En la fotografía coloreada, el Admiral Graf Spee ya en aguas frente a Montevideo, en el suceso del 17 de diciembre de 1939
Capitán de Navío Hans Langsdorff en Buenos Aires, Argentina
El 13 de diciembre de 1939, hace 82 años, tuvo lugar la primera gran batalla naval de la Segunda Guerra Mundial. Esta batalla enfrentó al coloso de la Royal Navy británica y la Kriegsmarine alemana. La confrontación tuvo lugar en aguas del Atlántico sur, muy cerca del estuario del Río de la Plata. Mencionar que esta batalla naval fue la única que tuvo lugar en aguas sudamericanas, y para ser más precisos diremos que fue en aguas territoriales uruguayas.
Conocedores ya de los estragos que estaba causando el Admiral Graf Spee a los mercantes ingleses durante sus correrías en el Atlántico sur, la Royal Navy destinó hacia aquella zona a la denominada Fuerza de Caza G (conformada por los cruceros pesados Exeter y Cumberland, y por dos cruceros ligeros, el Ajax y el Achilles), con la finalidad de proteger a los mercantes que operaban mayormente en las aguas marítimas aledañas al río de la Plata.
Después de su último encuentro con su navío de reavituallamiento, el Altmark, el Admiral Graf Spee sigue el 6 de diciembre dirección al Río de la Plata, en donde se cobra su siguiente presa: el Streonshalh. Durante la noche del 12 de diciembre, los navíos británicos inician su táctica para una posible confrontación navegando en formación cerrada. Al amanecer navegarían a favor del sol, para dificultar la visibilidad del Graf Spee, al tener el sol de proa. La Royal Navy sabía que en una confrontación directa con el crucero alemán saldrían perdiendo. Debido al alto poder de fuego de sus cañones de 280 mm, resultaba inviable cualquier ataque inglés directo a corta distancia.
El Exeter era el único crucero pesado, de la clase York, que tenía como armamento fundamental 6 cañones de 203 mm y como armamento secundario ocho cañones de 102 mm. Los cruceros ligeros contaban con cañones de apenas 152 mm. Ante esto, Harwood, el comandante de la escuadra sabía que sería complicado abatir al crucero pesado alemán, así que su estrategia consistía en dividir la atención del Admiral Graf Spee. El Achilles y el Ajax irían por un lado y el Exeter por otro, complicando así la concentración de los alemanes para responder a la ofensiva.
A las 6.00 am. del 13 de diciembre de 1939, el vigía del Admiral Graff Spee, avista algo en el horizonte y da la alerta: la tripulación completa toma los puestos de combate. Las informaciones parecían confirmar que se trataba de una embarcación comercial británica. Pero minutos más tarde, cuando el sol ya estaba más alto, fue posible identificar que lo cierto es que se trataba de tres buques de guerra británicos. La tardanza en la identificación por parte del Admiral Graf Spee permitió la aproximación de los ingleses, quedando de esta forma el navío alemán al alcance de todos sus cañones y, lo que era más importante, quedando los ingleses por debajo del ángulo de tiro de los poderosos cañones de 280 mm del Graf Spee.
A las 06:17 de la mañana, el acorazado alemán rompe los fuegos contra el Exeter, conscientes de que el crucero británico era el más peligroso de la escuadra británica. Después de seguir al Exeter, este devolvió una salva con una secuencia de disparos. Mientras que el combate inicial se desarrollaba entre los grandes navíos, los cruceros ligeros, más rápidos, iniciaron una maniobra de pinza destinada a cercar al crucero alemán entre dos flancos. Esta maniobra trataba de dividir la potencia de artillería del Admiral Graf Spee, complicar la fijación de sus disparos y, en última instancia, dificultar sus cálculos balísticos.
Una secuencia de disparos ingleses alcanza al Graf Spee, abriendo un enorme boquete en el casco y causando otros daños. Una de las decisiones del capitán del buque alemán fue mantener al Exeter bajo el fuego de los cañones de 280 mm y a los cruceros ligeros bajo el fuego de los cañones de 105 mm. Pero era una maniobra difícil de ejecutarse, en particular en movimiento de aproximación. Después de la primera parte de la batalla del río de la Plata, el Exeter quedó fuera de combate, dado que el sistema de dirección de tiro y las torres de los cañones de mayor calibre habían resultado dañadas. Sin alternativa, el Exeter no tiene más remedio que abandonar la batalla en medio de una nube de humo buscando camuflarse. De esta manera, en el desarrollo de la batalla quedaban solamente los cruceros ligeros y el Graf Spee.
