Estamos acostumbrados a ver las imponentes columnas del Ejército alemán formadas por una gran cantidad de tanques, vehículos blindados, transportes de tropas y camiones, pero gran parte del transporte pesado lo llevaron a cabo los caballos.
La caballería fue una de las armas por excelencia tanto en la Antigüedad, el Medievo y la Edad Moderna. A pesar de su decadencia frente a la tecnología tras la experiencia de la Primera Guerra Mundial, el Ejército alemán continuaría apostando por esta disciplina en la Segunda Guerra Mundial.
Uno de los sucesos más increíbles de la caballería alemana durante la Segunda Guerra Mundial tendría lugar el 23 de Septiembre de 1939 cuando una agrupación de jinetes se encontró a las afueras de Kasnobord con el 25º Regimiento de Caballería Polaco de Ulanos. Nada más divisarse ambas formaciones y como si de un enfrentamiento de la Antigüedad se tratase, los dos bandos cargaron con sus caballos al galope y chocaron entre sí. El combate que se desarrolló a continuación fue de alta intensidad, con la diferencia de que los polacos iban armados con lanzas largas a diferencia de las espadas cortas de los alemanes, por lo que poco a poco los ulanos comenzaron a imponerse. Solamente la llegada en última instancia de jinetes alemanes con ametralladoras evitó el descalabro y revirtió la situación hacia el lado germano que finalmente obtuvo la victoria.
Aquel suceso que sería conocido como la Batalla de Krasnobord, constituyó el último enfrentamiento con lanzas en la Historia de Europa.
El Ejército alemán inicio la Segunda Guerra Mundial con 514.000 caballos, llegando a emplear en total, 2,75 millones de caballos y mulas; con un promedio de 1,1 millones en uso al mismo tiempo la mayor parte para tarea de suministro. Tras las reformas realizadas a finales de los años 30 la caballería tradicional quedó reducida a una sola brigada, aunque durante la invasión de Rusia se crearon nuevas unidades de caballería especialmente para la lucha partisana ascendiendo hasta seis divisiones de caballería y dos HQ cuerpo. Además las Waffen SS disponían de unidades paramilitares de caballos (23 regimientos de caballería en 1941) vinculadas a las antiguas unidades policiales y una división de las Waffen SS, SS-Kavallerie-Brigade. Todas las tropas de caballería regulares sirvieron en el Frente Oriental y los Balcanes y algunos batallones de cosacos sirvieron en el Frente Occidental.
Mientras que en el pasado la Wehrmacht fue percibida como un monstruo mecanizado blindado, el péndulo se ha movido en la dirección completamente opuesta y el Heer (Ejército de tierra alemán) es ahora ridiculizado como "dependiente de los caballos" y "arrastrado a caballo". La Wehrmacht tenía una logística de caballos.
Ahora la verdad está como siempre en un punto intermedio, especialmente en el Frente Oriental. De hecho, los alemanes usaban un número significativo de caballos, pero también tenían un número considerable de vehículos motorizados. En 1941 durante Barbarroja, una división estándar de infantería alemana de primera ola (para blindados y motorizados los números eran obviamente más altos) poseía 516 camiones y 273 transportes más ligeros.
Por supuesto que eso no está a la altura de los estándares estadounidenses y británicos, que eran los únicos beligerantes de la Segunda Guerra Mundial que podían permitirse el lujo de incluso contemplar la posibilidad de desplegar ejércitos totalmente motorizados. Todos los demás no tenían la capacidad industrial para dedicar su producción en camiones y transportes. Después de todo, tú también necesitas algo para disparar. Por mucho que sean útiles, los camiones por sí solos no luchan guerras por ti.
Una división de infantería estadounidense de 1942 podía contar con 2.012 vehículos totalmente motorizados, mientras que sus homólogos británicos contaban con 2.158 (excluyendo los transportes blindados de personal).
Según estos altos estándares, los alemanes eran realmente dependientes de los caballos, con solo el 1/3 del parque motorizado respecto de una división de los aliados occidentales. Pero no importó.
Afortunadamente para los alemanes y desafortunadamente para el resto del mundo, los alemanes no luchaban contra las grandes divisiones occidentales. No, estaban luchando contra los soviéticos y como dice una famosa frase, en el país de los ciegos, el tuerto es el rey.
Los alemanes tenían un parque automovilístico limitado, pero aún así en relación a los soviéticos tenían mucho más. El Ejército Rojo desplegó varias divisiones y sobre el papel una división de rifles soviética aparentemente poseía 585 camiones autorizados y 22 transportes ligeros.
Pero como se ha dicho, eso sólo estaba en el papel. Ninguna división soviética estaba preparada en vísperas de Barbarroja con toda su fuerza. La mayoría carecía de equipo crítico, y los transportes solían ser el número 1 de esa lista.
