La Conferencia de Potsdam

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Winston Churchill, Harry Truman y Joseph Stalin intercambian un apretón de manos después de reunirse durante la Conferencia de Potsdam, 1945

Los "Tres Grandes" tras culminar la derrota de la Alemania nazi se reunieron en Potsdam, en las afueras de Berlín, del 17 de julio al 2 de agosto de 1945 para concretar la suerte del vencido. Pese a la victoria común sobre el Eje y la capitulación incondicional de la Wehrmacht, el Ejercito alemán, el 7 y 8 de mayo, el ambiente en la conferencia había cambiado con respecto a Teherán o Yalta, tal como habían cambiado sus protagonistas. Al lado del dictador soviético, Truman a sustituido a un presidente Roosevelt que había fallecido unos meses antes y Atlee, el líder británico laborista, sustituye a un Churchill derrotado sorprendentemente en las elecciones generales de 1945

Es el 17 de julio de 1945. En Potsdam, cerca de Berlín, en el interior del suntuoso Palacio de Cecilienhof, se reúnen los Jefes de Gobierno de los Estados Unidos, el Reino Unido y la URSS, las tres potencias de la Gran Alianza que está concluyendo la guerra victoriosa contra Japón, la única que queda entre las Fuerzas del Eje enfrentadas.
Tras las de Teherán a finales de 1943 y Yalta a principios de 1945, la tercera (y última) conferencia entre los Tres Grandes –Gran Bretaña, Estados Unidos y la URSS. del 17 de julio al 2 de agosto de 1945.
Potsdam, la antigua sede de la monarquía prusiana situada a las afueras de Berlín. A pesar de ser la primera que se celebraba en tiempos de paz en Europa, fue la menos cordial de las tres.
En solo unos meses, las relaciones entre los tres aliados habían variado sustancialmente. Comenzando por sus dirigentes.
Podríamos hablar de los orígenes de la Guerra Fría.

El Secretario de Guerra Henry Stimson inspecciona la 2ª División Blindada en Berlín, Alemania, durante la Conferencia de Potsdam. - 20 de julio de 1945
También presentes: General de División Frank Parks, General George Patton, Coronel W. H. Kyle, J. J. McCloy, H. H. Bundy, y el Secretario de Guerra Henry Stimson

Estados Unidos había cambiado de presidente (Roosevelt había fallecido, siendo sustituido por Truman). Churchill, que había empezado la conferencia, tuvo que abandonarla a los pocos días tras perder las elecciones ante el laborista Clement Attlee. El dictador soviético fue el único que mantuvo su silla, y llegó a Potsdam como un gran vencedor: con retraso, atravesando sus “conquistas” en un tren especial y escoltado en todo momento por miles de soldados del NKVD.
La desconfianza entre los líderes también había aumentado. Desde el final de la guerra, Churchill, que temía que el traslado de las tropas estadounidenses al Pacífico facilitara la expansión soviética en Europa, se había mostrado cada vez más duro con Stalin. Durante la conferencia, le acusó de implantar gobiernos comunistas en Bulgaria y Rumanía sin respetar los deseos de una parte de su población.

Al frente del grupo, Iósif Stalin y Harry Truman se encuentran en la conferencia de Potsdam en julio de 1945. El presidente estadounidense Harry Truman, el primer ministro británico Winston Churchill y el líder soviético Josef Stalin pretendían, en un acto simbólico celebrado en suelo alemán, definir el nuevo orden de paz. Se concretarían las formas de pago por reparaciones de guerra, así como los futuros fundamentos económicos. Detrás de todo ello, la cuestión era cómo tratar a un país que había causado tanto dolor al mundo; y al mismo tiempo, cómo conciliar los distintos intereses propios de cada potencia ganadora. Pero también consiguieron sentar las bases de la guerra fría, por incapaces de llegar a acuerdos en sus respectivas políticas exteriores

