la directriz 18 daba orden al ejército de efectuar los preparativos para ocupar, desde Bulgaria, el norte continental griego del Egeo, a fin que la Lutftwaffe pudiese atacar cualquier base británica con opción de amenazar los yacimientos petrolíferos rumanos, imprescindibles para el suministro energético teutón. Apenas un mes después, tras escuchar las objeciones de la Marina y la Aviación, la 'Operación Marita' añadía la hipótesis de ocupar toda la Grecia continental si fuera necesario. De este modo, el Mediterráneo, mar británico desde lo estratégico, y Rusia se hermanaban desde un baile entre lo militar y lo diplomático. El Pacto Tripartito se reveló un instrumento utilísimo para tejer una doble red entre taponar a Grecia y trazar facilidades hacia la frontera soviética. En noviembre de 1940 Hungría, Eslovaquia y Rumanía se adscribieron al acuerdo, siguiéndoles Bulgaria el primero de marzo.

Ese 6 de abril de 1941 Hitler se fue a la cama a las cinco y media de la mañana. Antes había dialogado con Goebbels sobre su ambición de convertir a su amada Linz en la gran capital cultural centroeuropea. La ofensiva contra Yugoslavia y, por ende, Grecia le importaba más bien poco, lamentándose por retrasar en cuatro semanas el debut de Barbarroja, generándose entre los historiadores un debate sobre si esa demora fue fundamental para arruinar las esperanzas de una rápida victoria. Nunca habrá consenso, aunque la velocidad de la Operación Marita, debilitadora de las divisiones del flanco meridional con miras al confín soviético, no supuso un desgaste excesivo, solventándose en un abrir y cerrar de ojos según el estilo de la blitzkrieg.

La invasión a Grecia en 1941 constituyó la última conquista de Alemania a un país de Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque en realidad Adolf Hitler nunca había tenido ningún interés en ocupar el territorio griego, la inesperada agresión de Italia en 1940 que derivó en una catástrofe para el Ejército Italiano y en el estancamiento de la Guerra Greco-Italiana sobre Albania, obligó a los germanos a intervenir en cuanto los helenos comenzaron a recibir ayuda del Reino Unido, abriendo de este modo el temido «Avispero de los Balcanes».

Aunque la Operación Marita finalizó a nivel oficial el 28 de abril, la realidad es que no fue hasta el 3 de mayo cuando la conquista de Grecia se hizo efectiva de cara a Europa. Y fue con un gran desfile por las calles de Atenas. Sin embargo, la victoria terminó siendo agridulce para Adolf Hitler. «Alemania no salió ilesa de 1941. Tuvo que emplear bastantes recursos para vencer. Hombres, tanques y aviones que no pudo reponer después de la guerra balcánica y que habría necesitado en la URSS. Si a eso le sumas el contingente que envió a África para apoyar a Mussolini, unos 30.000 hombres y cientos de blindados, es sencillo ver cómo disminuyó su empuje»


FUENTES:

Historia de la Segunda Guerra Mundial 

-Rodrigo García-Múñoz Vaquero, Grecia. La Última Victoria de la Blitzkrieg, (2017)

-Francesca Tacchi, Atlas Ilustrado del Fascismo. «Italia en Guerra», Susaeta, (2003)

-David Solar, La II Guerra Mundial como nunca se la habían contado Volumen 4. «Fracaso militar fascista», la Aventura de la Historia (2009)

















Pedro Pablo Romero Soriano PS 

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