15 de Agosto de 1945: Hirohito anuncia la rendición de Japón

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Otra espectacular restauración y colorización de Fgf Colourised


El 15 de agosto de 1945, precisamente al mediodía, sonó en la radio oficial japonesa el himno nacional, seguido de un discurso del Emperador. Fue la primera vez que un representante del Trono del Crisantemo se dirigía a sus súbditos de manera no escrita, y lo hizo en lenguaje cortesano, lo que no era muy comprensible para el ciudadano promedio.
El shock fue tremendo, y manifestaciones como la de la foto se vieron en todo Japón. El Emperador Shōwa dio lectura radial al Decreto Imperial sobre la terminación de la Gran Guerra de Asia Oriental, anunciando al pueblo japonés que el gobierno había aceptado la Declaración de Potsdam del 26 de julio de 1945, que exigía la rendición incondicional del Imperio. El final oficial de la Segunda Guerra Mundial fue el 2 de septiembre, cuando se firmó el instrumento de rendición medio mes después (de hecho se siguieron librando combates).
Este discurso, conocido como la "voz de la joya" y desde hace 77 años, es costumbre en Japón guardar silencio todos los 15 de agosto al mediodía.
A continuación las palabras del representante del trono del Crisantemo:
“Yo, el Emperador, después de reflexionar profundamente sobre la situación mundial y el estado actual del Imperio japonés, he decidido adoptar como solución el recurrir a una medida extraordinaria. Con la intención de comunicároslo me dirijo a vosotros, mis buenos y leales súbditos.
He ordenado al Gobierno del Imperio que comunique a los países de EE.UU., Gran Bretaña, China y la Unión Soviética la aceptación de su Declaración conjunta.
Ahora bien, conseguir la paz y el bienestar de los súbditos japoneses y disfrutar de la mutua prosperidad y felicidad con todas las naciones ha sido la solemne obligación que me legaron, como modelo a seguir, los antepasados imperiales y de la cual no he pretendido apartarme, llevándola siempre presente en mi corazón.
Por consiguiente, aunque en un principio se declarase la guerra a los países de EE.UU. y Gran Bretaña, la verdadera razón fue el sincero deseo de la autoconservación del Imperio y la seguridad de Asia Oriental, no siendo en ningún caso mi intención el interferir en la soberanía de otras naciones ni la invasión expansiva de otros territorios.
Sin embargo, la guerra tiene ya cuatro años de duración. Y a pesar de que los generales y los soldados del ejército de tierra y marina han luchado en cada lugar valientemente, los funcionarios han trabajado en sus puestos realizando todos los esfuerzos posibles y todos los habitantes han servido con devota dedicación, poniendo cuanto estaba en sus manos; la trayectoria de la guerra no ha evolucionado necesariamente en beneficio de Japón y la situación internacional tampoco ha sido ventajosa. Además, el enemigo ha lanzado una nueva y cruel bomba, que ha matado a muchos ciudadanos inocentes y cuya capacidad de perjuicio es realmente incalculable.
Por eso, si continuamos esta situación la guerra al final no sólo supondrá la aniquilación de la nación japonesa sino también, la destrucción total de la propia civilización humana. Y si esto fuese así, cómo podría proteger a mis súbditos, mis hijos, y cómo podría solicitar el perdón ante los sagrados espíritus de mis antepasados imperiales. Esta es la razón por la que he hecho al gobierno del Imperio aceptar la Declaración Conjunta de las Potencias.
Me siento obligado a expresar mi más profundo sentimiento de pesar con las naciones aliadas que han colaborado permanentemente junto con el Imperio Japonés para la emancipación de Asia Oriental. Asimismo, pensar en aquellos de mis súbditos que han muerto en el campo de batalla, así como en aquellos que dieron su vida ocupando sus puestos de trabajo, cumpliendo con su deber, o aquellos que fueron víctimas de una muerte desafortunada y en sus familias destrozadas es un sufrimiento presente en mi corazón noche y día. Del mismo modo, el bienestar de los heridos y de las víctimas de guerra, de aquellos que han perdido sus hogares y sus medios de vida constituye el objeto de mi más honda preocupación.


