Desertores aliados en París

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La presencia de tantos hombres aliados armados fuera de control militar causaba el caos en el París liberado. Un estudio legal del Ejército de EE.UU. señalaba: “Evidentemente, en ningún país liberado habría podido surgir el mercado negro sin la colaboración de personal militar estadounidense. La avaricia no es un rasgo exclusivo de los extranjeros”. Los tribunales civiles franceses eran más laxos con respecto a los ladrones del mercado negro que los tribunales militares estadounidenses. El director de los Tribunales Militares franceses acusó a los tribunales militares de su país por “indulgencia injustificada”. Para el ejército estadounidense, el problema no era tanto el castigo como encontrar a los desertores que suministraban material estadounidense al mercado negro.
Por ejemplo, una de los grupos de desertores que trabajaban en banda estaba a cargo de un sargento de paracaidistas y era sólo una de las muchas que campeaban por París en los meses posteriores a la liberación de la ciudad. La banda, compuesta por siete hombres, comprendía veteranos de la 82ª División Aerotransportada, la 2ª División Blindada y las 1ª, 3ª y 8ª Divisiones de Infantería. Como otros grupos de desertores en París, estaban “armados hasta los dientes con calibres pistolas calibre 45, fusiles y subfusiles Thompson”. Uno de los desertores que se plegó al grupo, de apellido Whitehead, siempre llevaba encima su pistola calibre 45 además de tres pequeñas pistolas de calibre más pequeño, 25, escondidas en sus bolsillos y botas. La prensa de París comparaba la vida en la ciudad con el Chicago de la Era de la Prohibición, y limitaba a la misma causa la violencia: bandas de estadounidenses. La Rama de Investigación Criminal [(IC)] del ejército tenía que lidiar con una ola de delitos para la que no estaba preparada, como señalaba:

En el periodo de once meses transcurrido desde junio de 1944 (mes del desembarco en Normandía) hasta abril de 1945, por ejemplo, los agentes de la IC manejaron un total de 7 912 casos, de los que 3 098, casi un 40 por ciento, implicaban apropiación indebida de suministros estadounidenses. La proporción de crímenes violentos (violación, asesinato, homicidio, atraco) fue aún más grande, y supone aproximadamente un 44 por ciento del tiempo de trabajo de la IC, lo que deja el 12% restante de tales crímenes a robos, asaltos, allanamientos de morada, motines y disturbios.
La revista Time informaba de que “han surgido mercadillos informales de soldados alrededor del Arco del Triunfo, la plaza Pigalle, bajo la Torre Eiffel, en bistrós, restaurantes y alrededor de jeeps detenidos en atascos de tránsito”. Los precios por los productos que proporcionaban los soldados eran exorbitantes. La Rama de Investigación Criminal informaba de que un paquete con cincuenta cartones de cigarrillos costaba alrededor de 1 000 dólares, y de que 9 kilos de café costaban 200 dólares. Los vendedores eran tanto desertores como soldados en activo, y los productos eran invariablemente de contrabando. Delatando un considerable orgullo por su audacia como gánster, Whitehead escribió que “robamos en todas las cafeterías de París, en todos los sectores excepto el nuestro, mientras los gendarmes se volvían locos”. La banda entraba en las cafeterías y exigía cajas de coñac y champán. Una vez los dueños habían cargado las cajas en los jeeps, los hombres volvían sus armas hacia ellos. Robaban el dinero a dueños y clientes por igual. Whitehead recordaba haber realizado redadas en cafeterías de modo regular durante tres meses sin interferencias de la policía.
La banda robaba en casas particulares, cuyas sábanas y radios eran "fáciles de colocar". Los beneficios obtenidos gracias al robo de gasolina, cigarrillos, coñac, champán, coches y armas estaban convirtiendo a los miembros de la banda en hombres ricos. Whitehead estimó que, en seis meses, su parte alcanzó los 100 000 dólares. Esto es, probablemente, una exageración. La “Historia de la Rama de Investigación Criminal” del Jefe de la Policía Militar del Teatro de Operaciones estimaba que “los beneficios generados por el tráfico ilegal de bienes esenciales del Ejército de EE.UU. había alcanzado casi los 200 000 dólares”. Esto era el logro de meses de robos por parte de más de 150 oficiales y soldados del 716° Batallón Ferroviario hasta su captura en noviembre de 1944. Whitehead no podía enviar a casa el dinero, porque el Ejército había dictado una “Prohibición contra la exportación e importación de divisas estadounidenses y británicas” el 23 de septiembre de 1944.



FUENTES:
https://www.facebook.com/photo/?fbid=571521081665738&set=pb.100064235526662.-2207520000.
Historia de la Segunda Guerra Mundial
Fuente: “Desertores – Una Historia Silenciada de la Segunda Guerra Mundial” de Charles Glass (2014) 


 


























Pedro Pablo Romero Soriano PS

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