El líder soviético, que ciertamente acariciaba la idea de extender su influencia más allá de Alemania ,incluso hasta Italia y Francia, donde los partidos comunistas estaban experimentando un gran auge tras haber llevado el peso de la resistencia durante la guerra–, replicó que eso mismo estaban haciendo los británicos en Grecia al apoyar a los monárquicos en la guerra civil.
Truman, que había llegado a la conferencia con ánimo conciliador, intentó desmarcarse de la actitud agresiva de Churchill. Confiaba en que Stalin acabaría aceptando a miembros no comunistas en los gobiernos de Bulgaria y Rumanía, como había hecho en Polonia, y en que sus ambiciones territoriales estaban motivadas más por un propósito defensivo, por temor a un posible revanchismo germano, que ofensivo, para extender su imperio socialista.
A pesar de las tensiones, en Potsdam los aliados llegaron a importantes acuerdos, fundamentalmente con respecto al futuro de Alemania. Se aprobó el plan de las cuatro “D”: desmilitarización, desnazificación, descartelización y democratización de Alemania. Se estableció la división en cuatro zonas de Alemania y Austria, así como de sus capitales. Se acordó procesar a los "criminales de guerra" (los futuros juicios de Núremberg).
Se fijó la nueva frontera occidental de Polonia (Línea Óder-Neisse), con el consecuente reasentamiento de la población alemana. Y se decidió que las reparaciones de guerra las extrajera cada potencia de su zona de ocupación, con la excepción de la URSS, a la que, por haber sido la más castigada por la guerra, se concedió el diez por ciento de las indemnizaciones de las zonas occidentales a cambio de alimentos y materias primas, que serían suministrados desde el Este.
Por último, se firmó una declaración en la que se definieron los términos de la rendición sin condiciones de Japón.

La residencia del heredero alemán, el príncipe Guillermo de Prusia, y su esposa, la princesa Cecilia, fue también el lugar de celebración de la Conferencia de Potsdam. Cecilienhof fue el último palacio construido por la dinastía Hohenzollern, concebido para ser residencia de quien estaba destinado a ser emperador alemán en el siglo XX: el heredero del trono de Guillermo II. Fue construido según los deseos del príncipe heredero Guillermo de Prusia y amueblado según la concepción de la princesa Cecilia.
Después de que sus propietarios reales huyeran del Ejército Rojo en 1945, el servicio secreto soviético se encargó de preparar el lugar para celebrar la Conferencia de Potsdam. Durante quince días, Truman, Stalin y Churchill, quien sería reemplazado por Clement Attlee, negociaron allí la nueva ordenación de la Alemania de posguerra y de gran parte del mundo

Incluso Franco se salvó en Potsdam de la intervención externa.
Stalin fue el primero en sacar el tema. Según un informe estadounidense de la Conferencia de Potsdam, en la reunión del 19 de julio de 1945, el líder soviético preguntó a sus aliados sobre la situación de España. Stalin consideraba que el régimen de Franco había sido impuesto por Alemania e Italia, Churchill y Truman compartían su opinión sobre el régimen, pero creían que una intervención podía provocar otra guerra civil. Y temían que de ello pudiera salir un gobierno comunista. “Ya estoy harto de guerra en Europa”, zanjó Truman. “Nos alegraríamos de reconocer otro gobierno en España, pero pienso que es una cuestión que ha de resolver la propia España”. Finalmente, se llegó a un acuerdo para vetar la entrada de España en la ONU.
La Conferencia de Potsdam finalizó el 2 de agosto de 1945 con algunos acuerdos provisionales, pero fueron las posteriores reuniones de ministros de Asuntos Exteriores las que terminaron con claros fracasos en las negociaciones.
Las posiciones de los delegados soviéticos y la brecha entre las posiciones de la política exterior estadounidense y soviética, así como el entrelazamiento de múltiples factores de estrategia militar y desarrollo científico tecnológico, arrastraron al mundo hacia la Guerra Fría.
La responsabilidad recae en ambas superpotencias por no haber sabido conciliar objetivos políticos divergentes para preservar una estructura de alianza de posguerra. Es en este fracaso donde se encuentran las raíces de la Guerra Fría, derivadas en gran medida de las posturas irreconciliables de las ideologías subyacentes a los sistemas estadounidense y soviético, con posiciones e intereses geopolíticos contrapuestos.