Soy consciente de que los sacrificios y sufrimientos que tendrá que soportar el Imperio a partir de ahora son, sin duda, de una magnitud indescriptible. Y comprendo bien el sentimiento de mortificación de todos vosotros, mis súbditos. Sin embargo, en consonancia con los dictados del tiempo y del destino quiero, aun soportando lo insoportable y padeciendo lo insufrible, abrir un camino hacia la paz duradera para todas las generaciones futuras.
Confirmo vuestra lealtad al defender la estructura del Imperio y me siento unido a vosotros, mis buenos y leales súbditos. Por eso, os exijo que evitéis cualquier explosión de emociones que pueda desencadenar complicaciones innecesarias, o enfrentamientos que puedan desuniros, causando desorden y conduciéndonos por un camino equivocado que haría al mundo perder la confianza en vosotros.
Continuad adelante como una sola familia, de generación en generación, confiando firmemente en la inmortalidad del Japón divino, conscientes del peso de las responsabilidades y del largo camino que os queda por delante. Dedicad todos vuestros esfuerzos para la construcción del futuro. Manteneos fieles a una firme moral, seguros de vuestro propósito, y trabajad duro aprovechando al máximo vuestras virtudes sin retrasaros de la línea del progreso del mundo.
Poned en práctica, según lo he dicho, mi voluntad.”
Hirohito.

De la lectura del Decreto Imperial, parecería ser que los ataques nucleares fueron el desencadenante de la rendición.

Autor: Fortis Leader para Fortis Leader - The Pacific & Asia.


Un folleto arrojado sobre Japón tras el bombardeo de Hiroshima. El folleto dice, en parte: El pueblo japonés se enfrenta a un otoño extremadamente importante. Nuestra alianza de tres países le presentó a vuestros líderes trece artículos de rendición para ponerle fin a esta guerra infructuosa. Esta propuesta fue ignorada por los líderes de vuestro ejército[…] Estados Unidos ha desarrollado una bomba atómica, algo que no ha hecho ninguna otra nación con anterioridad. Se ha determinado utilizar esta terrorífica bomba. Una bomba atómica tiene el poder destructivo de 2.000 B-29

El crucero de batalla reconstruido Haruna fue hundido en su amarre de la base naval de Kure el 24 de julio, durante una serie de bombardeos

Emperador Hroito
(Showa Tenno; Tokyo, 1901 - 1989) Emperador del Japón (1926-1989). Era hijo primogénito del emperador Yoshihito, al cual sucedió en 1926. Recibió una educación nacionalista y tradicional bajo la tutela de los militares, y completó su formación con un viaje sin precedentes a Europa occidental, que le causó gran impresión. Al regresar de aquel viaje hubo de asumir la regencia en nombre de su padre, aquejado de una enfermedad mental (1921).
Muerto Yoshihito, Hirohito fue coronado en 1926, adoptando para su reinado el nombre de Showa («Paz y armonía»). Hubo de hacer frente al ascenso del poder de los militares, que entre 1927 y 1931 impulsaron la penetración japonesa en Manchuria, mientras promovían en el interior conspiraciones tendentes a sustituir los gobiernos de partido por una dictadura militar bajo la cobertura del emperador.
Hirohito, inclinado a comportarse como un monarca constitucional al estilo europeo, luchó mientras pudo contra esas tendencias, castigando a los culpables (especialmente con ocasión de la insurrección militar de 1936). Sin embargo, atenazado por el temor a perder el trono, acabó por admitir la política imperialista que impusieron los militares desde que estalló la guerra con China (1937), así como el alineamiento con la Alemania nazi y el ataque a Estados Unidos, que hicieron entrar a Japón en la Segunda Guerra Mundial (1941).
Durante toda la contienda permaneció en su palacio de Tokyo, sufriendo los bombardeos para compartir la suerte de sus súbditos; y fue él quien, después de que los americanos lanzaran las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, impuso la inevitable rendición en 1945 y la anunció por radio a los japoneses.
Contra todo pronóstico, los aliados aceptaron el criterio del general MacArthur de mantener al emperador como garantía de estabilidad y de reconstrucción del Japón vencido. Se abría así una época de grandes reformas, que se inició con la declaración pública de Hirohito de su carácter humano, que acababa con la ficción de la monarquía sagrada tradicional (1946); durante la ocupación norteamericana, la implantación de la democracia en Japón le obligó a realizar un gran esfuerzo personal, asumiendo un papel meramente simbólico sin influencia política efectiva y saliendo de la corte para conocer directamente la realidad del país.
Adaptado a la nueva situación, presidió un proceso de occidentalización y de crecimiento económico espectacular, refugiándose en el estudio de la biología marina, en la que llegó a ser especialista. Fue el primer emperador japonés que viajó al extranjero (a Europa y Estados Unidos, en los años setenta). Al morir le sucedió su hijo Akihito

