Las tropas de von Wietersheim fueron las primeras en llegar a Stalingrado. El resto del 6° Ejército combatía en la estepa y por contener los ataques desde el norte, mientras que Hoth estaba estancado en Tinguta, un pueblo a 40 km al sur de "la perla del Volga".
Pero los soviéticos no estaban dispuestos a ser vencidos así fácilmente. Yo creo, que más allá de las ordenes que venían de arriba, cada soldado y ciudadano sabía que la última defensa era allí. Se me hace difícil creer que pensaran que "más allá del Volga, habría futuro".
Y esa lucha encarnizada que estaban a punto de librar, se la advirtieron a los alemanes. ¿Cómo?.
En la foto verán a tropas del 6° Ejército, transitando una carretera que lleva a los suburbios de Stalingrado. Las tropas del Ejército Rojo que se retiraron al interior de la ciudad, dejaron un peculiar mensaje a los invasores.
"¡Saludos de los soldados soviéticos!". Rezaba en el cartel que tenía este esqueleto puesto por los soviéticos (posiblemente se haya sacado de la escuela de biología).
En ese momento los alemanes lo tomaron como una buena broma.
No pasó mucho tiempo para que aquel "inocente esqueleto", resonara en las mentes alemanas y se lo tomaran en serio y, comprendieran que era un advertencia con todas las letras.
Obviamente que aquel esqueleto fue retirado cuando las tropas de Paulus se abalanzaron sobre la ciudad, pero con el correr de las semanas, fueron ellos lo que colocaron un cartel con una dura advertencia en la entrada de Stalingrado.
Esta no iba dirigida a los soviéticos sino a los propios camaradas que estaban en las inmediaciones y eran llamados a combatir allí y a los reclutas. En el cartel se podía leer: "Ingresar a Stalingrado puede ser mortal".
FUENTE:
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