Anexo:

Memorias de Gueorgui Zhúkov: Dwight Eisenhower

"Durante la Conferencia de Potsdam, Stalin volvió a hablar conmigo de invitar a Eisenhower a la Unión Soviética. Yo propuse invitado a la fiesta deportiva que había sido fijada para el 12 de agosto en Moscú. La proposición fue aceptada. Stalin ordenó enviar a Washington una invitación oficial, en la que se decía que durante su permanencia en Moscú Eisenhower sería huésped de Zhúkov. Eso significaba que el general Dwight Eisenhower era invitado a la Unión Soviética no como líder político estatal, sino como destacado jefe militar de la Segunda Guerra Mundial.
Como era mi huésped oficial yo debía llegar con él a Moscú y acompañado en el viaje a Leningrado y de regreso a Berlín. Con Eisenhower partieron para Moscú su suplente, el general Clay, el general Davis, el teniente John Eisenhower, hijo de Eisenhower, y el sargento L. Dry. Durante este viaje hablamos de muchas cosas. Y a mí me pareció que entonces Eisenhower fue sincero en sus juicios.
Lamentablemente, después de la contienda, cuando los generales hitlerianos supervivientes, como, por cierto, algunos conocidos jefes militares de entre nuestros aliados en la pasada conflagración, empezaron a inundar el mercado librero con memorias de guerra, tales evaluaciones objetivas de los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial dadas por Eisenhower en 1945 comenzaron a aparecer más y más raramente, mientras se hacían más frecuentes la adulteración de los hechos y las insidias. Los excesivamente celosos llegaron a decir que no había sido el Ejército Rojo el que con sus enérgicas acciones contra los alemanes contribuyó al éxito de los norteamericanos en el período de sus combates en las Ardenas, sino los norteamericanos los que salvaron o poco menos con ello al Ejército Rojo.
En la conversación con Eisenhower nos referimos también al problema de los suministros de Lend-Lease. También aquí entonces estaba todo claro. Sin embargo, en el transcurso de muchos años de posguerra la historiografía burguesa afirmó, como sigue afirmando hasta hoy, que el papel decisivo en la conquista de nuestra victoria sobre el enemigo lo desempeñaron los suministros de armamento, materiales y víveres por los aliados.
Ví la última vez a Eisenhower en Berlín, en la recepción que ofrecimos con ocasión del aniversario de la Revolución de Octubre en 1945. Después del acto oficial, invitamos a Eisenhower y su séquito para hablar con motivo de su partida a EE.UU. Donde debía ocupar el puesto de jefe del Estado Mayor General del Ejército norteamericano en sustitución del general Marshall. Durante esta última conversación hicimos un balance general de nuestra actividad en la dirección cuatripartita de Alemania. Y los dos llegamos a la deducción de que, a pesar de varias contradicciones y obstáculos, habíamos colaborado con buenos resultados en los organismos del Consejo de Control de Alemania. Dije a Eisenhower que habríamos podido alcanzar resultados bastante mayores si todas las partes hubieran cumplido los compromisos asumidos en la Conferencia de Potsdam.
Ví otra vez a Eisenhower en la Conferencia de Ginebra de los jefes de Gobierno de los EE.UU., Inglaterra, Francia y la Unión Soviética en 1955. Era ya Presidente de los EE.UU. Volvimos a entrevistarnos varias veces. Durante estas entrevistas se hablaba no sólo de los pasados días de la guerra y de la colaboración de nuestros países en el Consejo de Control para la administración de Alemania, sino también de los problemas más agudos de la coexistencia de nuestros Estados y del fortalecimiento de la paz entre los pueblos. Eisenhower hablaba ya en términos completamente distintos que en 1945. Ahora expresaba y defendía firmemente la política de los círculos imperialistas de los EE.UU."



FUENTES: 
https://www.facebook.com/photo/?fbid=550942790390234&set=a.418790153605499
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=550959067055273&set=p.550959067055273&type=3

Historia de la Segunda Guerra Mundial

Colorization; Past in Color Χρώμα στο Παρελθόν
https://www.facebook.com/photo/?fbid=599531895531323&set=a.418790153605499

Historia de la Segunda Guerra Mundial

Fuente: “Memorias y Meditaciones” Vol. 2 de Gueorgui Zhúkov

 





















Pedro Pablo Romero Soriano PS

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