Antes de las 8 de la mañana se detiene el enfrentamiento y el Graf Spee abandona repentinamente el área de combate. Aún se considera que, aunque el crucero pesado alemán estaba averiado, tenía condiciones de combate suficientes para enfrentarse a los cruceros ligeros, ya que simplemente estaba mejor dotado, pero sin embargo en el transcurso de la batalla el había recibido unos setenta impactos, que habían matado a 36 de sus tripulantes y herido a más de 60, entre ellos incluso el propio Langsdorff, con heridas de metralla. Es así que aparte de los daños sufridos en el navío de guerra, Langsdorff decide poner rumbo al puerto de Montevideo con la intención de repostar combustible del cual estaba se encontraba en estado crítico y además poder realizar las reparaciones necesarias.
Luego de la Batalla del Río de la Plata que lo enfrentó a los cruceros británicos, el crucero pesado alemán “Admiral Graf Spee”, puso proa rumbo al puerto de Montevideo, con la finalidad de curar sus heridas. En la tarde del viernes 15 de diciembre de 1939 el comandante del “Admiral Graf Spee” Capitán Hans Langsdorff impecablemente vestido con su informe blanco de gala, luego de presidir la inhumación de los restos de 36 marinos de su buque [muertos en la batalla], se dirigió a las oficinas del astillero “Regusci y Voulminot”, ubicada en la intersección de las calles Rondeau y Nicaragua de la ciudad de Montevideo. Fue recibido respetuosamente por Alberto Voulminot, dejando traslucir cierta frialdad. A solas, en su oficina, hablando con gran fluidez en francés, Langsdorff le explicaba que necesitaba su ayuda para reparar su nave. La cortante respuesta que recibió fue que ellos no iban a repararlo. Luego de la reunión, Voulminot redobló la guardia del depósito del astillero temiendo que a la noche los alemanes intentaran robar los materiales que necesitaban, permanecería armado con un revólver junto a sus operarios, también armados, custodiando las dependencias.
Presionado por el embajador británico, el gobierno uruguayo pese al informe de calificados peritos navales locales que respaldaban el pedido de Langsdorff, le comunicó al embajador Otto Lagnsmann que no se le concedían los quince días solicitados y que tan solo se le conferían al “Admiral Graf Spee” 72 horas, es decir que tenía que abandonar el puerto el domingo 17 de diciembre a las 20.00 horas. Agobiado por las exigencias, En la mañana del 17 de diciembre, el comandante del crucero pesado “Admiral Graf Spee”, Hans Langsdorff, dirigió una nota al ministro plenipotenciario de Alemania, señor Otto Lagnsmann, en la que manifestaba que ha resuelto hundir su navío.
A las 17.05 horas el crucero pesado alemán comenzó a levar anclas, tarea que terminó a las 17.10. En el mástil de la nave ondeaba la insignia del comandante, lo que indicaba que iba a zarpar. A las 17.55 el “Admiral Graf Spee” comenzó a cambiar señales en código con el “Tacoma”, barco mercante alemán que lo había abastecido de combustible dos días antes y que desde hace tiempo permanecía en puerto. A las 18.00 horas el crucero pesado comenzó a maniobrar enfilando su proa hacia el mar y exactamente a las 18.18 inició la marcha. Poco antes de que el “Admiral Graf Spee” comenzara a maniobrar, se trasladó con un remolcador gran parte de la tripulación al “Tacoma”. En el puerto crecía la muchedumbre de curiosos. El “Tacoma” se hallaba a unos 300 metros del “Graf Spee” y los tripulantes que subieron a él llevaban sus efectos personales. No se veía en torno del buque alemán ningún remolcador o lancha. Por su parte el “Tacoma” comenzó a levar anclas a las 18.15 como aprestándose también a zarpar, lo que hizo a las 18.45.
