“Operación Urano”, el Ejército Rojo cierra el cerco sobre Stalingrado

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El secreto en el lanzamiento de la Operación Urano fue muy importante para los soviéticos, y las precauciones que tomaron para preservarlo fueron abrumadoras en su complejidad, pero ayudaron a que finalmente tuvieran éxito. Con la “maskirovka” en funcionamiento, pues bien, el Stavka comenzó a movilizar unidades designadas para la Operación Urano hacia sus posiciones de ataque. La parte de la historia del Frente de Stalingrado de Andrei Yeriomenko (un Frente del Ejército Rojo generalmente tenía el mismo tamaño que un Ejército alemán) sería fundamental. Con 430.000 hombres, 5.800 cañones de artillería y 650 tanques, su primera tarea sería contener al 6° Ejército de Paulus e intentar impedir que cualquiera de las tropas, especialmente las tres divisiones Panzer, acudieran al rescate de los rumanos. En segundo lugar, con su 51° y 57° Ejércitos del sur, debía formar la pinza del sur y aplastar al 4° Ejército rumano de Constantin Constantinescu-Claps. En los días previos a la orden de “marcha” se embarcaron dos cuerpos mecanizados y un cuerpo de caballería en silencio a través del Volga hacia las cabezas de puente en la orilla occidental, esperando y listos para el ataque.
Hacia el norte, el Frente del Don de Rokossovski y el Frente Sudoeste de Nikolai Vatutin serían las principales fuerzas de asalto, y ciertamente eran poderosas. Vatutin, un hombre bajito y de cara regordeta con un don poco común para la guerra de tanques, tenía 400.000 hombres, 6.500 piezas de artillería (incluyendo 150 de los temidos lanzacohetes Katyusha, un arma montada en un camión que disparaba dieciséis cohetes de 132 mm), unos 730 tanques y 530 aviones. Konstantin Rokossovski tenía tres ejércitos, aunque más pequeños con casi 100.000 hombres menos que Vatutin en total, pero aun así aportando 5.300 cañones, 200 tanques y 260 aviones para la batalla.
En este orden de cosas el 19 de noviembre de 1942, no fue un día cualquiera, era el día del inicio del cambio de tornas a orillas del Volga. La “Operación Urano” marcaba el comienzo de uno de los puntos de inflexión clave de la guerra. No fue solo el momento en que los soldados del Ejército Rojo demostraron que podían montar una ofensiva sofisticada y derrotar a los alemanes, sino también la primera señal importante de que Stalin estaba preparado, por fin, para confiar en sus generales.
La “Operación Urano” se lanzó finalmente en la mañana del 19 de noviembre de 1943. Ivan Golokolenko, un soldado del Ejército Rojo que participó, recuerda el momento en que se leyó un discurso de Stalin a las tropas que se preparaban para atacar: “Había algo paternal, algo paternal al respecto. Decía: “Queridos generales y soldados, me dirijo a ustedes, mis hermanos. Hoy inicias una ofensiva y tus acciones deciden el destino del país, si sigue siendo un país independiente o perece”. Y esas palabras realmente me llegaron al corazón... Estaba a punto de llorar cuando terminó la reunión”.
La artillería y las baterías de morteros rusos concentrados cargaron a las 7.20 am, horario de Moscú, 5.20 hora alemana, al recibir la contraseña “Sirena”. El cuartel general del frente consideró un nuevo aplazamiento, debido a la mala visibilidad, pero se decidió por lo opuesto. Diez minutos más tarde, los regimientos de cañones, obuses y Katiushas recibieron la orden de prepararse para disparar. La señal fue dada por trompetas, que fueron claramente oídas por las tropas rumanas al frente.