El fin de la Segunda guerra mundial, informado por EL UNIVERSO. Foto redaccion 

El ministro de exteriores japonés Mamoru Shigemitsu firma el Acta de Rendición de Japón a bordo del USS Missouri, mientras el general Richard K. Sutherland observa, 2 de septiembre de 1945

Personal aliado celebra la rendición de Japón en París

Tras las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki el emperador solicitó que sus líderes militares cooperaran con él para terminar con la guerra.
En una conferencia con el gabinete y otros consejeros, Anami, Toyoda y Umezu volvieron a insistir en continuar con la lucha, tras lo cual el Emperador dijo:
"He escuchado detenidamente todos los argumentos presentados en oposición a la opinión de que Japón debería aceptar la respuesta de los aliados tal y como está y sin mayor clarificación o modificación, pero mis pensamientos no han sufrido ningún cambio[...] Para que el pueblo pueda conocer mi decisión, os pido que preparéis de inmediato un escrito imperial para que pueda retransmitirlo a la nación. Finalmente, apelo a cada uno de vosotros para que se esfuerce al máximo para que podamos enfrentarnos a los difíciles días que nos aguardan".
El gabinete se reunió de inmediato y ratificó unánimemente los deseos del Emperador. También decidieron destruir grandes cantidades de material sobre asuntos relativos a crímenes de guerra y responsabilidad de los principales líderes del país. Justo después de la conferencia, el ministro de exteriores transmitió órdenes a sus embajadas en Suiza y Suecia para que aceptaran los términos de rendición de los aliados. Estas órdenes fueron recibidas en Washington a las 02:49 del 14 de agosto.
El texto del escrito Imperial estaba terminado a las 19:00, transcrito por el calígrafo oficial de la corte, y llevado hasta el gabinete para su firma. Alrededor de las 23:00, el emperador, con la ayuda de un equipo de grabación de la NHK, hizo una grabación de gramófono en la que leía el decreto Imperial de rendición. La grabación fue entregada al chambelán de la corte Yoshihiro Tokugawa, que la escondió en una taquilla de la oficina de la secretaria de la emperatriz.
A las 12:00 del mediodía del 15 de Agosto de 1945 , Hora Estándar de Japón, se emitió el discurso de rendición del Emperador a la nación, en el que leía el decreto Imperial sobre la Terminación de la Guerra. La Segunda Guerra Mundial había terminado.


FUENTES: 
https://www.facebook.com/photo/?fbid=5267173736665015&set=pcb.1162648144286334
https://www.facebook.com/photo?fbid=5267173563331699&set=pcb.1162648144286334
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Claudio A Aguirre

Fuentes:
https://www.facebook.com/photo?fbid=370995441871210&set=a.340705901566831
https://www.facebook.com/fortisleaderpacific/photos/pb.100068822701632.-2207520000../142002664747761/?type=3

Fortis Leader - The Pacific & Asia






























Pedro Pablo Romero Soriano PS

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