Una vez enfilada la proa hacia el mar el crucero pesado alemán aceleró la marcha, mientras desde los muelles el enorme público hacia los gestos de despedida. Así el buque de guerra fue alejándose y en pocos minutos llegó el pontón de recalada, mientras el “Tacoma” salió lentamente del puerto. A las 18.40 la nave se hallaba a unos cuatro kilómetros del puerto interno. En la explanada del mismo una muchedumbre calculada en 50 000 personas lo veía alejarse. Al llegar ligeramente al oeste del kilómetro 6 del canal de acceso y saliendo, o sea a la mitad de este aproximadamente, el “Admiral Graf Spee” detuvo su marcha. Seis lanchas de la propia nave lo seguían lentamente.
Mientras el navío alemán abandonaba las aguas del puerto, circulaban persistentes rumores de que el comandante Langsdorff estaba resuelto a hundir su barco. En las esferas diplomáticas se reveló que los alemanes se habían negado a aceptar su internación o un ultimátum para salir de Montevideo durante las negociaciones con el canciller Guadagni. Todo esto contribuía a acentuar la incertidumbre, tanto en los círculos navales como en los diplomáticos, sobre todo en visita de haberse sabido posteriormente que 300 marinos del “Admiral Graf Spee” habían sido trasbordados al “Tacoma”.
Cuando estaba a seis kilómetros y medio el “Admiral Graf Spee”, volvió a detenerse, mientras el “Tacoma”, que navegaba con bastante velocidad se hallaba a unos 900 metros del navío de guerra alemán. La prefectura de Montevideo había prohibido que siguiese al buque alemán cualquier nave desde el puerto. A eso de las 19.30 se vio que se acercaban al “Graf Spee” un remolcador y una chata con bandera argentina, que lanzaron cables a la gran nave para permanecer junto a ella. El “Tacoma” seguía siempre detrás del “Admiral Graf Spee”, pero a una distancia mayor. En el puerto había una gran expectativa, tenían la mirada fija en el buque de guerra alemán, como si esperaran algo. Entretanto, el sol se iba poniendo sobre las aguas parduzcas.
En ese momento, a las 19.52 horas, cuando el remolcador y chata con bandera argentina se habían alejado de la nave, se oyó una tremenda explosión provocada por el estallido de seis cabezas de torpedos y cargas de explosivos colocadas en la torre y en las cuatro salas de máquinas por el equipo de demolición, ya no se tuvo duda alguna de que el comandante Langsdorff había preferido hundir su nave antes que cayera bajo las andanadas del enemigo que lo acechaba fuera de las aguas jurisdiccionales uruguayas y argentinas o ser internado por el resto de la guerra.
El barco se hundió a unos 8 kilómetros de Punta Yeguas, a los 34° 58’ de latitud Sur y 56° 17’ de longitud Oeste. Otras detonaciones posteriores partieron al barco por la mitad. Todos los barcos surtos en Montevideo atronaron el espacio con sus sirenas, difundiendo la noticia del trágico fin del célebre buque de guerra alemán. El público, agazapado en los muelles, forzaba sus ojos en vano para ver como terminaba la azarosa navegación del barco de guerra alemán.
Se hizo un silencio de varios minutos, mientras la nave se hundía casi horizontalmente. Otra explosión menos intensa que la primera volvió a sacudir la estructura del “Admiral Graf Spee”. La oscuridad se iba espesando. A las 20.50 una nueva explosión más violenta que la primera hizo volar por el aire la torre central del comandante, mientras que el diésel que llevaba, ya derramado se convirtió en una gigantesca hoguera, cuyas llamaradas alcanzaban casi veinte metros de altura. Las embarcaciones que se hallaban en el puerto se acercaron lo que pudieron, incluso el cañonero argentino “Libertad” y el crucero uruguayo “Uruguay”. El “Admiral Graf Spee” fue registrado como oficialmente puesto fuera de servicio a las 20.00 horas del domingo 17 de diciembre de 1939.
FUENTE:
https://www.facebook.com/historiasgm/photos/a.105107930962361/477239477082536/
Historia de la Segunda Guerra Mundial
Enciclopedia “Así Fue la Segunda Guerra Mundial” – Editoriales Anesa-Noguer-Rizzoli (1972)
https://www.facebook.com/photo/?fbid=460681025495746&set=g.489226501546424
Apocalipsis: la Segunda Guerra Mundial™
Pál Maléter
Fuente: “El Vuelo Secreto de mi Padre y el Hundimiento del Admiral Graf Spee” – Jorge Gabriel Olarte
Pedro Pablo Romero Soriano PS