En el 6° Ejército, el teléfono sonó otra vez. En pocas palabras el teniente Gerhard Stöck dijo al capitán Behr, que fue quien descolgó, que los toques de trompeta habían marcado el inicio de un bombardeo masivo. “Tengo la impresión de que los rumanos no podrán resistir, pero le mantendré informado”. Behr no dudó en despertar al general Schmidt esta vez. En los dos principales sectores escogidos para la ofensiva del norte, más de 3.500 cañones y morteros pesados se habían concentrado en abrir una ruta para el paso de una docena de divisiones de infantería, tres cuerpos de tanques y dos de caballería. Las primeras salvas sonaban como truenos en el aire tranquilo. Al disparar en una niebla que era impenetrable para los oficiales de observación de la vanguardia, la artillería y las baterías de Katiushas no podían ser ajustadas, pero habiendo sido colocadas unos pocos días antes, sus disparos siguieron siendo exactos.
El suelo comenzó a temblar como en un terremoto de baja intensidad. El hielo en los charcos se quebraba como si fueran viejos espejos. El bombardeo era tan intenso que, a 50 km al sur, los oficiales médicos de la 22ª División Panzer se despertaron de un profundo sueño, “porque el suelo temblaba”. No esperaron órdenes. “La situación era clara”. Alistaron sus vehículos listos para dirigirse al frente. Los soldados soviéticos en los frentes del Don y Stalingrado también escucharon el distante rugir de la artillería. La obsesión con el secreto era tan grande que no se hizo ningún anuncio hasta que el resultado de la batalla estuvo total y realmente decidido.
Después de una hora, las divisiones de fusileros soviéticas, sin el apoyo de los tanques, avanzaron. Los cañones y las baterías de Katiushas, que todavía disparaban a ciegas, ampliaron su alcance para golpear la segunda línea rumana y su artillería. La mal equipada infantería rumana, aunque sacudida por el fuerte bombardeo, se enderezó en sus trincheras y luchó con bravura. “El ataque fue rechazado”, informó un oficial alemán que estaba con la 13ª División de Infantería rumana. Un segundo asalto, esta vez con el apoyo de los tanques, también fue rechazado. Finalmente, después de otra tanda de bombardeos, los cañones soviéticos dejaron abruptamente de disparar. La niebla hacía que el silencio pareciera más profundo. Entonces, los rumanos oyeron el ruido de los motores de los tanques.
Los soldados rumanos resistieron valerosamente a varias oleadas de infantería soviética, y lograron eliminar una serie de tanques, pero careciendo de suficientes armas anticarro, estaban condenados. Varios grupos de tanques irrumpieron, luego atacaron por los flancos. Al no poder perder más tiempo con ataques de infantería, los generales soviéticos enviaron sus formaciones de blindados directamente a las líneas rumanas en masa, y las principales brechas se abrieron alrededor del mediodía. El IV Cuerpo de Tanques y el III Cuerpo de Guardias de caballería aplastaron al IV cuerpo rumano en el sector de Kletskaia, y se encaminaron al sur. Los soldados de caballería soviéticos, con los subfusiles cruzados a la espalda, iban a medio galope en sus pequeños y desgreñados ponis cosacos por el paisaje cubierto de nieve casi tan rápido como los tanques. Los T-34, con sus torretas encorvadas hacia delante encima de sus cascos, parecían igualmente impacientes por llegar al enemigo.
Media hora más tarde, a unos 50 km al oeste, el 5° Ejército de tanques del general Romanenko destruía las defensas del II Cuerpo rumano. Las anchas orugas de los T-34 trituraron las alambradas de púas y demolieron las trincheras. El VIII Cuerpo de Caballería los siguió inmediatamente. Su misión era proteger su flanco derecho y ampliar el cerco hacia el oeste…