La mayoría del Ejército Rojo no tenía motor y estaba tirado por caballos, ni siquiera se acercaba al relativo grado de motorización que disfrutaba la Wehrmacht.
En comparación con ellos, incluso una división de infantería alemana normal era "móvil" y podía dar fácilmente vueltas a su alrededor cualquier día de la semana debido a una movilidad y logística muy superiores. O para resumir, el efecto fue menor ya que los soviéticos tenían su propio problema de transporte, que era aún más grave.
Cuando el 10 de Mayo de 1940 el Ejército alemán invadió Europa Occidental, la caballería alemana cruzó desde distintas vertientes geográficas las fronteras de Holanda, Bélgica y Luxemburgo. Sería precisamente en los Países Bajos donde los jinetes se curtieron de gloria debido a que con sus caballos pudieron sortear con facilidad los canales y ríos de poco caudal, además de superar los cauces más profundos montando a los animales en botes o incluso nadando con la fuerza de sus extremidades hacia las orillas contrarias.
Al invadir Alemania la Unión Soviética durante la «Operación Barbarroja» el 22 de Junio de 1941, un total de 85 escuadrones de la caballería alemana irrumpieron en Bielorrúsia y Ucrania. Gracias a estos jinetes y sus monturas, el Ejército alemán consiguió apoderarse de la zona de Pripet (un área imposible de cruzar con vehículos a motor por culpa de sus bosques, marismas y pantanos que se extendían a lo largo de un recorriendo estimado entre los 150 y 350 kilómetros).
La Batalla de Moscú que comenzó con la «Operación Tifón» se desarrolló con excelentes resultados para la caballería alemana porque al ser el único grupo móvil que podía moverse sobre el barro y la nieve, su contribución fue decisiva para el cierre y posterior aniquilación de la bolsa de Bryansk.
Tras la derrota en la Batalla de Stalingrado a inicios de 1943, la caballería del Ejército alemán volvió a ganar protagonismo en el Frente Oriental ante la perspectiva de un nuevo tipo de guerra móvil y anti-partisana muy propicia para las unidades montadas. Así nació el Regimiento de Caballería «Mitte» (Kavallerie-Regiment Mitte) al mando del general Georg Von Boeselager que incluyó cuatro escuadrones de jinetes y auxiliares del Escuadrón de Caballería Cosaco compuesto por 350 voluntarios anti-comunistas.
Los buenos resultados cosechados por el Regimiento de Caballería «Mitte» llevaron al Alto Mando alemán (OKW) a crear de forma paralela el Regimiento de Caballería «Norte» (Kavallerie-Regiment Nord) y el Regimiento de Caballería «Sur» (Kavallerie-Regiment Süd), los cuales se organizaron en dos escuadrones y otros grupos complementarios de ametralladoras y morteros.
A partir de los éxitos de las formaciones ecuestres del Ejército alemán en el Frente Oriental y Yugoslavia, se decidió ampliar las plantillas con la creación de las 3ª y 4ª Brigadas de Caballería. Fue entonces cuando el propio Adolf Hitler, satisfecho por el rendimiento de sus jinetes y monturas, ordenó agrupar a todas las unidades existentes.
El I Cuerpo de Caballería fue objeto de la embestida del Ejército Rojo contra Bielorrusia durante la «Operación Bagration» en Junio de 1944 que terminó con la destrucción del Grupo de Ejércitos Centro, aunque gracias al apoyo prestado por la 4ª Brigada de Caballería entre Sluzk y Baranowitschi se consiguió que un gran número de tropas alemanas pudieran escapar del embolsamiento.
A continuación y durante el verano de 1944, el I Cuerpo de Caballería resistió a los soviéticos en la orilla occidental del Río Narew sobre Polonia; y posteriormente combatió en Hungría, tomando parte en la ofensiva del Lago Balatón de Marzo de 1944, donde los escuadrones ecuestres sufrieron unas bajas enormes frente a los tanques soviéticos. Finalmente y tras emprender la retirada hacia el oeste, el I Cuerpo de Caballería se rindió en Austria al Ejército británico el 8 de Mayo de 1945.
La caballería alemana en la Segunda Guerra Mundial demostró ser todavía un arma especial e indispensable de este conflicto. A pesar de que sus acciones fueron menores en comparación a otras épocas, tanto su impecable papel como el viejo honor caballeresco se mantuvieron intactos.
FUENTES:
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Historia de la Segunda Guerra Mundial
Fuentes;
-Redacción Serga, Kavallerie der Wehrmacht, Jinetes Alemanes en la Segunda Guerra Mundial (2ª Parte), Revista Serga Nº70
Pedro Pablo Romero Soriano PS