 Operación Urano desarrollada entre el 19 y 23 de Noviembre. Como resultado produjo el embolsamiento del 6º Ejército alemán, 3º y 4º Ejército rumanos y porción del 4º Ejército Panzer en la batalla de Stalingrado. El cerco se cerró en Kalach por estos días hace 80 años un giro importante en la guerra

 Tropas soviéticas del 4° Ejército de Tanques de la pinza norte y del IV Cuerpo Mecanizado que conformaba la pinza sur, en el área de Sovietskiym


El 22 de noviembre de 1942, los IV y XXVI Cuerpos de Tanques soviéticos comenzaron a cruzar el río Don de oeste a este y continuaron su avance hacia la cercana Kalach del Don. Las fuerzas alemanas que defendían esta ciudad, en su mayor parte personal de abastecimiento y servicio, no estuvieron al tanto de la ofensiva soviética hasta el 21 de noviembre, e incluso entonces no conocían la fuerza de las fuerzas soviéticas que se acercaban a ellas. Para el 22 de noviembre, el 5° Ejército de Tanques soviético había avanzado unos 100 km hasta el río Liska, a sólo 30 km de su objetivo en Kalach, donde, en la noche del 22 al 23 de noviembre, en audaz golpe de mano, el grupo principal utilizó dos tanques alemanes capturados y un vehículo de reconocimiento para acercarse a un guardia de puente desprevenido y tomar el control de esta estructura vital en preparación para la llegada del IV y XXVI Cuerpo de Tanques. Las fuerzas soviéticas habían irrumpido en la ciudad a media mañana y habían expulsado a los defensores supervivientes, lo que permitió que el XXVI y IV Cuerpo de Tanques se enlazaran con el IV Cuerpo Mecanizado soviético que se acercaba desde el sureste.
El cerco de las fuerzas alemanas en Stalingrado se completó el 23 de noviembre, a la vez que en ese día las formaciones soviéticas continuaron luchando contra focos aislados de resistencia rumanos, como los ofrecidos por el V Cuerpo rumano del general Gheorghe Leventi. Los combates continuaron el 23 de noviembre cuando los alemanes intentaron en vano montar contraataques locales para romper el cerco. El mismo 23 de noviembre, las cinco divisiones supervivientes del 3° Ejército rumano rodeado se rindieron cerca de Raspopinskaya, y los elementos principales del IV Cuerpo de Tanques se reunieron con sus homólogos del IV Cuerpo Mecanizado del 51° Ejército del Frente de Stalingrado en el río Karpovka, justo al oeste de Sovetskiy.
Para entonces, las formaciones y unidades del Eje dentro de la reciente bolsa comenzaban a movilizarse hacia la parte este del cerco en un intento de evitar ser blanco de las formaciones de tanques soviéticos, mientras que aquellas que lograron escapar del cerco se movilizaron hacia el oeste.
"Operación Urano" había atrapado entre 200.000 y 250.000 soldados alemanes dentro de un área que se extiende unos 50 km de este a oeste y unos 40 km de norte a sur. La bolsa contenía cuatro cuerpos de infantería y un cuerpo Panzer del 4° Ejército Panzer y por supuesto al 6° Ejército alemán, así como elementos supervivientes de dos divisiones rumanas, un regimiento de infantería croata y varias unidades especializadas. El material en la bolsa incluía alrededor de 100 tanques, 2.000 piezas de artillería y morteros y 10.000 camiones. Las líneas de retirada hacia Stalingrado estaban llenas de cascos, armas y otro equipo. Los puentes supervivientes sobre el río Don estaban atascados por el tráfico mientras los soldados del Eje que huían se dirigían hacia el este. Muchos soldados heridos del Eje de los que intentaban cruzar el río a pie cayeron a través del hielo y se ahogaron. Los soldados hambrientos buscaban suministros de las aldeas rusas y los depósitos de suministros fueron saqueados. Los últimos rezagados cruzaron el Don el 24 de noviembre, y luego volaron los puentes para sellar los accesos al “Kessel” de Stalingrado.
Como apunte final mencionar el suceso tragicómico ocurrido mientras el Ejército Rojo escenificaba y filmaba, la alegre reunión de tropas durante el enlace del 4° Ejército de Tanques de la pinza norte y del IV Cuerpo Mecanizado que conformaba la pinza sur, en el área de Sovietskiym. Algunas tropas de ambas columnas del Ejército Rojo que avanzaban se habían confundido con el enemigo y habían abierto fuego, disparándose mutuamente. Varios tanques fueron destruidos y más de 100 hombres murieron en este episodio de fuego amigo antes de que se dieran cuenta de su error y cesaran el tiroteo.





FUENTES:
https://www.facebook.com/photo/?fbid=738022965015548&set=a.418790153605499
https://www.facebook.com/photo/?fbid=513884084096105&set=a.418790153605499

Historia de la Segunda Guerra Mundial


Fuentes:
“Death on the Don – The Destruction of Germany´s Allies on the Eastern Front 1941 – 1944” de Jonathan Trigg (2013)
“Moscow to Stalingrad – Decision in the East” de Earl Ziemke y Magna Bauer (1987)
Fuentes:
“Stalingrado” de Anthony Beevor

Fotografía coloreada por Faku Gastón Filipe (FgF Colourised)

























Pedro Pablo Romero Soriano PS

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